Geopolítica

El Grupo Wagner secuestra la democracia en República Centroafricana

Con la votación del próximo referéndum constitucional en RCA, la influencia del Grupo Wagner y sus filiales repunta en el país africano en detrimento de los derechos humanos

Un mural del grupo de mercenarios rusos Wagner en una calle de Belgrado
Un mural del grupo de mercenarios rusos Wagner en una calle de BelgradoDarko VojinovicAgencia AP

¿A quién le importa lo que ocurra en República Centroafricana? ¿Cuántos europeos sabrían ubicar esta nación del tamaño de Ucrania y con una población similar a la de Finlandia? Pero República Centroafricana (RCA) importa. Importa porque sus exportaciones se basan en el oro, los diamantes y la madera, tres bienes codiciados desde que el hombre tiene memoria. Importa porque Naciones Unidas cuenta con una misión permanente de cascos azules en el país desde 2014, igual que su tierra roja la han pisado en la última década militares franceses, ruandeses, sudafricanos y, más recientemente, los archiconocidos mercenarios del Grupo Wagner. Importa porque la influencia de Rusia en el continente africano mantiene uno de sus mejores ejemplos en esta nación asolada por la violencia desde el repunte de la inestabilidad en 2013.

Pero las cosas en África funcionan diferentes a Europa. Por ejemplo, un vistazo a la capital centroafricana en enero de 2020 habría mostrado a militares ruandeses y wagneritas combatiendo codo con codo con los cascos azules para defender al gobierno de Faustin-Archange Touadéra del ejército rebelde que pretende derrocarle desde su investidura en 2016. Los enemigos se vuelven amigos dentro de su chorreante humedad. Y los enemigos vuelven a serlo, pronto. Tras esta excepción donde Naciones Unidas y los representantes de Rusia en África aunaron fuerzas por un objetivo común, regresaron las preocupaciones en lo que respecta a la influencia del Kremlin en una nación codiciada por su posición estratégica y por sus materias primas. Preocupaciones que hoy se multiplican con la votación del referéndum constitucional que tendrá lugar el próximo 30 de julio.

Un referéndum contrario a la democracia

Un referéndum que Naciones Unidas ha calificado como “un riesgo para los derechos humanos” de la población del país. Yao Agbetse, experto de la ONU en los derechos humanos de República Centroafricana, insistió recientemente que aquellos que no concuerden con el referéndum “deben contar con los medios y espacios para mostrar su desacuerdo y ofrecer alternativas”, algo que no parece estar ocurriendo. Porque los cambios que pretende el presidente Touadéra en la Constitución centroafricana son contundentes, algunos dirían que son incluso contrarios al desarrollo democrático de una nación.

Las reformas implicarían aumentar los mandatos presidenciales de cinco años a siete. Que el presidente del Gobierno pueda presentarse a un número indeterminado de elecciones, cuando la Constitución actual especifica un máximo de dos mandatos por cada candidato y después de que el Tribunal Supremo invalidara en septiembre de 2022 la petición impuesta por Touadéra de presentarse a un tercer mandato. También se suprimiría el Senado, dejando al país con una sola cámara legislativa representada en el Congreso.

A sabiendas de que Touadéra ha trabajado en los últimos años para asfixiar a la sociedad civil centroafricana (ilegalizando partidos de la oposición, retirando licencias a periodistas y medios de comunicación, amenazando a diversas organizaciones haciendo uso de las fuerzas de seguridad), y conociendo su estrecha relación con el Grupo Wagner y Moscú, las propuestas que expone este referéndum no hacen sino mostrar la deriva autoritaria en la que parece sumirse la República Centroafricana. Una realidad advertida desde hace años y que muestra de primera mano la colaboración de Rusia a la hora de crear regímenes contrarios a los derechos humanos.

El Grupo Wagner, rey y señor de RCA

El Grupo Wagner es un actor crucial en los planes de Touadéra. Pese a que el presidente todavía insiste en que los mercenarios han sido contratados exclusivamente en calidad de “instructores”, la evidencia es abrumadora en lo que respecta a su participación en operaciones contra los rebeldes. No fue sólo la defensa de la capital en 2020. También se han recogido múltiples pruebas que señalan a los wagneritas como causantes de una retahíla de crímenes de guerra.

