
Groenlandia
Los groenlandeses se movilizan en unas elecciones marcadas por las amenazas de Trump
El resultado electoral marcará las futuras relaciones entre la isla ártica y Dinamarca en pleno debate sobre la independencia
Groenlandia celebró este martes unas elecciones legislativas que podrían deparar un calendario para la independencia del territorio autónomo danés codiciado por Donald Trump. El presidente de EE UU, decidido a hacerse con la inmensa isla ártica «de una forma u otra», intentó hasta el último minuto influir en la elección, provocando asombro, rechazo y, en pequeña medida, entusiasmo entre los 57.000 groenlandeses.
«Nuestro país está en el ojo de la tormenta», declaró el primer ministro saliente, Mute Egede, líder del partido verde de izquierda Inuit Ataqatigiit (IA) al inicio de una jornada electoral marcada por la alta participación. «Ha sido una campaña en la que han pesado las tensiones geopolíticas y la presión que hay sobre Groenlandia. Son unas elecciones decisivas», dijo a la televisión pública danesa DR.
El único sondeo -difundido a principios de febrero, antes de la convocatoria de comicios, y con un 30% de indecisos- apunta a un triunfo del IA, con el 31%, por delante del partido socialdemócrata Siumut, con el 21,9%, ambos representantes del independentismo moderado. El liberal Demokraatit, que también habla de construir primero una base sólida y avanzar hacia una independencia sin fecha fija, duplicaría sus votos y sería la tercera fuerza con el 18,8%.
El independentismo más radical, representado por el partido Naleraq, subiría cuatro puntos, para quedarse con el 16%, según el mencionado sondeo.
De confirmarse ese pronóstico, el IA y el Siumut podrían repetir coalición de Gobierno, como en los últimos tres años, a pesar de experimentar ambos una pérdida de apoyos entre el electorado.
Los colegios electorales estuvieron abiertos entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde, si bien en la capital, Nuuk, el cierre tuvo que retrasarse una hora debido a las largas colas de votantes que esperaban en la calle.
La campaña electoral para las elecciones para elegir los 31 escaños del Parlamento («Inatsisartut») estuvieron marcados principalmente por un debate sobre la atención médica, la educación y los futuros vínculos con Dinamarca, que aún controla la política exterior, de defensa y monetaria de la isla.
Los habitantes de Groenlandia, de los cuales casi el 90% son inuits, aseguran que están cansados de ser tratados como ciudadanos de segunda clase por su antigua potencia colonial. De ahí que los principales partidos están a favor de la independencia, pero no están de acuerdo en el ritmo.
El resultado electoral definirá el equilibrio de poder entre los que quieren una independencia rápida –como el nacionalista Naleraq, el principal grupo de la oposición– y los que prefieren esperar hasta que la isla sea financieramente independiente, como los dos partidos que forman la coalición saliente, el izquierdista-verde Inuit Ataqatigiit y el socialdemócrata Siumut. La isla, cubierta en un 80% por hielo, depende de su sector pesquero, que representa casi la totalidad de sus exportaciones, y de subsidios daneses.
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