Extrema derecha

Kevin Kühnert: «No hay otra salida que no sea la oposición a la Gran Coalición»

Líder de las juventudes del SPD

Kevin Kühnert: «No hay otra salida que no sea la oposición a la Gran Coalición»
Kevin Kühnert: «No hay otra salida que no sea la oposición a la Gran Coalición»larazon

Con 28 años, es el rostro del ala izquierdista del SPD que rechaza el pacto con Merkel. Define su «No» en el Congreso de Bonn por los escollos «insalvables» en inmigración.

Hasta hace un par de meses, pocos en Alemania habían escuchado hablar de Kevin Kühnert. Pero el novel político de 28 años, líder de las juventudes socialdemócratas (conocidas como Jusos), podría convertirse hoy en el hombre que pueda poner fin a la carrera de Angela Merkel. El Partido Socialdemócrata (SPD) vota esta jornada en Bonn si sigue adelante con las negociaciones junto a los conservadores de la canciller, y frente a Martin Schulz –líder y principal impulsor dentro del SPD para reeditar la Gran Coalición–, está Kühnert encabezando la rebelión de aquellos que dudan de la idoneidad del acuerdo para el partido y para Alemania. «Es nuestro Corbyn», proclamaron sus partidarios durante esta semana, en alusión al ahora aclamado líder laborista británico. Comparaciones aparte, en los últimos días el líder juvenil con su «no» rotundo a la Gran Coalición ha llevado tanto a Schulz como a la mismísima Merkel hasta una cuota de incertidumbre de la que careció las ya de por sí complicadas negociaciones que dieron luz al preacuerdo de gobierno.

Si hoy ganan las pretensiones de Kühnert, Alemania se hundiría en el caos político pero ni tan siquiera este confuso horizonte calma la aspiración de este joven sobre el que muchos dicen haber emprendido una lucha casi parricida contra el máximo líder de su misma formación. En una entrevista por email con LA RAZÓN, Kühnert aseguró que «la decisión de la votación está completamente abierta ya que el debate dentro del SPD es extremadamente controvertido». Una circunstancia que acrecentó en los últimos días las tensiones entre partidarios y detractores dentro del partido y que llevó tanto a Schulz como al líder de los Jusos a emprender una gira por todo el país a la búsqueda de adeptos. Desde el primer momento, el mensaje de Kühnert fue claro y contundente. «De ninguna manera tenemos otra alternativa que no sea oponernos a la Gran Coalición», dijo a este periódico. «Hace ya mucho tiempo que se agotaron todas las similitudes o las posibilidades de alianza con los conservadores –añade–. No solo tenemos puntos de vista completamente diferentes sino que en algunos temas, como los impuestos o la política de inmigración, las diferencias son insalvables». Lo sorprendente es que tras semejante pretensión, se esconde un estudiante de Ciencias Políticas que viste vaqueros y calza zapatillas deportivas. Con todo, y aun con su impertérrita expresión amistosa, Kühnert es el cincel que ha profundizado en la fractura interna más importante que sufre el SPD desde la reunificación del país.

Su firmeza y entusiasmo ha calado más allá de la militancia de las juventudes, de las que forman parte unos 70.000 miembros del cerca de medio millón de militantes de base del SPD. Preguntado sobre los posibles puntos que deberían darse en un acuerdo de coalición para que los Jusos lo respaldasen, Kühnert se muestra de nuevo taxativo: «No hay pregunta ni alternativa que valga, ya que nuestro rechazo a la Gran Coalición es por razones de principios». Unos fundamentos que para esta organización llevaron al SPD hasta la debacle en las pasadas elecciones y que se acució aún más tras la firma del preacuerdo del gobierno que, para los jóvenes socialdemócratas, deja en clara desventaja la posición del partido.

El panorama político alemán se enfrenta a un momento crucial y toda Europa está pendiente de lo que suceda hoy en Bonn. Algunos analistas alemanes ya han advertido que un resultado negativo en la votación sería una «catástrofe» pero los Jusos amenazan con llevar sus pretensiones hasta el final. Incluso aunque el congreso de hoy apruebe el inicio de negociaciones formales y estas concluyan con éxito, Kühnert y los afiliados a sus juventudes continuarán su cruzada hasta que, previsiblemente en marzo, el acuerdo final se someta a una consulta entre el cerca de medio millón de afiliados del SPD.

En Alemania, todas las posibilidades son posibles y, tal y como advirtió Schulz esta semana en una entrevista publicada por la revista «Der Spiegel», si el congreso no da luz verde a las negociaciones «vendrán nuevas elecciones y más pronto de lo que muchos creen». Una probabilidad que según coinciden la mayoría de los analistas castigaría a los principales partidos alemanes pero que, a la contra, daría todavía más fuerza al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). «Es posible que una vuelta a las urnas pudiera fortalecer a los populistas del AfD pero también eso podría suceder si el SPD reedita una nueva coalición con los conservadores», se defiende Kühnert. «El SPD siempre ha perdido después de las últimas grandes coaliciones». A su juicio, es su «responsabilidad» decir «hasta aquí y nada más» porque es preciso salir del «círculo vicioso» de grandes coaliciones y debilitamiento en el que anda sumergido el SPD. Sólo el rechazo a ir de nuevo de la mano de Merkel permitirá «abrir un nuevo camino estratégico», añadió. Por ahora, Schulz aventaja al joven político pero, en contra de lo que se pensaba en la cúspide del partido, Kühnert ha conseguido que algunas secciones en Berlín y Sajonia-Anhalt le cedan su apoyo. Las voces que se oponen a «Groko» van en aumento y reclaman que los socialdemócratas vuelvan a la oposición para recomponerse de la debacle registrada en las urnas. Los Jusos tienen entre 80 y 90 delegados de los 600 que acudirán al congreso aunque no obstante, la presidenta del grupo parlamentario del SPD, Andrea Nahles, señaló esta semana que un tercio de los delegados aún no se había decidido y el ala de la izquierda del SPD está principalmente a favor. Todas las posibilidades están abiertas y de ahí que todo el mundo esté hoy pendiente de lo que suceda en Bonn.