Oriente Próximo
Irán, Rafah y Líbano: tres contradicciones que (no) ayudan a entender la guerra en Gaza
La posible apertura de un nuevo frente en el Líbano es una de las incógnitas del conflicto
El pasado domingo, el ejército de Israel anunciaba la retirada de sus tropas terrestres, a excepción de una brigada de vigilancia, en la zona sur de Gaza, donde ha librado durísimos combates durante cuatro meses en el entorno de Jan Yunis y donde se encuentra el enclave estratégico de Rafah, considerado el último bastión de Hamás.
La decisión alimentó las esperanzas de que un alto el fuego estuviera más cerca, con unas conversaciones de paz que a duras penas siguen su curso en El Cairo y en medio de unas presiones internacionales e internas que parecerían estar surtiendo efecto. Las primeras, con el distanciamiento cada vez más evidente entre el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Las segundas, con una protesta creciente en la calle contra un Gobierno que no ha sido capaz de liberar a los rehenes.
Pero, desde que se hizo el anuncio, el Gobierno israelí y el resto de actores en el conflicto parecen empeñados en que sea imposible adivinar qué va a ocurrir en las próximas semanas. Estas son tres los tres mensajes contradictorios que embarran aún más el conflicto:
¿Rafah sigue siendo un objetivo militar?
El anuncio de retirar la División 98 de Jan Yunis, donde solo quedará en Gaza la Brigada Nahal y una parte de la Brigada 401 en el norte y centro de la Franja, supone en la práctica aplazar la toma de Rafah, una operación con la que Netanyahu lleva amenazando meses.
Pero primero fuentes militares y luego el propio Gobierno han salido a aclarar que la toma del enclave se llevará a cabo. ¿Es solo un repliegue táctico, como parece, una operación para ganar tiempo o -lo que sería más preocupante para la estabilidad de la región- un cambio en los objetivos?
¿Se abre el frente del Líbano?
En las últimas horas se han recrudecido los ataques en el llamado "frente norte" de Israel, el sur del Líbano, desde el que el grupo terrorista de Hizbulá castiga con el continuo lanzamiento de cohetes. Tel Aviv ha lanzado a su vez varios mensajes de que va a aumentar su respuesta, con la muerte de uno de los comandantes de las milicias, el aumento de tropas y equipamientos y el incremento de las respuestas militares.
Hace unas semanas, además, los servicios de inteligencia estadounidenses alertaban de los planes del Gobierno de Israel de abrir esta primavera esa nueva derivada en la guerra, lo que implicaría a un tercer país (Líbano) con muchas conexiones con Irán.
¿Irán responderá o no al ataque de Damasco?
La tercera contradicción en la fase actual del conflicto, que ayudará a saber si estamos más cerca o más lejos de una tregua que hace unos meses, es la de cuál será la respuesta de Irán ante el ataque israelí en su consulado de Damasco que acabó con la vida de algunos jefes de la Guardia Revolucionaria.
Después de una serie de mensajes "de manual" en el relato belicista "in crescendo" que daban a entender que la respuesta iba a ser de la máxima dureza y que incluso tendría a las embajadas como objetivo, el régimen se descolgaba el lunes con la posibilidad de aplazar la respuesta si había un gesto de Israel en forma de tregua.
¿Está dispuesto realmente Irán a frenar la escalada del conflicto? Una incógnita más en una guerra que, como casi todas, tiene final incierto
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