Estados Unidos
La Justicia estadounidense frena la posibilidad de fabricar armas en casa
Los defensores de la Segunda Enmienda habían logrado que cualquier ciudadano pudiera descargarse de internet e imprimir en 3D los planos de pistolas y rifles «invisibles» para los detectores de metales
La Justicia de Estados Unidos bloqueó hoy la publicación prevista para este miércoles de manuales para imprimir armas 3D, lo que hubiese permitido fabricar armamento casero en virtud de un acuerdo judicial alcanzado por el Gobierno de Donald Trump con un grupo proarmas.
La Justicia de Estados Unidos bloqueó hoy la publicación prevista para este miércoles de manuales para imprimir armas 3D, lo que hubiese permitido fabricar armamento casero en virtud de un acuerdo judicial alcanzado por el Gobierno de Donald Trump con un grupo proarmas.
La iniciativa había generado una gran controversia y fiscales de varios estados presentaron este lunes un recurso para lograr su bloqueo, lo que finalmente ocurrió.
En su fallo, el juez Robert S. Lasnik, con tribunal en el estado de Washington, dijo que la publicación de los manuales por parte de la organización Defense Distributed, de Texas (Estados Unidos), supondría "una probabilidad de daño irreparable
Y es que de no ser por esta decisión de la Justicia, cualquiera que tenga en casa una impresora 3D a su alcance, podría tener también un arma. Es la última ley polémica aprobada por el Gobierno Federal de Estados Unidos, que daba luz verde a una empresa de Texas responsable de este diseño armamentístico de bajo coste y totalmente casero. Ya no sería necesario ser ciudadano estadounidense ni carecer de antecedentes penales para poseer uno de estos artilugios. Tan sólo descargar el manual de fabricación por internet e imprimirlo en tecnología 3D (estas impresoras tienen un coste de entre 500 y 3.000 dólares) para convertir en armas reales los planos de fabricación.
Estas armas caseras, conocidas como pistolas «Libertador», son de plástico, lo que impide su identificación en los controles de seguridad y detectores de metales, pero sus balas son igual de letales que las demás. Pistolas y rifles, como el modelo AR-15 utilizado en la reciente masacre del Instituto de Parkland en Florida, podrían imprimirse a partir de ahora en 3D y sin restricciones. «Comienza formalmente la era de las pistolas descargables», tal y como anunciaba la página web de Defense Distributed, la compañía estadounidense que a partir de hoy las quería poner a la venta, después de llegar a un acuerdo con el Gobierno de Trump. Una empresa, con sede en Texas y fundada por el treintañero Cody Wilson, que añade más leña al fuego al eterno debate del control de armas.
Nacido en Arizona, amante de las armas y creador del tutorial para fabricarlas mediante tecnología 3-D, Wilson inició su batalla legal para crearlas en el año 2013. El Departamento de Estado le obligó entonces a retirar el documento de la red, alegando que violaba las leyes de exportación al tratarse de material militar sensible. Bajo amenazas de multas y cárcel, Wilson lo retiró del mercado, pero ya entonces más de cien mil personas lo habían descargado. Dos años después, en 2015, y con el apoyo de una organización proarmas de la capital estadounidense, Wilson interpuso una demanda al considerar que se había violado su derecho de libertad de expresión avalado por la Primera Enmienda de la Constitución. Finalmente, con el Departamento de Estado ya en manos de Trump, no sólo le permitió hacer de nuevo público el material de fabricación de armas sino que le indemnizó con 40.000 dólares por las costas legales.
Sin embargo, la batalla en los juzgados pude ser larga, Un total de ocho estados ya se declararon en contra de esta iniciativa, entre los que se encuentran Pennsylvania, Maryland, el Distrito de Columbia y Nueva York, al considerar que este tipo de pistolas de plástico tiene un uso difícil de controlar y pueden beneficiar a delincuentes y terroristas, lo que las convierte en una amenaza pública. Además, responsables de Justicia de otros 21 estados pidieron el lunes al secretario de Estado, Mike Pompeo, y al secretario de Justicia, Jeff Sessions, la retirada del pacto con Defense Distributed añadiendo que «crea un inminente riesgo para la seguridad pública».
La denuncia fue presentada a un juez de Seattle y pedía que se impidiera publicar los planos en internet. «Tengo una pregunta para el Gobierno de Trump: ¿por qué permiten que delincuentes peligrosos tengan fácil acceso a las armas?», dijo el secretario de Justicia de Washington, el demócrata Bob Ferguson, en un comunicado. «Estas armas no están registradas y son muy difíciles de detectar, incluso con detectores de metales, y estarán al alcance de cualquier persona independientemente de su edad, estado psicológico o antecedentes penales». En sólo unos días, más de mil personas descargaron las indicaciones para fabricar en casa rifles AR-15.
A falta de unas horas para que esta polémica actividad se conviertiera en legal en EE UU, después de dar su consentimiento, Donald Trump anunció que se plantea dar marcha atrás. «Estoy viendo el tema de las armas de plástico 3D que se venden al público. Ya hablé con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), ¡no parece tener mucho sentido!», dijo en Twitter.
Las consecuencias de este nuevo sistema de fabricación casera de armas serían, por ahora, difíciles de prever. Lo único que se sabe de momento es que la regulación para fabricar y poseer estas armas es inexistente, que existen además 300.000 dispositivos 3D en el país que podrán fabricar una y que cualquiera con acceso a internet lo podrá hacer. Usarla sin ningún tipo de regulación ni control también será posible y, lo que es todavía más sorprendente, incluso se podrá hacer más allá de las fronteras de Estados Unidos. Sobre todo teniendo en cuenta que cualquier persona con acceso a la red podrá también fabricarla. Estados Unidos es el primer país del mundo con más armas de fuego en manos de civiles: 310 millones, nueve por cada diez ciudadanos. Las cifras de muertes por esta causa son escalofriantes: 93 personas mueren al día por disparos.
Las claves
La legalización llegaba después de una batalla de cinco años. Obama bloqueó las descargas en 2013 con el argumento de que violaban las leyes de exportación de armas.
El pasado mes de junio la Administración Trump cambió de opinión y las permitió «en cualquier formato» y accedió a pagar los 40.000 dólares de costas del juicio.
Las dudas legales han llevado a ocho estados a demandar a Trump, ya que consideran que ofrece a los delincuentes y terroristas la posibilidad de adquirir armas sin identificar y, al ser de plástico, son muy difíciles de detectar.
Las cifras
8.448 personas han muerto en EE UU este año en 33.663 incidentes
300.000 impresoras 3D hay en el país. Su precio oscila entre los 500 y los 3.000 dólares
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