Política

Guerra en Yemen

Hora de acabar la guerra de Yemen

¿Cómo comenzó la guerra? ¿Quién está implicado? Yemen lleva décadas sufriendo los estragos del conflicto

Millones de yemeníes pasan hambre
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¿Cómo comenzó la guerra? ¿Quién está implicado? Yemen lleva décadas sufriendo los estragos del conflicto.

La peor crisis humanitaria del mundo». Así ha definido el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, la situación en Yemen tras visitar el país. Él no está exagerando. Más del 75% del país necesita ayuda humanitaria, un porcentaje mayor que cualquier otra nación en la Tierra, según el Departamento de Estado de los EE UU. Unos 18 millones de yemeníes (de una población total de 22 millones) están hambrientos, sin hogar y cada vez más desesperados.

¿Cómo comenzó la guerra? ¿Quién está implicado? Yemen lleva décadas sufriendo los estragos del conflicto. Primero con la guerra civil de 1960 que terminó con la monarquía del norte del país. Siguieron los combates entre los marxistas del sur de Yemen y el norte. Yemen se unificó en 1990, pero el resentimiento persistió durante los 22 años de gobierno cleptocrático de Ali Abdullah Saleh.

Las protestas de la Primavera Árabe de 2011 forzaron a Saleh a renunciar, pero continuó ejerciendo el poder entre bastidores y mantuvo la lealtad de muchos comandantes de las Fuerzas Armadas. En 2014 formó una alianza con un grupo de norteños chiíes llamados hutíes, con quienes había ido a la guerra en el pasado, y los ayudó a tomar la capital, Sanaa.

Mientras tanto, los hutíes han plagado la zona de minas terrestres matando e hiriendo a civiles, acosando a minorías religiosas y encarcelando a opositores. También mataron a Saleh –quien sobrevivió a un intento de asesinato anterior en 2011– en diciembre de 2017, cuando parecía haber cambiado de bando para respaldar la coalición liderada por los saudíes.

Irán también ha estado tratando de formar una «Media Luna chií» en todo el Medio Oriente, a través de Yemen, Irak, Siria y el Líbano hasta el Mediterráneo.

No solo eso. Irán ha estado patrocinando levantamientos chiíes en Bahrein.

En este sentido, Teherán se ha referido a Bahrein como «la 14ª provincia de Irán» en sus transmisiones estatales. Arabia Saudí, por su parte, aseguró que Irán estaba detrás de los levantamientos chiíes en el «Barrio Vacío», rico en petróleo. Los Emiratos Árabes Unidos han señalado a nueve entidades e individuos iraníes en su lista de terroristas.

Con un vínculo religioso común, los agentes iraníes establecieron alianzas políticas con clanes hutíes con halagos, fondos y matrimonios estratégicos.

Su objetivo compartido, según Reuters, es «fortalecer su influencia en la región», crear una milicia similar a Hezbolá en Yemen y «rodear a los saudíes, expandir su influencia y proyección de poder en la región y desarrollar palancas de presión no convencional».

Los vecinos de Yemen saben que si cayera ante los aliados de Irán, pronto seguirán los levantamientos en los asentamientos de mayoría chií en Arabia Saudí y los estados del Golfo. Los aliados de EE UU podrían sufrir sus propias guerras civiles, alejándolos de los esfuerzos de Washington por destruir al ISIS y Al Qaeda en Siria e Irak.

La guerra en Yemen ha sido un desastre para los intereses de la coalición: los hutíes son más sofisticados militarmente y tienen más posibilidades de atacar más allá de las fronteras de Yemen que al comienzo de la guerra gracias al apoyo iraní, cuya influencia se ha expandido; y la relación entre hutíes y Hezbolá del Líbano se ha profundizado.

En octubre de 2018, Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, y James Mattis, secretario de Defensa, pidieron el fin de la lucha y expresaron públicamente su apoyo a las conversaciones de paz propuestas por Naciones Unidas. Sin embargo, no hay garantía de que los hutíes respondan acordando el alto el fuego. La coalición se beneficiaría de cesar sus operaciones militares, incluso si los hutíes respondieran y continuaran disparando misiles a través de la frontera: la inversión de roles jugaría a favor de la coalición. El mundo volvería su atención a los hutíes como agresores, y la autodefensa saudí sería ampliamente tolerada.

Dado el sufrimiento de millones de civiles inocentes, Naciones Unidas, principalmente a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF han librado una batalla enorme, costosa y cuesta arriba contra la crisis humanitaria en Yemen. A principios del pasado mes de abril, en Ginebra, un evento de alto nivel para la Crisis Humanitaria en Yemen convocado por la ONU y los gobiernos de Suecia y Suiza, recaudó más de 2.000 millones de dólares. Curiosamente, los donantes más grandes fueron los saudíes y los Emiratos. Aportando la mitad del total recibido, Estados Unidos prometió casi 87 millones de dólares, además de su contribución de más de 854 millones para asistencia humanitaria desde el 1 de octubre de 2016.

El 27 de noviembre, el Centro de Ayuda Humanitaria King Salman (KSRelief) de Arabia Saudí y la Media Luna Roja de Emiratos, anunciaron otra ayuda conjunta de 500 millones de dólares para aliviar la crisis alimentaria. La iniciativa beneficiará a entre diez y doce millones de yemeníes.

La población de Yemen ha sufrido bastante. Es hora de desarrollar una operación política de transición y acuerdos de seguridad para la retirada de todos los grupos armados.También ha llegado el momento de contrarrestar las ambiciones hegemónicas regionales de Irán, la única forma de garantizar la estabilidad en la región.