Política

Elecciones en Alemania

La gran coalición puede esperar

Peer Steinbrück (segundo por la izquierda) junto al resto de los principales candidatos
Peer Steinbrück (segundo por la izquierda) junto al resto de los principales candidatoslarazon

La canciller alemana, Angela Merkel, parece ser como un agujero negro que devora todo lo que tiene a su alrededor. Así sucedió ayer con sus socios de Gobierno durante los últimos cuatros años, el Partido Liberal, que, con el 4,5% de los votos, se quedó sin representación parlamentaria tras perder a sus electores entre el «voto útil» por la Unión Cristiano Demócrata (2,2 millones) y los euroescépticos de la Alianza por Alemania (450.000).

Los grandes perdedores de la noche electoral confirmaron los temores de las encuestas y quedaron fuera del Parlamento federal por primera vez en sesenta años. Anoche se lamían las heridas tras perder diez puntos en las urnas. Han pasado del 14,6% al 4,5%. Tanto el vicecanciller y presidente del partido, Philipp Rösler, como el candidato y líder parlamentario, Reinhard Brüderle, pusieron sus cargos a disposición del partido. «Es una noche difícil», reconocía el cabeza de lista liberal antes las cámaras. «Es el peor resultado que hemos tenido. Son horas difíciles. Como candidato, asumo toda la responsabilidad. Con el resultado definitivo tendremos que intentar que la voz de los liberales se siga escuchando en Alemania», aseguró Brüderle. El descalabro en Baviera de hace una semana, cuando el FDP quedó fuera del Parlamento de Múnich por un 3% de votos, fue sólo el anticipo de lo que les esperaba ayer. No sólo quedaron fuera del Bundestag, sino que también sufrieron una sonada derrota en el «Land» de Hesse, que también acudía a las urnas. Su debacle dejará el rico estado federado del centro de Alemania en manos de una coalición rojiverde.

No muy distinto era ayer el ambiente en la Willy Brandt Haus, la sede del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), tras sumar apenas tres puntos con respecto a 2009, cuando fue castigado por el electorado con su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial. El candidato del SPD, Peer Steinbrüc, sustituyó su habitual arrogancia por la humildad al reconocer el mediocre resultado. «No obtuvimos los resultados que queríamos para conseguir nuestros objetivos», reconoció. «Fue una fantástica campaña llena de contenido», aseguró ante las caras largas de la audiencia, que sólo celebró el final de la coalición cristiano demócrata liberal. «La pelota está ahora en el tejado de Merkel» y es ella la que «debe ver cómo hace para lograr una mayoría», subrayó antes de conocer la envergadura de la victoria de la CDU. A su lado, el presidente del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, reconocía que la jornada «ha sido un gran éxito para la Unión y la felicitamos».

Entretanto, tal y como anticipaban las encuestas, Los Verdes vieron frustrada su intención de suceder a los liberales del FDP como el partido bisagra de la política alemana. Con el 8,2% de votos obtenidos (dos puntos y medio menos que hace dos años), son relegados por los ex comunistas de Die Linke (La Izquierda), que obtuvo el 8,3% de votos, a ser la última fuerza política del nuevo Bundestag, que pasará de cinco a cuatro grupos parlamentarios. Una nefasta campaña centrada en la subida de impuestos y la introducción de un día vegetariano en los comedores escolares han hecho mella en un partido que hace dos años y medio contaba con una intención de voto del 28% y amenazaba con superar a los socialdemócratas, con los que aspiraba volver a gobernar. «Habrá cambios tanto en las personas como en las ideas», dijo su presidente, Cem Özdemir.

Candidato quemado busca relevo

Tras el repunte en los sondeos que consiguió con su buena actuación en el cara a cara electoral, el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, no logró las expectativas. El SPD ha subido en respaldo electoral, pero tiene muy poco que celebrar. El de ayer fue uno de sus peores resultados en su historia. La errática campaña de Steinbrück no ha convencido a un electorado que deseaba continuidad. Sus meteduras de pata diciendo que la canciller gana poco dinero o que Beppe Grillo y Silivio Berlusconi son unos «payasos» sólo contribuyeron a hundir una fosa que la cúpula de su partido había cavado para él al obligarle a dar un giro a la izquierda que él no deseaba. Si finalmente se aleja la posibilidad de reeditar una Gran Coalición, los socialdemócratas perderán la única oportunidad de influir en el Gobierno y usar su gestión como plataforma para ganar las próximas elecciones. Quemado Steinbrück, la presidenta de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, se perfila como el arma más valiosa para intentarlo en 2017.