Defensa
La guerra de Ucrania podría ser clave para defender Taiwán de un ataque chino
Taiwán observa con atención la guerra de Ucrania y ve en los drones una pieza clave para su propia estrategia de defensa ante China
Taiwán está analizando con detalle la experiencia militar de Ucrania. En la isla, situada a unos 180 kilómetros de la costa continental china, se pone el foco en la guerra de drones como una estrategia clave para su defensa ante una posible agresión de Pekín.
La resistencia ucraniana frente a un adversario militar de mayor tamaño ha elevado la moral en Taiwán. Tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán, hubo pesimismo en la isla, pero la respuesta de Ucrania generó consenso sobre la posibilidad de prevalecer.
El contexto geopolítico es de tensión creciente. Pekín considera Taiwán una provincia renegada y ha advertido a Washington contra su uso como baza. Estados Unidos, por su parte, califica la amenaza china de amenaza real y podría ser inminente.
Drones: la clave de la guerra asimétrica
Según Chen Kuan-ting, legislador taiwanés y cofundador de la Asociación Parlamentaria de Amistad Taiwán-Ucrania, la isla debe aprender de Ucrania para responder a preguntas sobre logística y toma de decisiones en combate.
Una lección de calado es el uso de drones más baratos para contrarrestar la primera línea de ataque convencional. Esto permite una defensa más ágil y menos dependiente de equipos costosos y de gran tamaño.
Sin embargo, China también ha estado trabajando en guerra asimétrica desde hace una década. Pekín produce miles, si no millones, de drones de diversos tipos (aéreos, submarinos) cada año.
La diferencia con Ucrania radica en la geografía. Taiwán está separada por mar, lo que implicaría un ataque anfibio por parte de China. La isla necesita capacidad y cantidad de drones para contrarrestar este tipo de operación.
Taiwán se ha fijado un objetivo ambicioso de producción doméstica: fabricar 15.000 drones nacionales al mes para 2028. Aunque los costes son algo mayores que los chinos, se busca la calidad y la autosuficiencia.
El sector tecnológico local, con la ayuda de la inteligencia artificial, está desarrollando soluciones de defensa, como cámaras térmicas capaces de detectar objetivos a 300 metros en la oscuridad, buscando mercados internacionales.
Disuadir a China no depende solo de la tecnología. Se considera imprescindible la acción colectiva con socios internacionales para fortalecer la defensa de la isla y asegurar que nadie intente cruzar sus límites.