Política

Berlín

La división entre los socialistas agrava la debilidad de Hollande

El presidente François Hollande anuncia hoy un nuevo Ejecutivo que pondrá en marcha su contestada política de reformas
El presidente François Hollande anuncia hoy un nuevo Ejecutivo que pondrá en marcha su contestada política de reformaslarazon

La Comisión Europea recuerda a Francia y concretamente a su presidente, François Hollande, su compromiso de «mantenerse» en el camino de las reformas, después de que ayer el primer ministro, Manuel Valls, presentara en bloque la dimisión de su Gabinete tras las discrepancias en el mismo sobre la política económica que debe seguir Francia para salir de la crisis. El portavoz de la Comisión, Chantal Hughes, no quiso pronunciarse abiertamente sobre la crisis de Gobierno en Francia, al tratarse de un asunto interno, pero hizo un guiño para que el nuevo Ejecutivo continúe en la misma línea que se defiende en Bruselas. «Hemos tomado nota de las declaraciones del presidente francés y lo que dijo su primer ministro de mantener las reformas. Ya hicimos nuestras recomendaciones sobre las reformas a llevar a cabo, que son públicas y siguen siendo válidas», explicó.

Tampoco quisieron valorar la crisis francesa ni el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ni la canciller alemana, Angela Merkel, preguntados durante su encuentro en Santiago de Compostela. Lo que sí defendieron fue la senda de las reformas, que España sigue recorriendo, según dijo Rajoy, mientras Merkel aprovechó para insistir en que las políticas de incrementar el gasto no siempre llevan implícito el crecimiento.

Desde Bruselas, el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Simon O'Connor, dijo que los países pueden aprovechar «la flexibilidad» que ofrece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para proponer políticas presupuestarias que favorezcan el crecimiento. Parece que Europa confía en que Francia mantenga sus políticas de reformas.

Hollande sabía que con Arnaud Montebourg como ministro de Economía no estaba contando con mucho apoyo para defender sus intereses. Las críticas de Montebourg hacia las políticas económicas dictaminadas desde Bruselas y Berlín no le hacían ser el favorito para las negociaciones en el seno de la Unión Europea. Se oían dos voces discordantes en las reuniones a distinto nivel del Consejo Europeo, la del ministro y la del presidente. La actitud del ministro tampoco ayudaba a que Francia consiguiera su objetivo de dirigir una cartera económica de peso en el nuevo reparto de altos cargos en la formación de la Comisión Europea, liderada por el luxemburgués Jean-Claude Juncker. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del sábado discutirá cómo solucionar el sudoku para que todos los intereses estén representados y será cuando Hollande apueste por el ex ministro de Economía, Pierre Moscovici, para la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios. Hollande tendrá más fácil la defensa de su propuesta si asegura que se acabarán las diferencias sobre política económica con el nuevo Gobierno formado por Valls.

Los ministros de Economía debatirán sobre política económica durante una reunión informal que mantendrán en Milán el próximo mes de septiembre. Y dos meses más tarde, la Unión Europea presentará sus previsiones económicas y la evaluación de los presupuestos de los países de la eurozona para 2015.

Y es aquí donde reside precisamente el mayor problema de Francia. El encefalograma plano en el que se encuentra su economía desde hace seis meses hipoteca el éxito de las ambiciosas reformas de Hollande. Su Pacto de Responsabilidad, que prevé reducir los impuestos a las empresas a cambio de crear empleo, quedará en punto muerto si la actividad económico no repunta con una previsión de crecimiento del 0,5 este año y el 0,9 en 2015.

Mientras, el plan trianual para recortar el gasto público en 50.000 millones de euros ha generado un cismo en el Partido Socialista, cuya ala izquierdista cree que el presidente de la República ha abrazado la política de austeridad que tanto había criticado antes y después de vencer a Nicolas Sarkozy en las presidenciales de 2012. El trámite parlamentario de la corrección del Presupuesto de 2014 sirvió a finales de abril a una treintena de diputados del PS para escenificar su desacuerdo con el nuevo rumbo del Gobierno de Manuel Valls. Ni siquiera la rebaja de impuestos a las rentas bajas parece haber calmado al sector crítico. Con Montebourg fuera del Gobierno, este verso libre del PS puede ser una amenaza aún mayor para el Gobierno si el ex minisro de Economía lidera a los diputados disidentes en la Asamblea Nacional. Actualmente, los socialistas cuentan con 291 diputados (sólo dos escaños por encima de la mayoría absoluta). Tan ajustada mayoría puede costar al Gobierno perder una votación parlamentaria, lo que precipitaría la convocatoria de elecciones anticipadas y una «cohabitación» entre Hollande y la derecha.

Sin embargo, el entorno del presidente insiste en que no hay marcha atrás. «A primeros de año ya cambiamos el rumbo y ahora nos piden que lo volvamos a cambiar. Los franceses están impacientes, pero no vamos a hacer una cosa y luego la contraria», advierte el ministro de Finanzas, Michel Sapin.

A punto de atravesar el ecuador de su mandato, el presidente francés ha dejado de ser referente para la izquierda europea tras el giro social liberal dado tras la derrota socialista en las municipales de marzo. Ahora es el joven primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien mejor representa a las voces críticas con la política de austeridad impuesta por Berlín.