Criminalidad
Indridason ya tiene un crimen sobre el que escribir
El inspector de Policía de las novelas negras de Arnaldur Indridason asumiría orgulloso la investigación de este crimen (de no ficción) que ha conmocionado a Islandia, una isla en la que no se cometen ni dos asesinatos al año. La media exacta anual en el país nórdico es de 1,8 homicidios. Los padres de Birna Brjansdottir, de 20 años, denunciaron la desaparición de su hija cuando el sábado 14 no se presentó en su trabajo después de salir con unos amigos por Reikiavik, la capital islandesa. Un comportamiento que no era propio de la joven, según sus familiares y amigos. Birna tampoco regresó a casa, de hecho, la última vez que la vieron fue saliendo del bar Hurra a las 5 de la mañana. Aunque, tras iniciarse la investigación, las cámaras de seguridad la habían grabado en la calle Laugavegur a las 5:25 cerca de un Kia Rio de color rojo. Mientras las autoridades centraban la pista en el vehículo, que había sido alquilado el viernes por la tripulación de un pesquero groenlandés, el «Polar Nanoq», los equipos de búsqueda y rescate se activaban para encontrar a Birna. Nunca antes en la historia de Islandia, de unos 320.000 habitantes, se habían movilizado tantísimas personas en un operativo de búsqueda. En el despliegue participaron 685 profesionales de distintas unidades, así como 775 voluntarios. La Policía pidió que no cundiera el pánico, pero lo cierto es que en Islandia se desató la histeria. Incluso se ha retrasado el estreno de la serie británica «The Missing» (Los desaparecidos, en inglés) para no herir sensibilidades.
El miércoles 17, los investigadores hallaron sangre en el Kia Rio rojo (que después se supo que coincidía con el ADN de la joven) y las imágenes de las cámaras de seguridad mostraban a los dos tripulantes del «Polar Nanoq» actuando de forma sospechosa en la madrugada del sábado. Sin embargo, el pesquero ya había partido y las autoridades islandesas tuvieron que volar hasta el este de Groenlandia para interceptar, interrogar y detener a los sospechosos del asesinato. Los hombres han sido identificados por los medios locales como Thomas Moller Olsen y Nikolaj Olsen, de unos 25 años. Aunque han negado su implicación en la desaparición de Birna, están en la prisión de Litla-Hraun, al sur. Finalmente, un helicóptero del servicio de Guardacostas halló el domingo el cuerpo sin vida de la joven islandesa. Según «Island Magazine», aún no se ha encontrado el arma del crimen, pero los forenses aseguran que Birna falleció en el coche alquilado.
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