Crisis en Egipto
Gritos contra EE UU en las protestas de los dos bandos
EL CAIRO- El sentimiento antiestadounidense es cada vez más exacerbado tanto en el bando leal al presidente depuesto Mursi como entre los partidarios del golpe. En las manifestaciones de ambos bandos celebradas ayer se pudo ver reflejado este rechazo con pancartas y gritos de odio contra Washington. Después de que el Ejército egipcio apartara al islamista del poder el pasado miércoles, EE UU ha mantenido una actitud de cautela y ha evitado pronunciar la polémica palabra «golpe de Estado», lo cual ha causado la ira de los Hermanos Musulmanes, y el florecimiento de todo tipo de teorías conspirativas, pasatiempo popular en las calles y la prensa egipcia. La Hermandad –que en el poder había mantenido buenas relaciones con la Administración Obama, ya que habían necesitado su fundamental bendición– ha lanzado ataques feroces contra el Gobierno estadounidense por permitir el golpe antidemocrático. El grupo asegura que lo que está pasando en Egipto es una conspiración del Ejército, en colaboración con Estados Unidos e incluso Israel. Este fin de semana aseguró incluso que la elección de El Baradei como primer ministro interino (luego desmentida) era un dictado de Washington. Sin duda, es difícil imaginar que el Ejército egipcio –que recibe más de mil millones de dólares de EE UU en ayuda militar cada año– haya dado este paso sin el visto bueno de Washington, pero en el resto del bando anti Mursi se sienten traicionados: los liberales consideran que Obama se alinea todavía con los Hermanos Musulmanes y acusan a los medios estadounidenses, en especial a la cadena CNN, de ofrecer una cobertura sesgada de los acontecimientos. Por ello, la Casa Blanca se vio obligada este fin de semana a negar las acusaciones lanzadas por ambos bandos. «EE UU niega categóricamente las falsas informaciones (...) de que estamos trabajando con partidos políticos concretos o dictando cómo debe realizarse la transición en Egipto», reza un comunicado. Egipto es un aliado estratégico de Washington en Oriente Medio, pero esta crisis pone de nuevo sobre la mesa la posibilidad de la retirada de la ayuda militar, tal y como está previsto en el caso de un «golpe de Estado». Por el momento, parece poco probable que eso ocurra, al igual que jamás fue retirada esa ayuda por el abuso de los derechos humanos y libertades durante la dictadura de Mubarak y desde la revolución de 2011.
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