Baltimore

La Fiscalía acusa de homicidio a seis agentes de Baltimore por la muerte de Freddie Gray

Imagen de los disturbios en Baltimore.
Imagen de los disturbios en Baltimore.larazon

Estallido de júbilo en las calles de Baltimore después de que la fiscal imputase a seis policías por el asesinato y la detención ilegal del joven afroamericano.

Estaba quieto. Tendido en el suelo en la Avenida McKean. Había recibido un disparo en la cabeza. Tenía 22 años. Murió más tarde en el hospital. Otro joven, de 23, fue herido en el estómago. Más tarde se registró otro tiroteo. Volvían a ser dos jóvenes. Esta vez de 20 y 19 años. En esta ocasión en la Avenida Garrison. Después vino otro en la calle Mosher. Ahora, el joven, también de 19 años, recibió el tiro en la espalda. El día anterior murieron otros dos: Andre Hunt, de 28 años, y Davon William Johnson, de 26. «Son las bandas. Pero, los medios no dicen nada de esto. Estáis todos con las revueltas. ¿Qué reuveltas? Aquí siempre hay muertes. Pero habéis venido ahora», explica un afroamericano, que prefiere que no se le tome ninguna fotografía. «Digamos que me llamo Craig. Mira por ahí van. Lo sé porque esos son los ‘‘Guerrilla Blacks’’ van con camisetas blancas. Y luego los otros, que van de rojo. Son adolescentes. Pero, son peligrosos porque no les importa nada», indica cerca de Penn-North Sation. «Ya verás mañana. Van a volver a cargar. Odian a todo el mundo. Sobre todo a los blancos. Les culpan de todos sus problemas. Y no dejan salir a los jóvenes del barrio, a los que no quieren esta vida. Aquí todos lo tienen bastante jodido. Mañana volverá a haber problemas», apunta (por ayer) cerca del CVS en la Avenida Pennsylvania, que fue devorado por las llamas. Este tramo de la calle se convirtió en la «zona cero» de las protestas. «Es una pena. Estoy con dolor en el pecho. Muy estresada», indica Lauren, una joven blanca. «Era uno de los únicos tres sitios en el barrio donde podías coger las cosas y luego pagarlas. Y ahora está quemado. Con el resto tienes que decir lo que quieres cuando vas a comprar algo, y te lo dan. Nadie se fía porque siempre roban. Ahora el CVS está quemado» repite la joven que critica a la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake. «Dice que quiere que las cosas vuelvan a la normalidad. Pero, ¿qué normalidad? Aquí siempre ha habido problemas. Que diga qué clase de cambio quiere. Eso sí», se queja de los comentarios que ha hecho estos días la política demócrata.

Recibió con sorpresa el anuncio de la fiscal del Estado de Maryland, Marilyn J. Mosby, sobre el dictamen de homicidio realizado por el forense sobre la muerte de Freddie Gray. En una rueda de prensa, anunció que se habían hallado pruebas suficientes para presentar seis cargos contra los oficiales de Policía, entre ellos asesinato en segundo grado, asalto y negligencia. «He asegurado a su familia que nadie está por encima de la ley, y buscaremos justicia en su nombre», reconoció Mosby en la rueda de prensa en la que anunció los cargos. Una decisión que contrasta con la rutina que se ha seguido hasta ahora: Al fiscal general, le llevaba meses anunciar su decisión sobre si presentar o no una acusación. Además, solía dejar libre en la mayoría de los casos al policía en cuestión, cuya intervención estaba amparada por la ley. Generalmente, demarcada por una línea difusa que cruzaba lo que se entiende por brutlidad policial.

«Gray sufrió lesiones severas en el cuello como resultado de ser esposado, encadenado por los pies y por no ser sujetado con un cinturón cuando estaba en la furgoneta del departamento de Policía de Baltimore», explicó Mosby que recordó que Gray fue colocado bocabajo en el suelo. Poco después del anuncio de la fiscal general, de 35 años, que lleva sólo unos meses en su puesto, las calles de Baltimore estallaron esta vez de júbilo. Mientras, los soldados de la Guardia Nacional y los oficiales de Policía no quitaban ojo a los manifestantes. El lunes la protesta pacífica en recuerdo de Freddie Gray, de 25 años, se convirtió en violenta después de que se unieran miembros de las bandas de Baltimore.

Hoy seguirá el toque de queda de diez de la noche hasta las cinco de la mañana. Así, durante el fin de semana hasta el lunes. A mediodía se espera una gran manifestación en el Ayuntamiento. La alcaldesa ha sido objetivo de todo tipo de críticas este semana. Al principio, se dijo que favorecía la brutalidad policial. Después que estaba en contra de los oficales de la Policía. El Ayuntamiento parece mucho más lejano estos días del puerto que baña el río Patapsco, donde se encuentran las tiendas de lujo y los mejores restaurantes de la ciudad. En uno de ellos, la camarera de la barra lleva sus bebidas a dos oficiales de Policía hasta donde están sentados. Les trata con especial atención. Se ven las calles de Baltimore en las dos televisiones que tienen sintonizados los canales de noticias. Pero nadie parece hacerles caso. Es como si no se hablase de lo que ocurre al otro lado de la ciudad. ¿Por qué hay tanta Guardia Nacional? «No lo sé. Llevan pasando todo el día. Pero no lo sé», explica una afroamericana que sirve las copas. En esta zona, están ajenos a lo que ocurre en la otra parte de la ciudad en West Baltimore. Allí, precisamente el éxito consiste en salir de ese barrio.

Robert Freeman, de 56 años, insiste en una conversación con este diario en que ahora reside en una zona buena de Baltimore. «Pero sí quiero ayudar a los jóvenes a que salgan de todo esto», añade el afroamericano que encontró su billete de salida del suburbio a través de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. A su juicio, «el cambio es difícil». «Todo esto está ligado a la falta de oportunidades –añade–. Hay muchos recortes en programas sociales y exenciones de impuestos a los ricos. Así no se puede». Freeman recuerda que la historia de esta ciudad está ligada al crimen, el desempleo, la pobreza y la brecha racial. Las medidas que se anuncian estos días son sólo parches hasta el próximo altercado. Y entonces todos nos volveremos a preguntar: ¿qué ocurre en Baltimore?