Oriente Medio

Antonio Guterres: «Existe un alto riesgo de colapso total del sistema de apoyo humanitario en Gaza»

Israel prosigue el bombardeo del norte y sur de la franja, mientras la oposición de EE UU impide que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución a favor de un alto el fuego

Dos meses después del comienzo de la guerra entre Israel y Hamás, los combates parecen entrar en una fase crítica, por la enorme destrucción y muerte en Gaza y las constantes bajas israelíes. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han intensificado las ofensivas aéreas y terrestres, han enviado tropas a la ciudad de Jan Yunis, en el sur, mientras continúan los combates en el norte de Gaza en Jabalya, Shujaiya y Zeitoun.

La operación terrestre en Jan Yunis está dirigida por la división 98, que incluye brigadas de infantería regulares y reservistas de élite apoyadas por brigadas blindadas. Se enfrenta a la brigada territorial de Hamás de la región, compuesta por cuatro batallones que, según los analistas, no habrían sufrido daños importantes antes del ataque a la ciudad.

Las FDI dicen que la Séptima brigada blindada atacó en el sur de Gaza para romper las líneas de defensa de Hamás, destruyendo docenas lanzaderas de misiles antitanques y puestos de observación. Tropas de la brigada de infantería Givati, la 55 brigada de paracaidistas de reserva y la brigada blindada de reserva Kiryati están rodeando Jan Yunis y llevando a cabo «incursiones selectivas» contra sitios de Hamás, informó el Ejército israelí a la Prensa.

Mientras, Hamás anunció ayer que abortó un intento de rescate por parte del Ejército israelí en la Franja, sin especificar dónde. Decían que las tropas pretendían rescatar a «un soldado» rehén, pero Hamás dijo haber desbaratado el intento y el soldado, a quien nombraron como Sa’ar Baruch, de 25 años, murió en el incidente. Las autoridades israelíes no se han pronunciado sobre este comunicado, salvo para calificarlo de «guerra psicológica». El nombre de Baruch está efectivamente en la lista de rehenes, como estudiante civil secuestrado el 7-O.

El Ejército israelí concede que los combates están siendo difíciles y que Hamás ha evitado en gran medida desplegar grandes fuerzas y ha preferido usar unidades más pequeñas que emergen de los túneles, como en otras batallas en la franja de Gaza.

En las luchas urbanas, Hamás emplea francotiradores, también grandes granadas propulsadas por cohetes y disparadas desde corta distancia, así como bombas que sus combatientes intentan colocar en tanques y otros vehículos militares israelíes.

Durante el día de ayer, también sonaron las sirenas en diversas localidades, del sur, norte y centro del país, en la mayor parte de los casos el sistema defensivo Cúpula de Hierro interceptó los misiles. Sin embargo, los pedazos de metal que inevitablemente caen al suelo han causado daños en diversas localidades. En Tel Aviv se han escuchado dos grandes explosiones durante la mañana que eran dos caídas de misiles al mar.

Por ahora, y a pesar de las advertencias de Estados Unidos de tratar de minimizar las bajas civiles, las operaciones de las FDI en el sur de Gaza no parecen diferir significativamente de las que llevaron a cabo en el norte del enclave.

Se espera que el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, persona clave de la Administración del presidente Joe Biden para las conversaciones con Israel sobre la continuidad de los combates, regrese a la región la próxima semana. Esta semana, dos asesores de la vicepresidenta Kamala Harris visitaron Israel.

A pesar del creciente interés estadounidense de poner fin a la guerra, el secretario de Estado, Antony Blinken, repitió ayer que existe una brecha entre la intención de Israel de proteger a los civiles y lo que realmente pasa en el terreno, por lo que no parece que Estados Unidos esté a punto de darle un ultimátum a Israel.

El Ministerio de Sanidad palestino reporta más de 17.000 muertos desde el 7 de octubre, y las FDI dicen que la proporción entre civiles y combatientes es aproximadamente de dos a uno.

El analista militar del diario «Haaretz», Amos Harel, indica que el escalafón político y militar en Israel considera que Biden concuerda con el plan de que las FDI completen su ofensiva área en Jan Yunes para presionar lo suficiente a Hamás como para que sus líderes depongan las armas, y aventura que es razonable suponer que Washington permitirá que Israel siga combatiendo durante un mes o tal vez un poco más. La fórmula estadounidense actual, según Harel, parece ser: ayuda humanitaria a cambio de tiempo. Cuantos más alimentos, combustible y medicinas permita Israel que entren en Gaza, más tiempo y espacio concederá EE UU a su operación.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer, después de que su secretario general, António Guterres, invocara el artículo 99 de su carta, algo que hacía décadas no era invocado por ningún secretario general. El artículo permite al secretario general llamar la atención del Consejo sobre «cualquier asunto que, en su opinión, pueda amenazar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales». «Existe un alto riesgo de colapso total del sistema de apoyo humanitario en Gaza, lo que resultaría en una ruptura total del orden público y una mayor presión para el desplazamiento masivo a Egipto, con devastadoras consecuencias para la región», zanjó Guterres.

El mes pasado, el Consejo de Seguridad pidió pausas en los combates para permitir el acceso de la ayuda humanitaria. EE UU e Israel se oponen a un alto el fuego porque creen que solo beneficiaría a Hamás. Sin embargo, Washington sí que está a favor de pausas en los combates para proteger a los civiles y permitir la liberación de los rehenes que retiene Hamás. «Si bien Estados Unidos apoya firmemente una paz duradera, en la que tanto israelíes como palestinos puedan vivir en paz y seguridad, no apoyamos las llamadas a un alto el fuego inmediato», dijo al Consejo el embajador adjunto de EE UU en la ONU, Robert Wood.

Poco antes de que Wood hablara, ya el embajador israelí, Gilad Erdan, se opuso radicalmente a una tregua y dijo que «el verdadero camino a la paz es apoyar la misión de Israel y no llamar en absoluto al alto el fuego».