
Oriente Medio
La invasión israelí liquida el plan árabe para Gaza
El objetivo de Netanyahu de apartar a la Autoridad Palestina del futuro gobierno pone en entredicho la estrategia de la Liga Árabe

Una semana después de que los 22 Estados integrantes de la Liga Árabe -incluidos otros países como Turquía- firmaran una declaración conjunta condenando por primera vez la matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, pidiendo a la organización terrorista su desarme y anunciando un plan para la creación de un Estado palestino independiente y desmilitarizado, los países árabes han recibido como un jarro de agua fría el anuncio del Gobierno israelí que prepara la invasión y ocupación de la franja de Gaza con una operación militar a gran escala a fin de poner fin a la campaña militar.
Los planes del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que asegura que ni Hamás -que controla la Franja desde 2007 tras imponerse en las elecciones legislativas palestinas celebradas un año antes- ni la Autoridad Palestina -el gobierno de (parte de) Cisjordania en manos de la secular Al Fatah- formarán parte del futuro gobierno del territorio, comprometen la propuesta política para Gaza aprobada por la Liga Árabe a comienzos de marzo pasado.
Repetidamente los países árabes, a la cabeza de ellos Egipto y Jordania -ambos mantienen desde 1979 y 1994 respectivamente sendos acuerdos de paz con Israel-, han puesto como condición necesaria de su implicación en la fórmula política para Gaza que la Autoridad Palestina (AP) -que reclamaba en la citada declaración árabe la semana pasada su presencia en el territorio- tenga un papel protagonista en el futuro de la Franja. Por su parte, en varias ocasiones durante los últimos meses, Netanyahu había manfiestado su deseo de que en lugar de la AP el control final de Gaza queda en manos de “clanes”, y no en vano desvelaba el pasado mes de junio estar armando a grupos tribales del territorio, aunque la propuesta es en estos momentos de todo menos realista.
Así las cosas y dificultades militares aparte -desde el propio mando de las FDI se ha advertido de los riesgos-, uno de los grandes problemas que encontrarán las autoridades israelíes para la ejecución de su plan es la colaboración necesaria -Netanyahu dijo ante las cámaras de la Fox estadounidense que “fuerzas árabes gobernarán Gaza adecuadamente”- de una región que no ha tardado en mostrar su rechazo absoluto al anuncio de invasión y ocupación de Gaza.
En una declaración conjunta, una veintena de países árabes e islámicos, entre ellos Egipto, Arabia Saudí y Turquía, aseguraban este viernes que el plan del gabinete israelí es “una violación flagrante del derecho internacional”. En el texto, acusan a Tel Aviv de “tratar de consolidar la ocupación ilegal e imponerla como un hecho consumado (…) contraviniendo la legitimidad internacional”. Desde la vecina Jordania, el rey Abdalá II expresó en una nota oficial “su rechazo total” al plan de Netanyahu. En una llamada telefónica al presidente palestino Mahmud Abbas, el jefe de Estado egipcio Abdel Fattah al Sisi condenó este viernes el potencial desplazamiento de población desde Gaza. El Cairo y Amán se han mostrado desde el principio inflexibles ante la posibilidad de acoger población de la Franja en sus territorios.
En resumen, el silencio y el rechazo dejan claro que, por el momento, no existe esa “fuerza árabe” que evocara Netanyahu este jueves. Hasta ahora algunos países árabes han mostrado su disposición a implicarse en la estabilización de Gaza, pero esta voluntad nunca ha ido más allá en la concreción de cómo habría de ser la fórmula del futuro gobierno de la Franja al margen de coincidir en el papel central de la AP y en la necesidad de avanzar hacia la creación del Estado palestino, como dejó constancia la citada declaración de hace una semana.
Dadas las dimensiones de la catástrofe humanitaria -se estima que más del 80% de las construcciones están destruidas o muy dañadas-, los Estados de la región son más que conscientes de que el futuro inmediato pasa por la implicación militar y económica de una amplia coalición internacional. No en vano, los planes de Netanyahu dejan también en el aire el plan de reconstrucción a cinco años presentado por Egipto tras la cumbre celebrada en El Cairo el pasado 4 de marzo como respuesta a la ocurrencia de la “Riviera de Oriente Medio” del presidente estadounidense Donald Trump. El proyecto contemplaba una fase de “recuperación temprana” de seis meses en el que se habrían de invertir 3.000 millones de dólares para llevar a cabo los trabajos iniciales de desescombro y habilitar siete zonas de la Franja para acoger a más de 1,5 millones de palestinos de forma temporal.
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