Internacional
Hungría, el socio díscolo de la UE, abraza a Putin
Orban lamenta la política antirrusa de Bruselas y propugna una normalización de relaciones
Orban lamenta la política antirrusa de Bruselas y propugna una normalización de relaciones
El presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió ayer en Budapest con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, considerado uno de los principales aliados del Kremlin en la UE. Se trata del séptimo encuentro personal entre Putin y Orban y la primera visita oficial al extranjero del líder ruso en 2017. En los últimos años, Budapest se ha ganado los simpatías de Moscú por criticar las sanciones de Bruselas a Rusia en 2014 por su política en Ucrania. Además, el dirigente húngaro fue de los pocos políticos europeos de alto rango que se alegró abiertamente por la victoria de Donald Trump.
Tras reunirse a puerta cerrada con Putin, el primer ministro húngaro abogó por una normalización de las relaciones entre Moscú y Bruselas. «Esperamos ser testigos en breve de unas nuevas y buenas relaciones entre Rusia y la Unión Europea», dijo Orban en una rueda de prensa conjunta con Putin. El dirigente denunció que debido a una «política antirrusa» en Europa, las relaciones entre Moscú y Budapest han sufrido un inevitable deterioro que se ha traducido en pérdidas de miles de millones de dólares. «No hay que llevar los conflictos al ámbito de la economía, ya que eso únicamente causa pérdidas», dijo Orbán en alusión a las restricciones impuestas a Moscú.
Por otra parte, Orban aseguró que Hungría contaría «de forma garantizada» con suministros del gas ruso hasta el año 2021 y que ambas partes abrirían negociaciones para firmar un nuevo contrato a partir de ese año. Además, adelantó que Budapest tiene intención de proceder en 2018 a la expansión, con ayuda rusa, de la central nuclear de Paks, una obra cuya realización fue bloqueada anteriormente por la Comisión Europea.
Por su parte, Putin aseguró que Hungría es un «importante y fiable socio» para Rusia. En cuanto a la planta nuclear de Paks, recordó que el megaproyecto está estimado en 12.000 millones de euros y que Rusia estaría dispuesta a financiarlo por completo (y no el 80% previsto ahora) «si se llegasen a modificar algunas condiciones» del acuerdo.
Putin también trató con Orban temas de agenda internacional, como la situación en Ucrania y el conflicto en Siria, y aprovechó la conferencia de prensa en Budapest para pronunciarse acerca de la reciente escalada en el este de Ucrania, de la que no dudó en acusar al Gobierno de Kiev. Según el jefe del Kremlin, las autoridades ucranianas «necesitan dinero» y la mejor forma de obtenerlo en Occidente, sea en UE o EE UU, era «hacerse la víctima de una agresión». Putin se mostró convencido de que Kiev no está dispuesto a cumplir los acuerdos de paz de Minsk y que busca «una excusa» para no hacerlo. También mencionó el deseo de Kiev de redimirse ante Trump por no apoyarle en las elecciones estadounidenses.
Al hablar de la guerra de Siria, el presidente ruso llamó a «aunar esfuerzos contra el terrorismo internacional», porque, insistió, sólo una solución política en el país árabe permitirá resolver la grave crisis migratoria en Europa que y Oriente Medio.
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