México

La cuna del «Chapo» se desangra

La lucha por el control del Estado mexicano de Sinaloa entre los cárteles del narcotráfico deja al menos 30 muertos el fin de semana. Cuatro bandas se disputan la hegemonía

Un perito en una carretera de Cualiacán, en Sinaloa, con los cadáveres de varios sicarios, el pasado fin de semana
Un perito en una carretera de Cualiacán, en Sinaloa, con los cadáveres de varios sicarios, el pasado fin de semanalarazon

La lucha por el control del Estado mexicano de Sinaloa entre los cárteles del narcotráfico deja al menos 30 muertos el fin de semana. Cuatro bandas se disputan la hegemonía.

La caída y posterior extradición de «El Chapo» Guzmán han traído consigo una ola de violencia sin precedentes vinculada al narcotráfico. El vacío de poder y la disputa por la corona del cártel que un día lideró Joaquín Guzman Loera han convertido a Sinaloa, Estado natal de «El Chapo» y lugar desde el que creó su imperio de la droga, en un polvorín. Al menos cuatro organizaciones delictivas se disputan su control, tres de ellas son escisiones del cártel de Sinaloa, aunque todas ellas se han batido en duelo este fin de semana regando de sangre las calles de Culiacán y Mazatlán.

Los hechos de las últimas 48 horas arrancaron el viernes en el puerto de Villa Unión, cuando 17 hombres armados, repartidos en tres vehículos, asesinaron a dos personas a sangre fría. En ese momento, una patrulla de la Policía local que estaba realizando un recorrido rutinario apareció en el lugar de los hechos desencadenando un fuerte tiroteo. Aunque eran superados ampliamente en número, los agentes lograron resistir el ataque hasta que fueron apoyados por elementos de la Marina, de la Policía Estatal y del Ejército mexicano.

Tras la llegada de refuerzos, el grupo delictivo optó por la huida desencadenando una persecución que se extendería hasta la comunidad de Aguaje de Costilla, a ocho kilómetros de donde se iniciaron los combates. Finalmente, los 17 narcos fueron acribillados a balazos sin que los elementos de las fuerzas públicas tuvieran que lamentar víctimas mortales. Las autoridades confirmaron más tarde que en el lugar de los hechos fueron decomisados doce rifles AK-47, una escopeta y siete armas cortas.

En el transcurso de la mañana del sábado tuvieron lugar otros diez homicidios vinculados al crimen organizado. Las primeras víctimas fueron ajusticiadas sin miramientos a plena luz del día en Culiacán, capital del Estado. Se trata de una joven, reconocida en la localidad por ser cantante de la Orquesta Esperanza Azteca, y su marido abatidos en el interior de su vehículo, donde también estaba su hijo, quien sobrevivió al ataque.

A pocos kilómetros de distancia, unos campesinos, que estaban participando de un Congreso agrario que se celebra estos días en Culiacán, se toparon en las inmediaciones del recinto con dos cuerpos. En el lugar había casquillos de bala y tras una primera evaluación se constató que ambos habían sido víctimas de tortura.

En las siguientes horas aparecieron en el vecino municipio de Navolato, los cadáveres de cinco jóvenes, con edades comprendidas entre los 20 y 25 años, presentando también todos ellos evidentes signos de tortura. El último cadáver registrado por las autoridades apareció calcinado en el poblado de Molo Viejo.

Pero el asesinato que más ha llamado la atención de la Prensa y las autoridades locales de Sinaloa ha sido el de Eusebio Valenzuela, de 37 años. Valenzuela se encontraba convaleciente en una clínica privada después de haber sufrido un accidente de tráfico cuando una decena de hombres armados entró por la fuerza para acabar con su vida. Tras amenazar al personal médico y a los pacientes testigos del asesinato, huyeron del lugar de los hechos.

Un total de 30 muertos en apenas 22 horas en unas condiciones propias de un lugar donde se libra una guerra silenciosa con graves daños colaterales para la población civil. Un infierno que trató de denunciar el caído cronista del narco Javier Valdez antes de ser ajusticiado en las mismas calles de Culiacán. Mientras los hijos de «El Chapo» Guzmán se disputan el legado de su progenitor, extraditado el pasado mes de enero a las autoridades de Estados Unidos para ser juzgados por diferentes cargos, con el resto de aspirantes, la violencia ligada al narco ha provocado en Sinaloa 897 muertes violentas en lo que va de año.