Política

Amenaza nuclear

Irán divide a Occidente

Teherán se resiste a cerrar el reactor de Arak y reducir sus arsenales de uranio enriquecido. Francia endurece su posición en Ginebra y se niega a relajar las sanciones si Rohani no cede

Una fábrica de misiles Sayyad-2, inaugurada ayer en Irán
Una fábrica de misiles Sayyad-2, inaugurada ayer en Iránlarazon

El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, dijo que "hay pocas posibilidades"de que hoy se pueda firmar un acuerdo para rebajar las inquietudes que causa su programa nuclear en la comunidad internacional.

Ethel Bonet

Correponsal en el mundo islámico

BEIRUT- El último impulso para alcanzar algún tipo de entendimiento con Irán sobre su programa nuclear, lo protagonizó ayer el ministros de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, que se sumó al tercer día de conversaciones en Ginebra. Aún así, a pesar de la frenética actividad diplomática de alto nivel que se ha desarrollado desde el jueves en la sede europea de Naciones Unidas, no se han visto avances. El optimismo que se respiró los días anteriores, así como en la primera ronda de negociaciones en octubre, se tornó ayer en decepción.

Uno de los escollos que ha frenado el anhelado acuerdo ha sido la evasiva de Teherán a la petición de cerrar el reactor de agua pesada que se está construyendo en Arak, y que permitirá en un año la producción de plutonio, susceptible de ser utilizado como material para armas nucleares.

Otro de los desacuerdos radica en los esfuerzos para limitar el uranio enriquecido de Irán. Occidente espera un compromiso por parte de Teherán para que suspenda el enriquecimiento al 20% y lo rebaje al 5%, ya que es visto como un paso clave en el camino hacia el nivel del 90%, con el que se podría construir una bomba nuclear. Como firmante del Tratado de No proliferación (TNP), la republica islámica no cuestiona su derecho a enriquecer uranio para uso civil y médico. La posición de Francia ha sido la más dura a la hora de negociar con Teherán, al considerar que el contenido del acuerdo no iba suficientemente lejos como para eliminar los riesgos de las actividades nucleares de Irán. Sin duda, la actitud gala ha dividido al Grupo 5+1, (EE UU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido, más Alemania) para llegar a un principio de acuerdo. En una entrevista a la radio «France Inter», el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, reconoció que pese a los «avances» en las negociaciones sobre las actividades nucleares de Irán, no hay «ninguna certidumbre» de que se logre un acuerdo.

«Nosotros queremos un acuerdo pero en este momento hay cuestiones importantes que no están resueltas», reiteró el jefe de la diplomacia francesa, que mostró la postura más exigente. En la línea dura también se posicionó el jefe de la diplomacia de Reino Unido, William Hague. «Todavía existen cuestiones importantes que resolver» a la hora de alcanzar un acuerdo con Irán sobre el programa atómico. «Estas negociaciones han demostrado muy buenos progresos, y seguirán haciéndolo, pero todavía quedan cuestiones importantes por resolver, y está claro que aún no han terminado», reconoció Hague. La parte rusa tampoco mostró demasiado entusiasmo. Fuentes cercanas al ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, indicaron ayer que había cuestiones que seguían «obstaculizando» la conclusión de un acuerdo. Entre tanto, la delegación iraní consideró poco probable que, por el momento, se vaya a firmar cualquier posible documento relativo al contencioso atómico. Así lo declaró el ministro de Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, tras reconocer que «hay pocas posibilidades» de que se pueda concretar un acuerdo para rebajar las inquietudes que causa su programa nuclear en la comunidad internacional. «Quedan sin resolver muchas cuestiones», adelantó el negociador iraní al término de su reunión con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que se ha llevado el trabajo a casa para examinar «en detalle lo que se necesita hacer para llevar adelante las negociaciones nucleares con Irán», señaló su portavoz, Michael Mann. Las seis potencias mundiales han aparcado de momento el contencioso nuclear iraní y esperan poder reanudar las negociaciones con Teherán de aquí a dos semanas. Quizás, la comunidad internacional se ha creado demasiadas expectativas sobre este encuentro, animado por la voluntad de negociar del nuevo presidente iraní, Hasan Rohani. Pero como ya dijo al inicio de la segunda ronda de negociaciones, la máxima responsable de la Unión Europea, y anfitriona de la cumbre, Catherine Ashton, el acuerdo no está a la vuelta de la esquina. Si bien se ha abierto una puerta a Irán, y se le ha otorgado un voto de confianza, treinta años de oscuro programa nuclear y la imposición de fuertes sanciones económicas por parte de Estados Unidos, la Unión Europea, y la ONU, aún quedan muchos obstáculos para allanar el camino hacia un entendimiento de mutua confianza.

20.000 centrifugadoras

Irán deberá dar pasos significativos y señales convincentes para que la comunidad internacional le dé concesiones. La República Islámica demanda el levantamiento de las sanciones internacionales bancarias y petroleras en la primera fase de cualquier posible acuerdo sobre su programa nuclear. Unas exigencias demasiado elevadas teniendo en cuenta que dos de los puntos más sensibles para poder llegar a un principio de acuerdo, la reducción del enriquecimiento de uranio al 5%, y el cierre del reactor de Arak, no están contempladas por Teherán. Occidente no quiere perder la oportunidad que se le presenta para negociar con Rohani pero no va a ceder a cualquier precio. Con casi 20.000 centrifugadoras operativas, las sospechas de Occidente de que el régimen de los ayatolas está buscando algo más que energía nuclear para uso civil no son infundadas. Las dos potencias regionales, Israel y Arabia Saudí se oponen a un levantamiento y alertan de que un Irán nuclear provocará una carrera armamentística en la compleja región.

Un desafío atómico que dura décadas

EN LOS AÑOS 50

El monarca persa Mohamed Reza Palhavi lanza el programa nuclear con carácter civil y cuenta con la ayuda de Estados Unidos. Irán en esos años es un aliado de Occidente y un país abierto. La corrupción del sha genera un fuerte malestar social que terminará en el cambio de régimen.

EN EL AÑO 79 SE PARA

Triunfa la Revolución Islámica y el líder supremo, Ruhollah Jomeini, convierte a la monarquía en un régimen teocrático. Rompe relaciones con Estados Unidos y ordena suspender el programa atómico.

EN EL 84, SE ACTIVA

En medio de la guerra con Irak, el ayatolá Jomeini cambia de idea y decide reanudar secretamente el plan nuclear por cuestión de supervivencia.

ACUERDO CON LOS RUSOS

En 1995, la República islámica alcanza un acuerdo con los rusos para construir la central de Bushehr. La colaboración de Moscú ha sido vital para el desarrollo de las capacidades nucleares de Irán. También es un actor clave para forzar su suspensión.

EN 2003

El actual presidente Hasan Rohani, entonces principal negociador nuclear, acepta el protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), establecido por Naciones Unidas.

2005-2013

Dos años más tarde, Irán se retracta. Se imponen sanciones al descubrirse que su plan nuclear seguía en marcha. Se desconoce en qué fase se halla.