Imposición del pensamiento único

l El Gobierno cubano ha denegado el acceso a la isla a la periodista de LA RAZÓN María Serrano. ¿Le sorprende?

–No me extraña. Nada en Cuba parece raro, aunque cualquier persona con cinco dedos de frente se daría cuenta de que no es normal. Ellos censuran a la población censurando a la Prensa. No darían cobertura a un medio crítico que pueda proyectar lo que ocurre en Cuba o permitir que salga la información. Ocurre con todas las noticias. Por ejemplo, sólo vemos Telesur y la cadena Nacional, ¿cómo van a dejar entrar a un medio crítico? No hay periodismo objetivo, pero hace falta que el cubano se nutra de información, por ejemplo, de internet. Son muy pocos los cubanos que pueden sentarse frente a un ordenador. Además, la conexión es tan lenta y cara que hace complicado acceder. Una hora cuesta 4 dólares, imagínese. Estamos obligados a recibir una información única, sólo lo que dice el Gobierno. Ni siquiera en el cine hay una vía de escape.

l ¿Ha visto algún tipo de movimiento en Cuba desde que comenzaran las protestas en Venezuela?

–En lo cotidiano no nos ha afectado. Y eso que la influencia que ejercen los Castro sobre Maduro es clara. En cualquier caso, si se corta la financiación con Venezuela, podría haber algunos cambios pero también dependerá del pueblo cubano. Hasta ahora, por temor, los cubanos se han comportado de una manera pasiva.

l ¿Puede darse una situación parecida en Cuba, con protestas en las calles?

–Podría darse en un futuro una especie de primavera cubana con protestas similares a Venezuela. Pero la situación es tan crítica en Cuba, es una bomba. Creo que hasta lo más mínimo podría generar una explosión, pero a largo plazo. Necesitamos que el pueblo despierte.

l ¿Algún cambio significativo que le haga pensar que puede haber diálogo con el régimen?

–Respecto al tema de derechos humanos no se nota diferencia alguna. Desde la muerte del disidente Oswaldo Payá se han hecho reformas, a las cuales se las quiere proyectar como un cambio, pero son reformas con tabúes. No se pueden hablar de derechos democráticos. Como decía Payá, las personas tienen que tener derecho al derecho.