Crisis en el Sahel
La junta de Níger humilla a la diplomacia francesa
Los golpistas, en alerta ante una intervención extranjera, quieren expulsar al embajador galo
Aunque sea a rastras. Los golpistas en Níger se muestran dispuestos a expulsar al embajador francés en el país tras el ultimátum de 48 horas concedido este viernes, aunque «sea por la fuerza». Los ánimos se calentaron en la tarde del domingo, cuando el portavoz de la junta militar espetó al embajador, Sylvain Itte: «¿Quién te crees para negarte a irte?».
El Ministerio de Exteriores galo ya negó categóricamente que los militares tengan la autoridad para expulsar al diplomático, desde que «sólo el presidente electo tiene derecho» a deponer a los embajadores de terceros países en Niamey. El pulso se tensa. Los músculos se estiran y cientos de manifestantes partidarios del golpe amenazaron este fin de semana con asaltar la base militar francesa y la embajada en Níger, durante las celebraciones que marcaron el primer mes desde que el presidente Mohamed Bazoum fue depuesto del poder.
Durante las protestas se entonaron cánticos antifranceses y reiteraron su apoyo a sus nuevos líderes: si las tropas francesas y la delegación diplomática no abandonan el país, los propios civiles parecen dispuestos a liderar el asalto.
Desde París parecen jugar una nueva baza que podría beneficiar sus intereses. Los últimos sucesos apuntan a ciertas divisiones internas en la cúpula golpista. Los generales Tchiani y Modi, números uno y dos del CNSP, discutieron en los últimos días en lo referente a qué embajadores y de qué países debían expulsar. Tchiani abogaba por expulsar a los embajadores de Nigeria, EE UU, Alemania e Italia; Modi, evidentemente más moderado que su superior, pedía calma. Y finalmente fue el embajador francés el único cuya partida es de obligado cumplimiento.
Si Francia sabe potenciar estas diferencias, quizás, y sólo quizás, saque algo en su favor. La tensión empieza a hacer mella entre los golpistas, que este sábado pusieron a sus tropas en máxima alerta ante la posibilidad de una inminente intervención militar liderada por la CEDEAO. «Las amenazas de agresión se sienten en aumento», explicó la junta en un comunicado que afirmaba su intención de «evitar el efecto sorpresa» de un ataque. Cabe recordar que el número con que cuentan las fuerzas armadas de Níger apenas alcanza los 10.000 efectivos, frente a los 230.000 de la vecina Nigeria. A favor de Níger juegan la extensión geográfica y la ayuda prometida por Mali y Burkina Faso. En su contra, se enfrentan a un ejército comunitario que contaría con el apoyo de Francia, y puede también que con el de Estados Unidos.
Por cada paso que avanza la junta militar atrincherada en Niamey, la comunidad internacional les propina dos sacudidas. Si Prigozhin ofreció su apoyo a los golpistas pocas horas después del golpe del 26 de julio, Prigozhin ha sido asesinado en pleno vuelo hace pocos días. Si la Unión Africana negó hace tres semanas su apoyo a la CEDEAO en el caso de que la organización intervenga militarmente en Níger, la Unión Africana suspendió esta semana a la nación africana como castigo por su reciente atentado al orden constitucional. Si los nigerinos que inundan las calles en apoyo a los golpistas esperan un futuro mejor, las inundaciones provocadas por las lluvias en el país se cobran la vida de 27 personas y más de 6.000 hogares son destruidos.
Basta que el embajador sufra daños, o que la base francesa en Niamey sea finalmente asaltada por los manifestantes para que las tensiones con Francia alcancen un punto de difícil retorno. Argelia ya ha asegurado que no permitirá a las aeronaves francesas atravesar su espacio aéreo en caso de una operación en Níger, pero la suerte de los generales nigerinos escasea cada día un poco más. Y se notan los nervios, se palpan, se pueden quebrar, tanto en las calles como en los despachos ministeriales sin apenas electricidad para mantener encendidos los aires acondicionados.
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