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La CSU se aleja de Merkel para frenar a la ultraderecha

Los bávaros acuden mañana a las urnas con la inmigración como gran preocupación. El ministro del Interior ordena prorrogar el cierre de fronteras en un intento desesperado de cortar las alas a AfD.

El modelo austriaco El canciller del país vecino, Sebastian Kurz, fue el invitado estelar del acto de clausura de la CSU por su dureza con la inmigración ilegal
El modelo austriaco El canciller del país vecino, Sebastian Kurz, fue el invitado estelar del acto de clausura de la CSU por su dureza con la inmigración ilegallarazon

Los bávaros acuden mañana a las urnas con la inmigración como gran preocupación. El ministro del Interior ordena prorrogar el cierre de fronteras en un intento desesperado de cortar las alas a AfD.

Leal a su capacidad analítica, la prensa alemana está desorientada desde hace días ante el rumbo que pueda tomar el país tras las elecciones de mañana en Baviera. Pocas veces, tantas preguntas habían flanqueado a unas regionales. Cuestiones que paradójicamente se sustentan en la certeza de saber ya quién serán los vencedores y vencidos pero cuyo veredicto no esclarece un futuro que aún en clave regional, afectará a toda Alemania, aunque nadie sabe en qué medida ni cómo.

Lo único claro es que mañana se pondrá fin a una hegemonía de más de seis décadas de la Unión Socialcristiana (CSU), el hermano bávaro de la CDU de Angela Merkel. La última encuesta, publicada ayer por el periódico «Bild», les sitúa en un 34 por ciento en estimación de voto, lo que representa un punto porcentual menos que en la semana anterior y en un más que evidente mínimo histórico. Una debacle que, para muchos analistas, hunde su semilla en el giro a la derecha que protagonizó la formación pero que, sin embargo, no evitó el trasvase de votos a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) o, por el contrario, fue de tal calibre que empujó a otros votantes hacia otras opciones, como la de Los Verdes.

Argumentos que aún probados no arrojan luz hacia el camino que pueda tomar a partir de mañana la CSU y que tampoco desanimaron a su candidato y primer ministro bávaro, Markus Söder, a luchar por el voto hasta el último momento. En esta línea, y en el que fue visto como un certero golpe de efecto en el cierre de campaña, el ministro germano de Interior y líder de la CSU, Horst Seehofer, ordenó ayer mantener los controles en la frontera con Austria durante otros seis meses, a partir del próximo 12 de noviembre y hasta el 11 de mayo de 2019. Aunque desde el ministerio se desvinculó el anuncio con la campaña electoral en Baviera está claro que la maniobra viene a fortalecer uno de los temas que, desde el principio, más defendió la CSU en su programa y que pasa por instaurar un control más férreo sobre la llegada de los refugiados. Pero no fue el único.

El canciller austriaco, Sebastian Kurz, acompañó ayer a Söder en el cierre de campaña en la que fue una nueva y clara señal de animosidad del partido hacia Merkel. Nadie aclaró si la ausencia de la canciller fue voluntaria o demandada, pero lo cierto es que la presencia del austriaco es en la CSU más favorable que la de una canciller en horas bajas. Otras lecturas van mucho más allá y aunque Kurz en su intervención evitó comparar a su socio de gobierno, el ultraderechista FPÖ, con la AfD y aseguró que ciertas cosas defendidas por el partido populista alemán «serían impensables en nuestro país», su presencia alentó la posibilidad de que la CSU llegue a dar ciertos pasos para asegurarse su gobernabilidad.

Una de las pocas cosas claras es que el estado federado de Baviera, identificado con la prosperidad y el conservadurismo, quedará abocado a partir de mañana a una compleja gobernabilidad de alianzas insólitas. De cumplirse el sondeo de la ZDG u otros que circulan estos días en Alemania, una coalición de la CSU y los Verdes sería la constelación más estable, pese a los abismos que separan a esos dos partidos. Aunque no sería la única opción y algunos analistas, y ante el cambio de escenario político al que se encamina todo el país, ya dan por hecho que Baviera podría ser el primer campo de pruebas ante posibles pactos nunca antes vistos.

La CSU no avanza preferencias sobre futuros socios y está preparado para entablar «largas conversaciones» con quien sea preciso, insistió Seehofer durante estos días. Otra de las pocas certezas es que nada volverá a ser lo mismo. Así lo aseguró ayer Wolfgang Schäuble, presidente del Parlamento y una de las voces más sabias de la política europea. En una entrevista concedida a la SWR aseguró que las elecciones bávaras «tendrán un impacto en la política federal y, por lo tanto, en la reputación de la canciller» Angela Merkel.