Siria

La Justicia alemana prosigue la persecución de los crímenes de guerra de Asad

Cadena perpetua para un médico sirio por la muerte de al menos dos opositores y torturas a otros nueve en los hospitales de Homs y Mezzeh

DAMASCO, 16/01/2025.- Vista de una sala de prisión de Sednaya, conocida como "el matadero humano", donde se calcula que unas 30.000 personas fueron ejecutadas y torturadas durante el régimen anterior, visitada este jueves por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. EFE/ Albares vía X </picture><figcaption><b>La presión de Sednaya en Siria</b><span>Albares vía X</span><span>Agencia EFE</span></figcaption></figure></div></header></div><div class=

Alemania volvió a convertirse en escenario de una rendición de cuentas internacional. El Tribunal Superior de Fráncfort condenó en junio a cadena perpetua al médico sirio Alaa M. por crímenes contra la humanidad cometidos entre 2011 y 2012 en hospitales y prisiones del régimen de Bashar al Asad. La sentencia, que también incluye la constatación de la "especial gravedad de la culpa" y una medida de seguridad posterior a la pena, cierra uno de los procesos más largos y complejos contra un actor clave del aparato represivo sirio.

El acusado había trabajado en Alemania desde 2015 como ortopeda y fue detenido en 2020 después de que unos testigos lo identificaran en un programa de televisión sobre la guerra en Siria. Poco después comenzó un juicio que ha durado casi tres años y medio. Las acusaciones que pesan sobre este sirio de 40 años dibujan un perfil escalofriante: asesinato, tortura, persecución sistemática. `

Según los jueces, Alaa M. formó parte de una unidad médica conocida como el "grupo de eliminación", una expresión que deja entrever la degradación total del papel de los profesionales de la salud bajo el mando del régimen sirio. Durante los dos años que pasó como médico militar en los hospitales de Homs y Mezzeh, así como en un centro de detención, el ahora condenado causó la muerte de al menos dos personas y torturó a otras nueve, todos civiles opositores al gobierno. Los magistrados consideran probado que actuó impulsado por un impulso sádico. "El acusado disfrutaba especialmente infligiendo dolor físico a personas que consideraba inferiores", declaró el juez.

Ejerció como médico en hospitales alemanes

El tribunal escuchó testimonios estremecedores. Las víctimas relataron palizas brutales, quemaduras infligidas en heridas abiertas y violencia sistemática. No obstante, nada de esto impidió que Alaa M., tras llegar a Alemania, ejerciera como médico en varios hospitales de las regiones de Werra-Meißner y Waldeck-Frankenberg, en el centro del país. Su currículum pasó los filtros institucionales sin levantar sospechas.

El proceso estuvo marcado por la protección rigurosa de los testigos, algunos de los cuales declararon de forma anónima. Con todo, la intervención de las autoridades sirias no pasó desapercibida ya que, según el presidente del tribunal, el régimen de Assad intentó hasta finales de 2024 influir en el juicio, razón por la cual las medidas de seguridad se mantuvieron en el nivel más alto.

La sentencia fue recibida con aplausos por parte del público asistente a la sala. Alaa M. permaneció inmóvil, sin mostrar reacción visible. Hasta el último momento negó los hechos, incluso los de haber prendido fuego a los genitales de un adolescente o de haber administrado una inyección letal a un recluso que se había resistido a las palizas. El ahora condenado se declaró víctima de un complot y aseguró no haber estado en Homs durante el periodo señalado. Sus abogados pidieron la absolución por el cargo de asesinato, pero la corte no encontró dudas razonables. El relato de los testigos, corroborado por documentos y análisis periciales, fue suficiente para establecer su culpabilidad más allá de toda duda.

"Ningún torturador puede sentirse a salvo

El juicio fue posible gracias al principio de jurisdicción universal, un mecanismo del derecho internacional que permite a los tribunales nacionales perseguir crímenes particularmente graves -como genocidio, crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad-, independientemente del lugar donde se cometieron. Alemania ha hecho de este principio una herramienta jurídica activa; de hecho, la sentencia contra Alaa M. se suma a la de Anwar R., un exoficial de inteligencia sirio condenado en 2022 en Coblenza.

Ambos procesos han consolidado a Alemania como uno de los pocos países en el mundo donde las víctimas del régimen sirio pueden aspirar a recibir justicia. Los familiares de las víctimas recibieron la sentencia con alivio. En una declaración leída ante el tribunal, señalaron que el fallo devuelve algo de dignidad a quienes sufrieron y ofrece un atisbo de justicia en medio de una impunidad generalizada.

También se resaltó el valor simbólico del juicio: un mensaje dirigido no solo a los responsables del aparato de seguridad sirio, sino también a las víctimas que aún esperan justicia. El veredicto aún no es definitivo, pero su alcance, tal y como aseguró el juez, lanza una advertencia clara: "Ningún torturador puede sentirse a salvo de la justicia, esté donde esté".