Oriente Medio

Irán condena a muerte al rapero Tomaj Salehi por su participación en las protestas tras la muerte de Mahsa Amini

La sala primera del Tribunal Revolucionario de Isfahán acusa al artista de 33 años de «corrupción en la tierra» y «enemistad con Dios»

El régimen de Irán condena a muerte un rapero por apoyar a la joven Mahsa Amini
El régimen de Irán condena a muerte un rapero por apoyar a la joven Mahsa AminiLA RAZÓN

La sala primera del Tribunal Revolucionario de Isfahán ha condenado a muerte este miércoles al rapero Tomaj Salehi por sedición, propaganda contra el sistema e incitación a los disturbios en el marco de las movilizaciones multitudinarias por la muerte bajo custodia policial de la joven kurda Mahsa Amini. Según ha informado su abogado, Amir Raesian, el tribunal consideró las acusaciones como ejemplos de «corrupción en la tierra» y «enemistad con Dios», una terminología que engloba una serie de delitos que atentan contra la seguridad pública y la moral islámica, por lo que dictó la pena capital contra el músico en virtud del artículo 286 del Código Penal iraní.

Según el diario reformista Sharg, Raesian ha anunciado que recurrirán la sentencia «sin precedentes» decretada contra Salehi, de 33 años, quien fuera detenido a finales de octubre del 2022. En julio del pasado año, otro tribunal revolucionario lo condenó a seis años y tres meses de prisión, pero la pena acabó siendo rechazada en la apelación por el Tribunal Supremo, que devolvió el caso a una corte inferior para que estudiase el caso de nuevo, y en noviembre fue puesto en libertad bajo fianza. Sin embargo, las autoridades volvieron a detenerlo 11 días después acusado de difundir afirmaciones falsas tras publicar un vídeo de 14 minutos en el que denunció que fue torturado durante su estancia en prisión.

No era la primera vez que el rapero y disidente, conocido por su nombre de pila, Tomaj, se enfrentaba a la Justicia de la República Islámica. A principios de 2022, fue condenado a seis meses de prisión por «alentar a la violencia y la insurrección», aunque la pena de cárcel también fue suspendida. En esta ocasión, en cambio, el tribunal de Isfahán ha impuesto al rapero una prohibición de salir del país y de realizar actividades artísticas durante un periodo de dos años, dando como válida una condena anterior contra su cliente suspendida en los tribunales.

Tampoco es el primer caso de persecución judicial que sufren los artistas musicales iraníes. Otro conocido cantante, Shervin Hajipour, fue condenado a tres años y ocho meses de cárcel por «propaganda contra el sistema e incitación a los disturbios» por su canción «Baraye» (Para, en español), que se convirtió en el himno de las protestas más concurridas contra el régimen iraní como consecuencia de la muerte de Amini.

La brutal represión contra las movilizaciones, que provocó la muerte de 500 personas y la detención de al menos 22.000, y en las que fueron ejecutados ocho manifestantes, uno de ellos en público, puso fin meses después al mayor estallido popular en Irán desde el establecimiento la República Islámica. Muchas mujeres dejaron de usar el velo tras las protestas como gesto de desobediencia civil y ahora las autoridades han sacado de nuevo a las calles a la llamada Policía de la Moral para volver a imponer el uso de la prenda islámica.