Entre estos, se contaría la masacre de Aigbado, donde mercenarios Wagner dispararon de forma indiscriminada contra la muchedumbre y prendieron fuego a diversas viviendas, acabando así con la vida de 65 civiles. O los asesinatos de Bongboto (República Centroafricana), cuando 13 hombres desarmados fueron ejecutados por mercenarios Wagner con un disparo en la nuca y arrojados a la cuneta de una carretera. Un informe de la ONU publicado en marzo de 2021 especificaba que “entre las violaciones se encuentran informes de ejecuciones sumarias masivas, detenciones arbitrarias, tortura durante los interrogatorios, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado de la población civil, ataques indiscriminados a instalaciones civiles, violaciones del derecho a la salud y ataques crecientes contra actores humanitarios”.

Wagner es también un agente indispensable para Touadéra en lo que respecta a los medios de propaganda que le mantienen en el poder. Desde 2017 existen diversos informes que vinculan a Prigozhin y a la Agencia de Investigación de Internet (una conocida “granja de trolls” rusa) con sucesivas campañas de propaganda y desinformación realizadas en República Centroafricana. Varias cuentas vinculadas a la Agencia de Investigación de Internet en RCA (pero también en Mozambique, Libia, Sudán y Madagascar, entre otras naciones africanas) llegaron a ser eliminadas por Facebook en octubre de 2019 por compartir información falsa.

Algunas de estas campañas de desinformación son toscas: basta con crear una página en Facebook o un blog que se limite a compartir contenido exclusivamente negativo en lo que respecta a Occidente y exclusivamente positivo en lo que respecta a Rusia. Sin embargo, la desinformación se complejiza cuanto más se profundiza en ella. Se tienen informes de blogueros y periodistas pagados por Moscú para difundir noticias positivas sobre Rusia y Touadéra anunció en 2021 que el aprendizaje del idioma ruso se convertiría a partir de ese año en una asignatura obligatoria en las universidades del país. Y tal y como ocurre en Mali, las banderas rusas ondean casi en cada esquina de la capital.

El Africa Centre for Strategic Studies mantienw registros de una multitud de acciones rusas en el país. Rusia participó activamente en la reelección de Touadéra en 2020. Rusia ha mostrado su apoyo en el intento de Touadéra de permanecer en el poder por un tercer mandato. Los rusos desempeñan tareas de asesoría en materias de seguridad nacional y como supervisores en el Ministerio de Finanzas y Aduanas. Wagner ha estado directamente involucrado en la recaudación de impuestos aduaneros. El ministro de Relaciones Exteriores, el Primer Ministro y altos funcionarios judiciales de la República Centroafricana han sido obligados a dimitir tras protestar por la pérdida de soberanía de la República Centroafricana ante Rusia. Wagner ha amenazado al personal de MINUSCA, bloqueado las patrullas de MINUSCA e incautó suministros de MINUSCA que ingresaban al país. La desinformación rusa ha atacado a opositores de Touadéra. Las organizaciones políticas rusas han difundido resultados de encuestas falsos para mostrar un amplio apoyo popular a Touadéra. Suma y sigue.

Otro ejemplo que destacar sería la película Tourist, estrenada en 2021 bajo la dirección del cineasta ruso Andrey Batov y producida por una de las sucursales de Prigozhin en África. El filme, que narra las aventuras y desventuras de los mercenarios Wagner en su lucha contra los rebeldes centroafricanos, deja caer una frase contundente en un momento de la trama: “los americanos luchan por la democracia pero nosotros [los rusos] luchamos por la justicia”.

Naciones Unidas y organizaciones dedicadas a los derechos humanos han mostrado su preocupación por que Wagner participe en materias de seguridad el próximo 30 de julio, aduciendo que se trata de un tipo de injerencia que coartará a los votantes a la hora de decidir sobre las reformas en la Constitución. Otra vez, los mercenarios rusos copan titulares en lo que respecta al continente africano, mientras que la gigantesca campaña de propaganda que les respalda (orquestada igualmente por Prigozhin) se convierte en una sombra apenas tenida en cuenta. Las 187.000 hectáreas de bosque cedidas a Wagner para la tala de madera y la producción de cacao, igual que las extracciones de oro en el sur del país y que luego son llevadas a Rusia desde el puerto de Duala (Camerún) apenas se susurran.

Los árboles no dejan ver el bosque. Y mientras el Kremlin distrae a Occidente y a la población centroafricana con una cifra que ronda los 1.000 o 2.000 efectivos mercenarios, las banderas rusas ondean en Bangui y las arcas de Moscú se llenan de oro y diamantes para sostener a un debilitado rublo que busca combatir las sanciones europeas por cualquier medio a su alcance.