Política

Ginebra

Jamenei se enroca y reivindica las «líneas rojas» del diálogo nuclear

Exhibe su control sobre la negociación coincidiendo con la ronda de Ginebra

Jamenei se enroca y reivindica las «líneas rojas» del diálogo nuclear
Jamenei se enroca y reivindica las «líneas rojas» del diálogo nuclearlarazon

La ronda de negociaciones para solucionar el contencioso nuclear iraní se reanudó ayer con menos expectativas que en la cita anterior, hace dos semanas. Se trata del tercer encuentro en menos de dos meses del llamado Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China, más Alemania), representado por la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, y su interlocutor directo, el ministro iraní de Exteriores, Javad Zarif.

Aunque las reuniones preliminares arrancaron con optimismo, una inesperada arenga del ayatolá Ali Jamenei en Teherán apagó los ánimos. El líder supremo mostró su rechazo a cualquier concesión sobre el programa atómico iraní, que hay que salvaguardar los derechos nucleares, al tiempo que recordó a su equipo negociador en Ginebra que deberá respetar una «serie de líneas rojas» para no dar un paso atrás. «Yo apoyo a mi Gobierno y, por otra parte, insisto en que se reconozcan los derechos del pueblo iraní, que son muy importantes, incluido el derecho nuclear», advirtió Jamenei ante una audiencia de más de 50.000 acólitos de las milicias basij.

El discurso del gran ayatolá sonó poco alentador para continuar con los esfuerzos diplomáticos y desbloquear las negociaciones nucleares. Su reticencia se suma a las declaraciones del presidente iraní, el moderado Hasan Rohani, quien advirtió el lunes a su homólogo ruso, Vladimir Putin, de que «demandas excesivas» en el diálogo nuclear pueden dar al traste con la negociación.

Las palabras de Jamenei obtuvieron rápida respuesta por parte del presidente francés, François Hollande, que pidió a Irán «respuestas» y no «provocaciones» porque el Grupo 5+1 «está trabajando por un acuerdo», dijo. El proyecto de dicho acuerdo, que se espera que Irán acepte en esta nueva negociación, es un borrador de entre dos y tres páginas que establece la neutralización de las actividades nucleares sospechosas a cambio de un levantamiento parcial y reversible de las sanciones –«un alivio bastante pequeño», según un diplomático estadounidense–, y aún hay puntos entre corchetes, los más espinosos para Irán que han impedido cerrar el acuerdo preliminar.

La oferta del G5+1 deja un periodo de prueba de seis meses antes de concluir un tratado definitivo. Irán no cederá a su derecho de enriquecer uranio, por lo que las potencias estudian la posibilidad de exigirle a Teherán que mantenga el enriquecimiento a un nivel del 3,5% y no al 20% que ha conseguido en los últimos años. Pero ahora mismo parece impensable que el régimen de los ayatolás detenga su progreso en tecnología nuclear cuando hace diez años sólo contaba con 200 centrifugadoras y ahora tiene 19.000.

Entre las soluciones para deshacerse de los 196 kilos de uranio enriquecido al 20% que tendría Teherán, está su venta al extranjero, el almacenamiento fuera del país para fabricar barras de combustible de cara a un eventual reactor de investigación en Irán o para la única central nuclear situada en Bushehr, proporcionada y alimentada por Rusia. El otro punto caliente es el reactor en construcción de Arak, que podría fabricar plutonio.

Pese a Ali Jamenei y las dificultades que se presentan, las potencias mundiales mantienen las esperanzas intactas. En un tono optimista, primer el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, dijo que «las diferencias que permanecen entre las partes son cada vez más insignificantes. De hecho, creo que podemos tender un puente con un compromiso y voluntad política».

El escollo de la planta de Arak

El reactor de agua pesada de Arak, que podría estar construido en 2014 y tendría capacidad para fabricar plutonio de uso militar, es uno de los asuntos más sensibles de la negociación con Irán. Teherán acordó con la Organización Internacional de la Energía Atómica que permitiría a los inspectores visitar las instalaciones. De hecho, el nuevo Gobierno ha frenado la construcción del reactor como gesto de buena voluntad, pero no parece dispuesto a renunciar a su proyecto estrella.