África
Golpe de Estado en Níger: el general Tchiani se proclama líder
El jefe de la Guardia Presidencial es nombrado como líder de la junta militar de Níger
Dos días después del inicio del golpe de Estado, el general Abdourahmane Tchiani se autoproclamó este viernes nuevo líder del consejo de transición de Níger, lo que interrumpe definitivamente el proceso democrático, el primero en la historia del país africano, en curso.
En una intervención televisada, el general ‘Omar’ Tchiani justificó hoy el golpe en razón de los numerosos problemas que aquejan al país, desde la inseguridad a la corrupción pasando por las dificultades económicas, para erigirse en líder del Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CLSP), la junta de transición militar.
Asimismo, el general golpista criticó en su alocución ante las cámaras la falta de cooperación del Gobierno derrocado con las juntas militares de Mali y Burkina Faso, ambas abiertamente hostiles a Occidente y en la órbita rusa gracias al grupo de mercenarios Wagner, en la lucha contra los grupos armados yihadistas, a la cabeza Al Qaeda y el Estado Islámcio, en el Sahel. Los golpistas han decretado ya el cierre de las fronteras y conexiones aéreas del país y liquidado todas las instituciones civiles, incluida la prohibición de los partidos políticos. El jueves el golpe de Estado recibió el apoyo decisivo del Estado Mayor de las fuerzas armadas nigerinas.
Tchiani, de 62 años, permanecía al frente de la guardia presidencial desde 2011. Fue elevado al rango de general en 2018 por el entonces presidente Mahamadou Issoufou. En 2015 se le relacionó con el intento de golpe de Estado contra el ex presidente, aunque el nuevo hombre fuerte de Níger negaría su participación en la trama ante un tribunal.
Entretanto, el depuesto presidente Mohamed Bazoum permanece retenido por miembros de su guardia en Niamey, y, según las últimas informaciones, en buen estado. Bazoum había alcanzado la presidencia en la segunda vuelta de las presidenciales de febrero de 2021.
Era el primer líder elegido democráticamente desde la independencia de Níger en 1960 y un estrecho colaborador de las autoridades occidentales en la lucha contra el terrorismo yihadista en la región. No en vano, Francia, que mantiene unos 1.500 soldados en el país, había convertido Níger en su base de operaciones saheliana a raíz de los golpes en Mali y Burkina Faso en 2021 y 2022. En Níger hay además tropas de Estados Unidos –también por encima del millar de efectivos- e Italia, y una misión militar de la UE.
El golpe de Estado ha recibido la unánime condena de instituciones internacionales como la Unión Africana, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), la Unión Europea y Naciones Unidas. Desde Papúa Nueva Guinea, el presidente francés Emmanuel Macron afirmaba que “este golpe de Estado es perfectamente ilegítimo y profundamente peligroso para los nigerinos, para Níger y para toda la región” y se negaba a reconocer a otra autoridad que al presidente Bazoum.
Además, en un comunicado, el Ministerio francés de Exteriores reiteraba “en los términos más duros la clara exigencia de la comunidad internacional de una restauración inmediata del orden constitucional y del poder civil democráticamente elegido”. Los golpistas acusan a Francia de haber violado su decisión de cerrar las fronteras del país. Y de la preocupación occidental a la satisfacción rusa, como se desprende de las declaraciones ayer del líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, que saludó el golpe como “una liberación” de los “colonizadores” occidentales.
La triunfante asonada en Níger es una más en una ola de golpes de Estado que se suceden en los últimos años en la región del África occidental y saheliana, que incluyen a Mali, Guinea y Burkina Faso. También Mauritania y Chad están gobernados por hombres de uniforme.
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