Estado Islámico
La deriva de Al Maliki
- Peligra el cargo de Al Maliki como primer ministro. ¿Cree que finalmente aceptará la propuesta del presidente iraquí?
–Hará ruido durante unos días, pero al final no le quedará más remedio que aceptar. Porque todos los actores principales involucrados en Irak coinciden en que no quieren que continúe como primer ministro: los iraníes, los estadounidenses, los saudíes... Hasta parece que los turcos, por lo que no creo que logre continuar.
- Y dentro del Ejército iraquí, ¿tiene Al Maliki algún respaldo?
–Está en una posición problemática. El Ejército, al igual que otras instituciones, ha sufrido un bochorno ante el Estado Islámico. Y las que más lo han vivido han sido las Fuerzas Armadas, que no han podido echarlos de Mosul y otras ciudades del norte, por lo que su credibilidad es muy baja. Por otra parte, Al Maliki deliberadamente no ha construido el gran Ejército iraquí que debería haber formado, porque le parecía un peligro potencial de donde podía salir un golpe de Estado en su contra. Irak ha vivido golpes de estado militares en el pasado. Él no estaba interesado en que hubiera un Ejército fuerte por su propio interés político.
- En cuanto a las reacciones internacionales de rechazo, ¿le ha sorprendido alguna?
–Creo que cuando el EI atacó el norte de Irak, la señal de advertencia sobre Al Maliki ya estaba lanzada. Y fue cuando la Administración estadounidense –se deducía de sus declaraciones–, concluyó que este político ha sido un fracaso para Irak, aunque ya les rondara por la cabeza. Y EE UU tiene su parte de responsabilidad, pues Al Maliki era «su hombre». Arabia Saudí, desde que llegó al poder señaló que era demasiado sectario, que no estaba interesado en la reconciliación con los suníes. Y siempre estuvieron en su contra. Incluso rechazaron encontrarse con él al más alto nivel. El EI ha sido muy útil para la deriva de Al Maliki en el Golfo. En cuanto a Irán, aunque no queda claro qué relación tenían, era alguien cercano a ellos por una mera cuestión práctica, lo que no significa que fuera a ser su hombre para siempre. Pero hay demasiada gente en su contra, no ha sido capaz de arreglar este desastre en el norte... Por lo que todos coinciden en que ya no quieren que siga en el poder.
*Investigador experto en Oriente Medio del ECFR. Preguntas de Esther S. Sieteiglesias
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