Guerra

Impaciencia en el frente de Ucrania: «Sabemos utilizar la artillería y los drones mejor que los rusos»

Los soldados ucranianos defienden estoicamente la ciudad estratégica de Chasiv Yar, mientras esperan la rápida llegada de la prometida ayuda militar de Estados Unidos

Militares ucranianos patrullan en las calles de la ciudad de Chasiv Yar
Militares ucranianos patrullan en las calles de la ciudad de Chasiv YarEuropa Press

«Papá no ha estado en contacto durante tres días. Solía llamarme todos los días», escribe Kateryna, una joven ucraniana, en sus redes sociales. «Me siento muy preocupada. Es un ametrallador en una posición especialmente difícil. Todo el tiempo llegan noticias de territorios perdidos en esa zona».

El padre de Kateryna estuvo en contacto con ella por última vez un día después de que EE UU finalmente aceptara enviar la tan esperada asistencia militar. Y aunque la noticia ha levantado el ánimo de muchos ucranianos, pueden pasar semanas y meses para reparar el daño que causó el retraso. El precio puede resultar demasiado alto para muchos.

«¿Qué significa la falta de municiones? Sí, conduce a una pérdida de territorio. Pero antes que nada, mata a los soldados ucranianos, ya que mueren muchos más de los que podrían morir si tuviéramos municiones», explica Oles Maliarevich, subdirector del batallón de drones de ataque «Aquiles» de la 92ª Brigada de Ucrania.

Maliarevich y sus compañeros de armas han formado parte de la fuerza que protege Chasiv Yar, una ciudad de 13.000 habitantes antes de la invasión. Desde hace unos meses, es uno de los principales objetivos de la ofensiva rusa en Donetsk. Según el portavoz de las fuerzas ucranianas en la zona, Nazar Voloshin, Rusia concentró entre 20.000 y 25.000 soldados en el intento de capturar la ciudad clave. «No podemos darnos el lujo de perderlo», subraya Maliarevich.

Si Rusia lo captura, 300.000 ucranianos más quedarán dentro del alcance de la artillería rusa, explica. Sería muy difícil defender cuatro ciudades clave de la región, incluidas Kramatorsk y Sloviansk, ya que Rusia podría golpearlas con facilidad desde las imponentes alturas de Chasiv Yar.

Situada también a mayor altura que el territorio controlado por Rusia, la ciudad podría ser una fortaleza inexpugnable sólo si los ucranianos tuvieran suficientes municiones de artillería y los medios para mantener alejados a los aviones bombarderos rusos. Sin embargo, ante la escasez de armas, las tropas ucranianas se han visto obligadas a retirarse lentamente aquí y en otras partes de la región, sobre todo cerca al noroeste de Avdiivka.

«La artillería es lo más grande y peligroso en la guerra. A cada uno de nuestros disparos nos responden con seis», subraya Maliarevich. La unidad de Maliarevich ha estado tratando de compensar esta disparidad lanzando decenas de pequeños «drones suicidas» –los llama «construcciones de Lego»– que viajan a gran velocidad y explotan al impactar con equipos o tropas rusas.

Gracias a otros drones de vigilancia, los ucranianos ven los movimientos del enemigo. Cuando los rusos inician sus ataques, los operadores de drones de Maliarevich intentan dañar los vehículos blindados de combate que avanzan, que transportan o cubren al enemigo. Si logran hacerlo, la artillería dispara algunas de las pocas bombas de racimo que quedan para matar o herir a tantos soldados rusos como sea posible.

Aun así, aunque los drones son importantes, no pueden reemplazar los proyectiles de artillería. «Un dron puede ser suprimido con medios especiales o derribado, incluso con armas automáticas. La artillería no puede ser detenida por nada. Si se dispara un proyectil, llegará al enemigo, llevando también una carga mucho mayor», explica Maliarevich.

También es poco lo que los ucranianos pueden hacer para contrarrestar el peligro de las bombas aéreas guiadas. Estas potentes bombas, que pesan entre 250 kilos y 1,5 toneladas, son lanzadas por centenares de aviones de combate rusos desde hasta 70 kilómetros, donde Ucrania no puede alcanzarlas con sus defensas aéreas.

En la cercana Kostiantynivka, dos puntos de primeros auxilios también fueron destruidos por las bombas las últimas tres semanas, dice Maliarevich: «Los soldados heridos fueron llevados allí directamente desde la línea del frente. Los médicos murieron, los heridos murieron». «Lo hacen porque no tenemos suficiente aviación y no tenemos suficiente equipo de defensa aérea para interceptar sus aviones», subraya.

La escasez de armas y municiones es uno de los factores por los que Ucrania ha tenido dificultades para movilizar más soldados. «Es especialmente duro para la infantería porque saben que tendrán que soportar todos los bombardeos mientras nosotros apenas tenemos nada para ayudarlos», explica Maliarevich. Sin embargo, también cree que si llega más ayuda militar, Ucrania podrá detener los intentos rusos de abrirse paso en Chasiv Yar en un mes.

En su unidad, formada casi exclusivamente por antiguos civiles, todo el mundo sabe por qué están aquí, subraya Maliarevych, productor de cine antes de la guerra. Con la llegada de las armas, más ucranianos estarán dispuestos a convertirse en soldados de asalto o infantería. Incluso han podido recuperar algunas posiciones previamente pérdidas. «Sabemos utilizar la artillería y los drones con mucha más eficacia que los rusos», afirma. Sin embargo, existe la preocupación de que la ayuda de Occidente pueda agotarse en el peor momento posible otra vez.

En otoño de 2022, Maliarevich participó en la contraofensiva de Járkiv: «Los rusos estaban completamente desmoralizados tras perder 100 kilómetros de primera línea en tres días. Podríamos ir más lejos y repelerlos de Lugansk y Donetsk, pero simplemente nos quedamos sin munición».

Además de las defensas aéreas y la aviación, Ucrania también necesita armas de largo alcance para desmantelar las defensas rusas desde lejos. Esta es la única manera de que Ucrania avance, ya que no puede permitirse el lujo de enviar miles de hombres a los ataques, cree. Lo más importante que deben hacer sus aliados es darse cuenta de que esta guerra puede y debe ganarse en Ucrania, dice Maliarevich, antes de apresurarse a regresar a su deber de combate. «Si Rusia, junto con Irán y China, entienden que pueden hacer algo como esto con total impunidad, las cosas empeorarán mucho en todo el mundo», subraya.