Guerra en Ucrania

Kiev y Moscú se enzarzan en la frontera

Un soldado ucraniano junto a un lanzamisiles incautado a los prorrusos
Un soldado ucraniano junto a un lanzamisiles incautado a los prorrusoslarazon

Mientras la guerra en el este de Ucrania vive algunas de sus jornadas más sangrientas, con el número de bajas contándose diariamente en doble dígito, un incidente territorial ha crispado en las últimas horas aún más los ánimos entre Moscú y Kiev, otro palo en la rueda de la vía diplomática. Un obús lanzado desde Ucrania estalló el domingo en territorio ruso, cerca de la frontera. No era una situación nueva, pero sí lo fue que cayese en una zona residencial, matando a un ciudadano ruso. Moscú acusó de agresión territorial a Kiev y el Gobierno ucraniano se defiende culpando a su vez del ataque a los separatistas que, en su opinión, buscan dar motivos a Putin para enviar al Ejército y participar activamente en el conflicto. Decimos activamente porque el Kremlin lleva en realidad semanas participando indirectamente en la guerra, asistiendo logísticamente a los prorrusos, que disponen de armamento cada vez más pesado. Lo último, un sistema de lanzamisiles que la semana pasada voló un autobús del Ejército y ayer derribó un avión de transporte militar con 20 tripulantes a bordo, junto a la localidad ucraniana de Izvarino y que viajaba a 6.500 metros de altitud. «En los últimos días las milicias han utilizado contra nuestras tropas un nuevo sistema antimisiles móvil», relata Poroshenko, cuyo alto mando alertó de una supuesta concentración de tropas rusas junto a la frontera. «Además, podemos confirmar la participación de oficiales rusos entre los combatientes separatistas», explicó el presidente ucraniano. El ejemplo más sangrante es el del general Strelkov, líder de las milicias de Donetsk, ciudadano ruso de 43 años afincado en Moscú y veterano de todas las guerras de Rusia en el último cuarto de siglo. Un estratega tan brillante como falto de escrúpulos. Los medios de su país alegan que no es más que un oficial retirado, pero el Gobierno de Kiev, basado en unos e-mails interceptados en mayo, afirma que se trata de un infiltrado del Servicio de Inteligencia ruso (GRU).

En otro orden de cosas, Poroshenko prometió ayer cambios tácticos en la operación militar en el este del país, que consistirían en reducir el área de la ofensiva para poder concentrar las tropas, así como reforzar la defensa de las fronteras para evitar la llegada de refuerzos para los separatistas. «Si tomamos el poder, es importante no sólo izar la bandera, sino defenderla, al igual que al Estado y a la gente. Las poblaciones liberadas necesitan seguridad», recalcó el presidente, que quiso mirar también al futuro, refiriéndose al plan de reconstrucción y pacificación de las zonas en conflicto.