Níger

Los golpistas en Níger se afianzan en el poder ante la inacción de la CEDEAO

Tras comprobarse que la intervención militar liderada por Nigeria no ocurrirá en un futuro cercano, los militares comienzan en Niamey la creación de un nuevo Gobierno

La junta militar en Níger juega sobre terreno elevado. Tras superar la tensión reinante en la última semana, habiendo comprobado que la CEDEAO no cumplirá (por el momento) su amenaza de intervenir militarmente en el país, respiran hondo y organizan su estrategia para asentarse en el poder. Atraen al pueblo nigerino hacia sí y plantan cara a quienquiera que no comparta sus intenciones. Se suceden los discursos. El populismo se instaura así en Níger de forma paulatina, de la mano de un militarismo confundido con el panafricanismo barato que ya contaminó a las vecinas Mali y Burkina Faso.

La posición de los militares en Níger se refuerza cada día que permanecen en el poder. Pese a que la CEDEAO ya ha confirmado que no optará por la vía militar, al menos por el momento, y habiéndose prolongado la duración del diálogo, la junta nigerina anuncia cada pocas horas nuevos acontecimientos sin fundamento y que hacen temer una invasión inminente. Un alarmismo extendido gracias a las redes sociales y los discursos intermitentes del general Tchiani, que todavía no ha querido reunirse con ninguna de las delegaciones que acudieron a Niamey en la última semana.

A los rumores difundidos en redes de que cientos de soldados nigerianos se habían desplazado a la frontera con Níger, se sumaron las declaraciones de Tchiani donde aseguraba que dos naciones africanas estaban ultimando los preparativos para un ataque. El ejército nigerino ha reforzado además sus controles fronterizos y transportado fuerzas de élite a Niamey, supuestamente para proteger el palacio presidencial y el aeropuerto de un eventual ataque relámpago. El espacio aéreo permanece cerrado desde el pasado domingo.

Corrupción y manipulación

El discurso escogido por los militares es sencillo pero efectivo en una población machacada por la miseria y agotada tras años de guerra contra el yihadismo: los golpistas de Níger, como los golpistas de Mali y de Burkina Faso, se autoproclaman los nuevos líderes del panafricanismo y firmes detractores de Occidente en pro del desarrollo africano. Por ejemplo, si Francia corta a Burkina Faso la ayuda al desarrollo (tal y como se anunció este lunes), el capitán Ibrahim Traoré responde que “llevamos 63 años recibiendo ayuda francesa pero nuestro país aún no se ha desarrollado, así que cortarla no nos matará, sino que nos motivará para trabajar y confiar en nosotros mismos”. Y los burkineses, malienses y nigerinos, sedientos de nación, olvidan por un momento la economía que les ahoga y vitorean al líder, confundiéndole en su ceguera con el fantasma de Thomas Sankara.

Poco importa que una auditoría realizada en 2020 por varias ONG de Níger estimara que 115 millones de euros habían sido desviados a los bolsillos de los militares nigerinos entre 2017 y 2019. El discurso es lo único que importa. Plantar cara a Occidente. Y sería esta necesidad de aparentar un enfrentamiento contra Occidente lo explicaría por qué les fue denegada la entrada al país a las delegaciones enviadas a Níger este martes por Naciones Unidas, la CEDEAO y la Unión Africana. El CNSP justificó su decisión mediante un comunicado donde recordaba la clausura de su espacio aéreo, considerando inviable la aprobación de “un vuelo especial” que permitiera a dichas delegaciones acceder a Niamey por vía aérea. Además, afirmaba que “el contexto actual y de malestar ciudadano tras las sanciones impuestas por la CEDEAO no permiten garantizar la seguridad de la delegación”.

El engaño es fundamental en las primeras etapas de un gobierno autocrático. Mientras los sucesivos comunicados de la junta militar anuncian a su pueblo que la invasión es inminente, aun cuando la CEDEAO ya ha confirmado que la opción militar queda apartada por el momento, los mismos golpistas rehúyen cualquier oportunidad de negociación posible. Es evidente que este nuevo gobierno necesita crear un enemigo: la CEDEAO, una extensión de Occidente. Necesita mantener a su pueblo bajo una presión constante y recordarles una amenaza hasta que la población nigerina, razonablemente asustada, dependa de los militares en el punto suficiente para mantenerles en el poder. Convencerles de que un régimen militar es un sinónimo de libertad.

A su favor juega la opinión de un número creciente de africanos que consideran la democracia como una forma de gobierno impuesta por Europa. Numerosos sujetos entrevistados por este periodista en África Occidental señalaban que el sistema político tradicional africano se ve entorpecido por los procesos democráticos que instauran en el poder a figuras políticas corruptas o colaboradoras del neocolonialismo. Un periodista marfileño llegó incluso a opinar que “los golpes de Estado no dejan de ser una réplica de lo que sucede en un pueblo o en un reino cuando la gente no está contenta con su jefe. Se le quita y se pone a otro, esperando que el nuevo jefe gobierne hasta que muera y le suceda lugeo un familiar”.

No son pocos ciudadanos en los países más necesitados que consideran que la mejor manera de salir de la miseria pasa por “una dictadura temporal” o “una revolución”, y este tipo de ideas conceden alas a los gobiernos militares que se extienden por la región. Si la democracia no es sino una extensión del cáncer europeo, acabar con ella podría incluso llegar a ser motivo de celebración para aquellos que confunden todo lo europeo con un enemigo a batir.

Los golpistas se asientan en el poder y forman nuevo gobierno. Así se supo el lunes que el economista Ali Mahaman Lamine Zeine será el Primer Ministro del general Abdourahamane Tchiani, donde otro militar ocupará el puesto de la vicepresidencia. Se afianzan los usurpadores mediante engaños, rumores y nuevos nombramientos. Cada paso que avanzan pertenece a un manual que ya siguieron decenas de golpistas con anterioridad.

El Consejo de Resistencia por la República

La velocidad del procedimiento es además fundamental para su cumplimiento. Esto se debería esencialmente a los apoyos de los que goza el presidente Bazoum, que todavía se encuentra prisionero de los golpistas tras haberse negado a firmar su dimisión. En la tarde del martes se hizo público un comunicado donde el exministro y exlíder rebelde Rhissa Ag Boula garantizaba su apoyo a Bazoum mediante la creación de un Consejo de Resistencia por la República (CRR), a la vez que convenía en “la necesidad de movilizar a todos los demócratas sinceros con el fin de poner término a este funesto proyecto de establecer en África y actualmente en Níger un modelo de gobierno desprovisto de toda democracia y de toda libertad”. Ag Boula, que participó en las rebeliones tuareg en años anteriores, garantizó que el CRR pondría “todos los medios a su disposición” para encumbrar este fin.

La posibilidad de un conflicto civil en Níger que enfrente a demócratas y golpistas aparece así en el horizonte, haciendo temer una situación similar a la ocurrida en Sudán desde el golpe de Estado del pasado mes de abril. Los golpistas cierran fronteras, generan pánico, movilizan tropas, acallan a sus detractores y niegan el diálogo en nombre de una libertad de difícil descripción. Se asientan en el poder. Mientras tanto, la CEDEAO anunció el martes la imposición de nuevas sanciones y el jueves se reunirá para idear nuevas medidas que pongan freno a la deriva de Níger.