Corea del Norte

Kim se repliega y congela su ataque a la base de Guam

La marcha atrás se produce después de que Mattis alertase: «El misil provocará la guerra»

El líder norcoreano Kim Jong Un inspecciona los planes de lanzamiento de misiles hacia la isla de Guam, ayer
El líder norcoreano Kim Jong Un inspecciona los planes de lanzamiento de misiles hacia la isla de Guam, ayerlarazon

La marcha atrás se produce después de que Mattis alertase: «El misil provocará la guerra».

El líder de Corea del Norte no atacará la isla de Guam de momento, quiere esperar un poco más y observar el comportamiento de Estados Unidos. El régimen norcoreano realiza así un gesto para desescalar el conflicto y cede a EE UU la responsabilidad de un inminente enfrentamiento bélico entre las dos potencias nucleares. Y advierte: «Atacaremos si hay más provocaciones de los estúpidos yankis».

El plazo anunciado por Corea del Norte para tener ultimado su ataque contra Guam, se cumplía el domingo y ayer, el líder norcoreano se reunió con altos cargos del Ejército. Su intención era estudiar el plan realizado por sus generales, diseñado para lanzar cuatro misiles Hawsong-12 contra la isla del Pacífico propiedad de EE UU. Durante la inspección a las Fuerzas Estratégicas de su Ejército, Kim Jong Un dijo estar preparado para observar las acciones de EE UU en la región «un poco más de tiempo» antes de ordenar la ejecución de su plan. Pero advierte que podría aún ordenar el lanzamiento de misiles contra las aguas de Guam. «EE UU, quien ha sido el primero en traer numerosas estrategias de armamento militar cerca nuestra, debería ser el primero en tomar la decisión correcta y demostrar a través de acciones si ellos desean cesar las tensiones en la península coreana y prevenir un peligroso enfrentamiento militar», citaba KCNA a Kim Jong Un, que añadía: «Para rebajar la tensión y evitar un conflicto militar, EE UU debe detener a la vez las provocaciones arrogantes y las demandas unilaterales». Y advierte a Washington que: «Si persisten en sus acciones extremadamente peligrosas, mi país pondrá en práctica la importante decisión que he anunciado», refiriéndose al lanzamiento de los misiles contra Guam. Kim opta así por mantener un pulso con EE UU, y revela una posible moneda de cambio a la retirada de la amenaza sobre Guam, la cancelación de las Ulchi Freedom Guardian, maniobras militares conjuntas entre Seúl y Washington, programadas para el 21 de agosto. La decisión del líder de Corea del Norte llega después de la reunión de Kim con los embajadores norcoreanos en China, Rusia y el enviado en la ONU.

Las imágenes de ayer mostraban a Kim Jong Un en la base de las Fuerzas Armadas norcoreanas junto a la élite de su Ejército, mientras supervisaba el plan de ataque a EE UU, en el que podía verse la base estadounidense de Guam proyectada en una pantalla, y mapas con otros posibles objetivos, entre ellos Hawai. La posible trayectoria de los Hawsong-12, afecta también a Japón, por producirse una incursión en su zona aérea y por su alianza con EE UU, que posee una base militar en suelo nipón. El primer ministro Shinzo Abe, que ha mostrado su apoyo a Trump durante los últimos días, revelaba un cambio en el tono del discurso del presidente de EE UU respecto al conflicto. En una llamada entre Trump y Shinzo realizada ayer, el mandatario japonés aseguró que la estrategia de ambos gobiernos radicaba en la importancia de «trabajar con la comunidad internacional para prevenir el lanzamiento de los misiles». Ambos líderes aceptaron que los enfrentamientos dialécticos no tenían sentido y que «lo más importante es prevenir que Corea del Norte no siga adelante con el lanzamiento». Xi Jinping ha nombrado a un nuevo negociador para Corea del Norte, con el objetivo de intentar una salida pacífica. El diplomático King Xuanyou sustituye a Wu Dawei, que llevaba 13 años al cargo, para lograr sentar en la mesa de negociaciones al régimen norcoreano. Este esfuerzo de Pekín por trabajar duramente en la vía diplomática y ceñirse al pacto del Consejo de Naciones, se suma a lo declarado recientemente por Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, que animaba a ambas partes a firmar un acuerdo promovido por Moscú y Pekín, por el que Corea del Norte se comprometería a paralizar sus ensayos con misiles y a cambio, Seúl y Washington paralizarían los ejercicios conjuntos.