Política

Amenaza nuclear

Irán amenaza con el rearme nuclear

El presidente iraní, Hasan Rohani, anuncia la retirada parcial del acuerdo de 2015 y da un plazo de 60 días a la UE para que neutralice las sanciones impuestas por EE UU que afectan a su sistema bancario y a la venta de crudo.

Irán amenaza con el rearme nuclear
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El presidente iraní, Hasan Rohani, anuncia la retirada parcial del acuerdo de 2015 y da un plazo de 60 días a la UE para que neutralice las sanciones impuestas por EE UU que afectan a su sistema bancario y a la venta de crudo.

Sin duda, Irán es quien más pierde con la decisión de retirarse parcialmente del pacto nuclear. Si ya las nuevas sanciones económicas están ahogando a los iraníes, el anuncio del presidente Hasan Rohani de suspender parte de sus compromisos con las potencias signatarias del acuerdo de 2015 terminará hundiendo la economía nacional. La moneda iraní, que cotizaba a 32.000 riales por dólar en el momento del acuerdo, estaba ayer a 153.500 riales por dólar. En una declaración oficial, Rohani advirtió de que desde ahora no van a vender su uranio enriquecido ni el excedente de agua pesada y que sus exigencias para volver a la situación previa es que se levanten las limitaciones a las transacciones con el sistema bancario iraní y a la venta de petróleo.

Para ello, el mandatario iraní ha dado un ultimátum de dos meses para que el resto de los firmantes cumplan sus demandas. «Si durante estos 60 días se mantienen nuestros principales intereses, especialmente la venta del petróleo y la eliminación de sanciones bancarias, volveremos a las condiciones anteriores», puntualizó Rohani. De lo contrario, se adoptarán otros dos pasos. «El primero es que ya no tendremos un nivel limitado de enriquecimiento; es decir, ya no cumpliremos con el compromiso de mantener el enriquecimiento en el 3,67%», señaló. El segundo, explicó el mandatario, «consistirá en completar el reactor de agua pesada de Arak», cuya renovación iba a hacerse con la ayuda de la contraparte del pacto, el llamado Grupo 5+1.

Si, un año después de la retirada unilateral de EE UU del acuerdo nuclear, la diplomacia internacional no ha logrado presionar a Washington para que regrese a la mesa de negociaciones, las exigencias de Teherán no van a mejorar la situación. El tira y afloja entre el régimen islámico y la Casa Blanca está provocando una sacudida en la región. La decisión de dejar plantados sus compromisos con las potencias mundiales, en protesta por la salida de EE UU del pacto nuclear, «no ha sido un movimiento bien jugado por Rohani», aseguró ayer a LA RAZÓN el investigador Habib Fayad. En plena tensión, la postura de Rohani se analiza más como «una pataleta que una amenaza seria».

Para el experto, si Rohani sigue adelante con la decisión, «será difícil mantener la confianza de la comunidad internacional y volverá un período de sanciones más duras e inspecciones sorpresa». No obstante, el mandatario dijo que la reducción de su compromiso nuclear está dirigida a «salvar» el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) y que Irán «no ha elegido el camino de la guerra, sino el de la diplomacia». «El acuerdo sigue en pie. Anunciamos nuestra reducción, no nuestra salida. El acuerdo necesita una cirugía», dijo en tono conciliador.

Teherán ha lanzado el guante y habrá que esperar. Todas las opciones están sobre la mesa. Corre el peligro de que si los líderes europeos optaran por imponer más sanciones a Irán a través del Consejo de Seguridad de la ONU, la República islámica vuelva a abrazar a los ultraconservadores.

La respuesta de la Casa Blanca no se hizo esperar. Donald Trump dio un paso más en la presión sobre Irán con la imposición de nuevas sanciones económicas, a la vez que exigió a Teherán que «altere fundamentalmente su conducta». «Hoy [por ayer] he firmado una orden ejecutiva para imponer sanciones a los sectores del hierro, acero, aluminio y cobre de Irán, que son las mayores fuentes de ingresos derivados de las exportaciones después de los productos relacionados con el petróleo», dijo Trump al recordar que suponen el 10% de su economía exportadora. Como justificación, Trump explicó que Irán podría usar los beneficios de la venta de metales «para proporcionar fondos y apoyo a la proliferación de armas de destrucción masiva, grupos y redes terroristas, campañas de agresión regional y expansión militar».