
Inmigración
Humillación diplomática a Starmer en Albania por su política migratoria
Recibió la negativa de Tirana a los «centros de retorno» fuera de Reino Unido que proponía

El premier Keir Starmer volvió ayer a la carga con la inmigración. Ante el auge de la ultraderecha, el líder laborista ha dado un considerable volantazo endureciendo su postura con un discurso que, para sorpresa incluso de sus propias filas, repite ahora el mantra del populismo euroescéptico recalcando «la importancia de recuperar el control de las fronteras». Tras anunciar unas polémicas medidas para reducir la inmigración legal, el inquilino de Downing Street realizó ayer su primer viaje oficial a Albania para promover una política de establecimiento de «centros de retorno» para los solicitantes de asilo cuyas peticiones han sido rechazadas. Una vez que hayan agotado todas las vías de apelación contra el rechazo de su solicitud de permanencia en el Reino Unido, según señaló Starmer, podrían ser enviados a instalaciones en el extranjero, que funcionarían como centros de detención. Pero la jugada no salió como esperaba. La medida intentaba mejorar su popularidad entre el electorado, donde la inmigración consta como un tema preocupante.
Sin embargo, Starmer fue acusado de protagonizar una «vergüenza» diplomática, después de que su homólogo albanés, Edi Rama, descartara participar en dichas negociaciones.
Albania ya alberga dos centros de detención para migrantes procedentes de Italia y había sido identificada por fuentes gubernamentales británicas una de las posibles ubicaciones en los Balcanes Occidentales. Sin embargo, en la conferencia de prensa conjunta entre los dos mandatarios, Rama marcó distancias.
«He sido muy claro desde el primer día. Cuando iniciamos este proceso con Italia, expliqué que se trataba de un caso excepcional debido a nuestra estrecha relación, pero también por la situación geográfica, lo cual tiene mucho sentido», declaró. «Varios países nos han preguntado si estamos abiertos a ello y hemos dicho que no, porque somos fieles a la alianza con Italia», añadió. Sus palabras fueron un jarro de agua fría para Starmer, quien ha buscado posicionar la cooperación migratoria como piedra angular de una mayor participación europea. Tras el varapalo, el premier se negó a revelar con qué países estaba en conversaciones el Reino Unido. «Lo que ahora queremos hacer y de lo que estamos hablando son centros de retorno, donde alguien que ha pasado por el sistema en el Reino Unido necesita ser repatriado y tenemos que asegurarnos de que sea repatriado de manera efectiva», dijo en una entrevista con GB News.
Downing Street confirmó el plan, pero no ofreció muchos más detalles. El portavoz oficial de Starmer señaló que el objetivo era centrarse en los solicitantes de asilo cuyas vías legales habían terminado pero que estaban usando «tácticas dilatorias», que incluían decir que habían perdido su documentación o que estaban formando una familia.
En esas circunstancias, según el Ejecutivo, es difícil mandar a las personas a sus países de origen, pero consideran que hay menos obstáculos legales para llevarlas a un tercer país donde continuaría el procesamiento. Enver Solomon, director ejecutivo del Consejo para los Refugiados, declaró: «Amenazar con detener a personas en países que nunca han visitado genera miedo y pánico. Devolver a personas que no tienen derecho a estar en el Reino Unido es una parte importante de un sistema de asilo eficaz, pero estos centros de retorno propuestos son engañosos. No devolverán a las personas a los países de los que han huido, sino que las enviarán a países como Albania, donde serán detenidas en condiciones similares a las de una prisión. El enfoque del gobierno respecto a las devoluciones debe basarse en evidencia para que funcione», recalcó.
Esta semana, el número de personas que cruzaron el Canal en pequeñas embarcaciones superó las 12.000 en lo que va de año, lo que sitúa al 2025 en camino de alcanzar cifras récord. En marzo, la UE anunció su aprobación para que los Estados miembros implementen la estrategia de centros de retorno. Los Países Bajos ya están negociando con Uganda. La agencia de la ONU para los refugiados también ha respaldado la medida, lo cual es significativo dado que intervino contra el plan del anterior gobierno conservador para mandar a Ruanda a los inmigrantes llegados por rutas irregulares, lo que llevó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos a declarar el plan como ilegal.
La oposición conservadora no tardó en criticar al primer ministro. «Este viaje es una vergüenza. El primer ministro albanés ha dejado claro que no habrá centros de retorno del Reino Unido en Albania. Entonces, ¿qué sentido tenía toda esta visita?», planteó Chris Philp, portavoz del Interior en las filas tories.
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