Alemania

La CSU impone nuevas exigencias a Merkel

Sus socios piden reducir las ayudas a los refugiados y ponen en peligro las negociaciones con el SPD

La colíder de la AfD, Beatrix von Storch, escribió un tuit islamófobo
La colíder de la AfD, Beatrix von Storch, escribió un tuit islamófobolarazon

Sus socios piden reducir las ayudas a los refugiados y ponen en peligro las negociaciones con el SPD.

Los refugiados, el tema que hundió a Merkel en las elecciones y que propició el fracaso de las pasadas negociaciones, vuelve a encaramarse como el principal escollo para que Alemania pueda formar Gobierno. A escasos cuatro días para que comiencen las conversaciones entre el bloque conservador y los socialdemócratas, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), formación hermanada con la CDU de Merkel, propondrá recortar las ayudas a los refugiados y reforzar la vigilancia sobre los menores de edad asilados. La muerte el pasado fin de semana de una niña de 15 años acuchillada por su ex novio, un refugiado afgano, ha sido el detonante de un debate político que ha conmocionado a la sociedad.

«Alemania no puede seguir siendo un punto de atracción para refugiados de todo el mundo», aseguró el líder de la CSU en el Bundestag y ministro de Transportes, Alexander Dobrindt, al diario «Münchner Merkur». Más en concreto, la CSU quiere que en el futuro los solicitantes de asilo perciban sólo prestaciones mínimas durante 36 meses –en lugar de los 15 actuales– antes de poder acceder al equivalente de lo que perciben los receptores de ayuda social o endurecer la vigilancia sobre los menores de edad, con el argumento de que Alemania no debe acoger a «cachorros del yihadismo» o jóvenes dispuestos a perpetrar atentados.

Unas propuestas que la CSU defenderá este fin de semana en un encuentro en el que se pretenden forjar los puntos primordiales de un programa con el que esta formación quiere hacer frente a los ultraderechistas de Alternativa para Alemania en las regionales de este año. No obstante, el giro a la derecha del partido bávaro complicaría la de por sí compleja formación del nuevo Gobierno de Merkel, ante la apertura de las conversaciones el domingo y en las que el Partido Socialdemócrata (SPD) defenderá una política de inmigración más laxa.

Alemania cumplió ayer cien días sin Gobierno y ni la pausa navideña ha servido para calmar los ánimos o insuflar algo de optimismo ante el arranque de las negociaciones. Una circunstancia que sólo alimenta el escepticismo. Así, el vicepresidente del SPD, Thorsten Schaefer-Guembel, recordó ayer a Merkel que gobernar en minoría todavía es una opción, debido a las acusadas diferencias entre ambos partidos. Schaefer-Guembel explicó que socialdemócratas y conservadores mantienen sus diferencias en varios temas clave. Entre ellos, no sólo la inmigración sino la reforma fiscal, a la que tachó de «absurda» por la intención de la CDU de bajar los impuestos a las rentas altas.