
Guerra en Europa
Kiev vive una de las jornadas más aterradoras por los misiles rusos en pleno canje de prisioneros
Los dos bandos entregan 317 rehenes dentro del acuerdo alcanzado en Estambul que afecta a mil soldados

“No he visto a mi hijo en 17 meses”, relató Dmitro Gavrilenko, un joven soldado ucraniano, a los medios locales tras el regreso de 307 cautivos a su país el sábado, durante el segundo día del intercambio de prisioneros de guerra entre Rusia y Ucrania. Aunque su pequeño hijo apenas pudo reconocer a su padre, el niño no dudó en correr a sus brazos. Pocas palabras se intercambiaron entre los soldados y sus familias, pero hubo mucha emoción, con lágrimas y sonrisas, al verse por primera vez en meses o años.
En total, 697 cautivos ucranianos regresaron en el intercambio durante los últimos dos días, como parte de un canje de 1.000 prisioneros de guerra por cada bando. Esto trajo alegría a sus familias y esperanza a muchas otras que acudieron a mostrar fotos de sus seres queridos cautivos o desaparecidos, con la expectativa de que pudieran haber coincidido en las prisiones rusas.
Los defensores de Ucrania serán sometidos a rehabilitación psicológica y física en un centro especializado, tras lo cual recibirán 90 días de permiso y el derecho a renunciar al servicio. “La legislación de Ucrania otorga a todos los que han pasado por el cautiverio ruso el derecho a decidir por sí mismos: regresar al servicio militar, cambiar de especialidad o retirarse del ejército”, subrayó el organismo ucraniano encargado de coordinar el tratamiento de prisioneros de guerra.
Aunque se desconoce su número exacto, miles de soldados ucranianos y rusos permanecen en cautiverio en ambos países, a la espera de su regreso. Ucrania está dispuesta a intercambiar soldados profesionales rusos capturados en los primeros meses de la invasión, junto con prisioneros gravemente enfermos, aunque Moscú muestra poca urgencia por recuperarlos, según fuentes ucranianas.
Además, entre 7.000 y 18.000 civiles ucranianos permanecen en cautiverio ruso, según estimaciones de funcionarios y defensores de derechos humanos, detenidos en los territorios ocupados por sus posturas proucranianas o presunta participación en protestas o espionaje.
La liberación mutua de todos los cautivos podría ser un paso importante para generar la confianza necesaria para encontrar un camino hacia la paz, según Kiev. Sin embargo, el intercambio se produce en medio de intensos ataques rusos contra ciudades ucranianas y una fuerte presión en el frente.
Entre la noche del viernes y el sábado, 250 drones de largo alcance y 14 misiles balísticos atacaron Ucrania, la mayoría dirigidos a la capital, Kiev. Los residentes describieron la noche como una de las más aterradoras desde el inicio de la invasión, tras incendios en varios edificios de apartamentos.
“Estábamos escondidos en el baño cuando una explosión nos lanzó dentro de la bañera. Gracias a Dios no tenemos ni un rasguño, pero el apartamento está completamente destruido”, contó Lyudmila Lutsenko, residente de un edificio afectado por un dron ruso, al canal Suspline TV.
Seis misiles fueron interceptados, junto con casi todos los drones, pero al menos 14 personas resultaron heridas en la capital mientras la infraestructura portuaria de Odesa también sufrió daños. La Fuerza Aérea de Ucrania señaló que Rusia ha modificado sus misiles balísticos, haciendo sus trayectorias menos predecibles y más difíciles de interceptar.
“Ha pasado una semana desde la reunión de Estambul, y Rusia aún no ha enviado su ‘memorando de paz’. En cambio, envía drones y misiles mortales contra civiles”, reaccionó el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andri Sibiha. Sibiha calificó el último ataque como “la respuesta de Rusia a los esfuerzos internacionales por la paz” y “una clara evidencia de que es necesario aumentar la presión de sanciones sobre Moscú para acelerar el proceso de paz”.
Se esperan más ataques así, ya que los analistas ucranianos creen que Rusia busca aterrorizar a los civiles para forzar la rendición del país. “No es mera crueldad, es un plan sistemático para convencer a los ucranianos de que la única forma de sobrevivir, para ellos y sus hijos, es rendirse a Rusia”, afirmó Vitaliy Portnikov, según recogió EFE. “Rusia seguirá matándonos mientras se le permita actuar con impunidad”, dijo Olia Tsuprikova, de 35 años, desde Kiev tras el ataque ruso.
Los funcionarios rusos han descartado un alto el fuego y han emitido declaraciones que confirman su intención de seguir capturando más territorio en Ucrania. “Rusia dice claramente que no quiere negociar porque cree que está ganando la guerra”, afirmó Oleksi Melnik, ex asistente del ministro de defensa de Ucrania y analista del think-tank ucraniano Razumkov Centre, a LA RAZÓN.
Según Melnik, Rusia recibiría un duro golpe si se imponen sanciones más fuertes contra sus exportaciones de petróleo y gas, clave para su maquinaria de guerra. Sin embargo, a pesar de que Moscú rechazó la propuesta de alto el fuego presentada por Washington y aceptada por Kiev, el presidente estadounidense Donald Trump se niega a introducir nuevas sanciones, lo que aumenta la exasperación entre los ucranianos. “Es hora de que Trump decida si apoya el derecho internacional y a la víctima o al agresor”, enfatizó el diputado ucraniano Oleksandr Merezhko.
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