Escalada bélica
Israel golpea a la Inteligencia de Hizbulá en Beirut y continúa desalojando municipios en el sur del Líbano
Por primera vez el Ejército libanés respondió a fuego israelí después de que una instalación militar situada en la demarcación de Bint Jbeil, cerca de la frontera, fuera atacada
Con el paso de las jornadas la guerra que en suelo libanés libran Israel e Hizbulá se hace cada vez más descarnada e impredecible. Ayer las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron haber golpeado el cuartel general de la Inteligencia de la organización chiita en el sur de Beirut, golpearon a Hizbulá en el sur y el este y prosiguieron desalojando municipios -hasta 25 más- en zonas próximas a la frontera, donde Hizbulá concentra la mayor parte de su arsenal y soldados, en previsión de nuevos bombardeos.
Entretanto, los combates sobre el terreno en el área más meridional del país entre las tropas israelíes y miembros de la milicia proiraní prosiguieron una jornada más. Hizbulá dio cuenta a los medios de hasta seis operaciones defensivas con cohetes, obuses de artillería y minas contra las tropas israelíes en distintos puntos situados a un lado y otro de la frontera.
Además, la aviación israelí atacó supuestos objetivos de Hizbulá en la localidad chiita de Maaysra, en el distrito de Kesrouan -de mayoría cristiana y ubicado en la provincia de Monte Líbano- y una vivienda en el municipio de Keyfoun, de mayoría chiita, en el distrito predominantemente druso de Aley -también en Monte Líbano. Desde Tel Aviv se anunció haber acabado con la vida de 15 miembros de Hizbulá en las dependencias del ayuntamiento de Bint Jbeil, aunque la organización proiraní no confirmó, un día más, las muertes. De la misma manera, las fuerzas israelíes lanzaron proyectiles contra supuestas infraestructuras de Hizbulá en el valle de la Becá, en el este del país.
Asimismo, durante la tarde de ayer las FDI volvieron a bombardear la zona de Dahiyeh -suburbio, en árabe-, en el sur de Beirut. Según los militares israelíes, el ataque tuvo como objetivo “el cuartel general” de la Inteligencia de la milicia chiita. Antes, en la noche del miércoles al jueves, las fuerzas israelíes bombardearon por segunda vez desde que comenzara la nueva fase de la contienda una zona céntrica de la capital libanesa (en la madrugada del lunes Israel había acabado en el barrio de Cola -también en el Beirut intramuros- con la vida de tres miembros el Frente Popular para la Liberación de Palestina).
En este caso, el bombardeo israelí tuvo como blanco un centro del Comité Sanitario Islámico, vinculado a Hizbulá, en el barrio de Bachoura, muy cerca del Parlamento, la Oficina del primer ministro y la sede de la ONU. Nueve personas murieron y 17 resultaron heridas. La agencia local NNA afirmó ayer que en el ataque de las FDI fue empleado fósforo blanco, prohibido por el derecho internacional.
El ataque contra Bachoura no fue el único de la madrugada del miércoles al jueves. El medio local L’Orient-Le Jour daba cuenta ayer de una decena de bombardeos israelíes en el sur de Beirut.
Por otra parte, por primera vez ayer el Ejército libanés respondió a fuego israelí después de que una instalación militar situada en la demarcación de Bint Jbeil, cerca de la frontera, fuera atacada. Desde Beirut se daba cuenta de la muerte de dos soldados libaneses registradas en la jornada de ayer en dos incidentes distintos. En uno de ellos, la aviación israelí acabó con la vida de cuatro paramédicos de la Cruz Roja libanesa en el sur, concretamente en la localidad de Taybeh, próxima a Marjayoun.
Mientras tanto, Hizbulá respondió la ofensiva de las FDI con el lanzamiento de decenas de cohetes hacia el norte de Israel, hasta 130 según datos de Tel Aviv. Por otra parte, el portavoz de las fuerzas israelíes Avichay Adraee acusó ayer a Hizbulá de hacer pasar armas de contrabando desde Siria a través del paso fronterizo de Masnaa, un extremo que negaba poco después el Gobierno interino del Líbano.
El número de víctimas mortales como consecuencia de los bombardeos israelíes en el Líbano no deja de ascender. Ayer, el último balance del Ministerio de Sanidad libanés cifraba en 1.974 personas muertas -entre ellas 127 niños- desde que comenzara la actual guerra entre Hizbulá e Israel en octubre del año pasado. Ayer la Comisión Europea anunciaba el envío de 30 millones de euros en ayuda para “los más vulnerables en el Líbano”, un monto que se añade a los diez millones ya prometidos el 29 de septiembre.
Dos días después de su ataque directo contra Israel -con el lanzamiento de 180 misiles-, las autoridades iraníes hacían pasar a Estados Unidos el mensaje de que no es su voluntad la de desatar una guerra abierta, pero que “la fase de la autocontención se ha acabado”. En la tarde de ayer, al ser preguntado por los periodistas en Washington por la posibilidad de que Israel lleve a cabo un ataque contra instalaciones petroleras iraníes en los próximos días, el presidente estadounidense Joe Biden aseguraba “estar discutiéndolo”. “Nada ocurrirá hoy, hablaremos de ello más tarde”, zanjaba el aún inquilino de la Casa Blanca.
Además, los medios libaneses hacían pública la visita del ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, a Beirut prevista para hoy, durante la cual se espera que el jefe de la diplomacia de la República Islámica -que se estrenará en el exterior- aborde la situación en el país y la región con las autoridades locales.
Otro de los puntos de máximo interés del día estará hoy en Teherán, donde está previsto que el líder supremo, el, ayatolá Alí Jameneí, dirija las oraciones del viernes en la capital iraní, y durante las mismas aborde la situación actual. Ayer, el jefe del Estado iraní visitaba acompañado de sus hijos la delegación de Hizbulá en Teherán.
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Pasividad ante la tragedia