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Incertidumbre en el kirchnerismo

El vicepresidente argentino, Amado Boudou (d), camina junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli
El vicepresidente argentino, Amado Boudou (d), camina junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Sciolilarazon

La presidenta argentina, Cristina Fernández, "ha salido bien"de la operación a la que fue sometida hoy para drenar un hematoma craneal, y está de "muy buen ánimo", informaron fuentes oficiales.

Como se esperaba, Cristina Fernández de Kirchner superó con éxito su operación, aunque con secuelas políticas que parecen irreversibles. Sus problemas de salud y su descenso de popularidad parecen cerrar las puertas de una futura reelección. La intervención para drenar un hematoma craneal duró casi dos horas. Durante las próximas 36 horas la presidenta argentina deberá permanecer en la unidad de cuidados intensivos. Aunque los médicos recomiendan un mes de baja, otros especialistas consultados por LA RAZÓN hablan de tres meses de reposo. «La operación ha sido satisfactoria, salió muy bien», afirmó el portavoz, Alfredo Scoccimarro, al dar el primer parte médico oficial, antes de explicar que la dirigente «ya está en su habitación, de muy buen ánimo».

El equipo médico de la clínica Favaloro de Buenos Aires diagnosticó el pasado sábado a la mandataria argentina un hematoma craneal provocado por un traumatismo y le recomendó 30 días de descanso, pero el lunes decidió operarla después de haber detectado nuevos síntomas. Kirchner está internada en la planta sexta, mientras que la novena está ocupada por su familia. Su hijo Máximo, fundador de la organización juvenil La Cámpora, permanece día y noche a su lado, acompañado también por su madre Ofelia Wilheim y su hermana Florencia. La falta de transparencia en la información oficial sobre la enfermedad de la mandataria está siendo muy criticada en Argentina. Aún hoy se desconocen los detalles del accidente que le causó el hematoma, el tipo de arritmia que padece y cuán grave es ésta.

El vicepresidente argentino, Amado Boudou, salpicado por una decena de casos de corrupción, asumió la agenda de Kirchner como presidente en funciones. Boudou ocupa su nueva función exultante, sin borrar la sonrisa de su rostro. Sin embargo, una fuente gubernamental aclara a este diario que Fernández continuaría tomando las decisiones de Gobierno a pesar del mes de reposo que tiene que guardar. La agenda la marca día a día el secretario general de la Presidencia, Óscar Parrilli, bajo las órdenes de la viuda peronista.

Entretanto, en las afueras de la Fundación Favaloro, donde se haya ingresada, un grupo de mujeres rezaba ayer el Rosario en un improvisado altar montado frente a la pequeña tarima sobre la avenida Belgrano, desde donde se brinda la información oficial.

«También hice vigilia en el Hospital Austral, siempre rezando por ella», comenta Eugenia, una mujer de avanzada edad con un pañuelo en la cabeza y una estampita de la Virgen de Luján en la mano. Esta mujer, que pertenece a las Madres de Plaza de Mayo, se refiere a una operación el año pasado en la que a Kirchner se le extirpó la glándula tiroides después de que se le diagnosticara cáncer; si bien, los informes definitivos indicaron que no se encontraron células cancerígenas.

«Un problema de salud acerca y produce empatía con la persona afectada. Sobre todo en una sociedad tan cambiante y con un electorado tan volátil como el argentino», dice la analista Mariel Fornoni, de la consultora Management & Fit. «No parece viable que en esta ocasión se produzca un gran cambio en la opinión pública que pueda modificar la tendencia en materia electoral», agrega.

Respaldando esta teoría, una encuesta realizada por la firma Polldata y difundida ayer revelaba que la mayoría, un 61,7%, aseguró que esta enfermedad «no le modifica lo que siente por ella». Un 19,6%, en cambio, señaló que le «genera bastante más afecto o simpatía por ella», y un 12,8%, «algo más de afecto o simpatía por ella».

En la actualidad, la popularidad de Fernández ronda el 34%, poco más de la mitad de lo que reflejaba en octubre del 2010, cuando su gestión había subido más de veinte puntos semanas después de la muerte de su marido por un paro cardiaco.

Con la popularidad de la presidenta mermada, «cristinistas» y «kirchneristas» afilan sus cuchillos para elegir a un sucesor oficialista de cara a la campaña del año 2014-2015. Y es que dentro del peronismo hay políticos que siguen fielmente las consignas del fallecido Néstor, aunque consideran que su mujer se desvió del camino.

Sobre los futuros presidenciables, parece claro que el vicepresidente está fuera de la carrera porque se trata de un político impopular, según dicen los sondeos de opinión. El secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Alberto Zannini, es un hombre de bajo perfil, con formación maoísta y a quien hoy señalan como personaje clave del Gobierno ante la ausencia de Cristina. Representa, dicen, el poder detrás de la presidenta. Es también el elegido por Máximo, el hijo de la mandataria. Pero el favorito en todas las encuestas es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Aunque el año pasado criticó el estilo autoritario de Kirchner, éste ha vuelto a ser bendecido por la Casa Rosada.