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Infierno en la Torre Pemex

Una explosión en la sede de la principal petrolera mexicana causa 33 muertos. El Gobierno investiga si se trata de un accidente o un atentado y no descarta ninguna hipótesis

Infierno en la Torre Pemex
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¿Explosión o atentado? Mientras continúan las investigaciones, la sociedad mexicana se pregunta: ¿frente a qué estamos?

¿Explosión o atentado? Mientras continúan las investigaciones, la sociedad mexicana se pregunta: ¿frente a qué estamos? Las autoridades no descartan ninguna hipótesis, y anuncian que convocarán a expertos internacionales para nuevas e independientes pericias. Al menos 33 personas muertas y 121 heridas es el balance provisional de víctimas tras la fuerte explosión que sacudió las oficinas centrales de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) en la capital mexicana, informó ayer el secretario de Gobernación –ministro del Interior– de México, Miguel Ángel Osorio Chong. De los heridos, 52 siguen siendo atendidos en centros de salud, cinco de ellos en estado grave. El resto fue dado de alta.

Osorio Chong no descartó que la cifra de muertos aumente. «Pueden ser más», agregó el alto funcionario. El secretario de Gobernación informó de que todavía no saben cuáles fueron las causas del siniestro. Afirmó que se están haciendo las pruebas de peritaje y que una vez se tenga idea de lo que produjo la explosión se dará la información. Dijo que «sería una gran irresponsabilidad sin los elementos completos» dar causas probables del siniestro. El suceso tuvo lugar en la Torre de Pemex, uno de los edificios más destacados de la Ciudad de México, con 54 pisos, 211 metros de altura, donde trabajan más de 10.000 personas y que está situada en un barrio mayoritariamente de oficinas, la colonia Anzures.

Un trabajador de Pemex que se encontraba dentro del edificio cuando ocurrió la explosión, contó a medios locales que de pronto «se escuchó una explosión y el edificio tembló. Se colapsaron los cristales, había gente herida y en shock». Otro dijo a la cadena televisiva Milenio: «Estaba sentado, trabajando, de repente oí una explosión, se colapsó el edificio como si temblara fuertísimo, se vino todo el polvo hacia adentro por mi espalda, cayeron piedras, vidrios. Empezamos a ver gente herida, gente llena de tierra, de polvo, nos evacuaron inmediatamente». El número de víctimas ha sido alto debido a que la explosión se produjo en el momento en que muchos trabajadores de Pemex abandonaban el edificio tras el final de la jornada laboral. Al cierre de esta edición, los equipos de rescate que trabajaban desde el jueves dieron por concluidos los trabajos y descartaron que queden víctimas atrapadas entre los escombros. El coordinador nacional de Socorros de la Cruz Roja mexicana, Isaac Oxenhaut, indicó que equipos de este organismo, miembros de la Policía Federal, el Escuadrón de Rescate y Urgencia Médicas (ERUM) e incluso la Marina han participado en las labores de búsqueda. «No encontramos nada, por lo que descartamos que haya víctimas atrapadas», explicó en declaraciones recogidas por «El Universal».

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto expresó condolencias a los familiares de las víctimas: «Lamento profundamente el fallecimiento de compañeros trabajadores. Mis condolencias a sus familiares». Una vez en el lugar, el mandatario dijo que van a esperar «los peritajes correspondientes para no caer en especulaciones sobre eventuales razones». Agregó que están «muy atentos a saber cuál fue eventualmente la causa de este percance». En paralelo y extraoficialmente, los equipos de rescate comentaron que por el tamaño del cráter que dejó la explosión intuían que se trataba de un hecho premeditado. Por otro lado, empleados de Pemex que vestían traje y botas beige con el logotipo de la paraestatal y con casco de color rojo, comentaron que en el edificio se encontraron explosivos. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, confirmó a LA RAZÓN que el jueves se recibieron «algunas» amenazas de bomba a las líneas de emergencia de la ciudad, entre ellas la de la Cámara de Diputados, pero sostuvo que ninguna resultó ser cierta. Tampoco hubo amenazas concretas que afectaran de modo directo a la petrolera. Según información a la que tuvo acceso este diario, también a las 17:55 horas se recibió una amenaza de bomba en el edificio de la Secretaría de Salud, ubicado en Insurgentes y Reforma. Todo el personal fue desalojado y ya no regresó a trabajar. El último accidente en el que se vio involucrada la empresa petrolera mexicana ocurrió en septiembre del año pasado. En aquella ocasión, treinta personas murieron tras una explosión en una planta procesadora de gas natural en Reynosa, Tamaulipas.

En otras ocasiones, la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) se adjudicó la autoría de atentados a refinerías de Pemex. Como por ejemplo, los estallidos en gasoductos en los estados centrales de Guanajuato y Querétaro, en el año 2007. Tampoco se descarta que pueda tratarse de un ataque perpetrado por los narcos. Por ello, tanto desde el Gobierno como desde la compañía petrolera se ha puesto el máximo empeño en no precipitarse en dar como definitiva cualquiera de las líneas de investigación abiertas. México se despertó ayer conmocionado por la dimensión que alcanzaba la tragedia que ya es, sin duda, una de las más graves de las últimas décadas.