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Venezuela: La hora de Europa

No importa cómo de grandes sean los errores de la comunidad internacional y especialmente de algunas democracias consolidadas, el apoyo a Guaidó es la única opción para la democracia.

Imagen de los venezolanos que protestaron en Madrid contra Maduro
Imagen de los venezolanos que protestaron en Madrid contra Madurolarazon

No importa cómo de grandes sean los errores de la comunidad internacional y especialmente de algunas democracias consolidadas, el apoyo a Guaidó es la única opción para la democracia.

El Parlamento Europeo aprobó la semana pasada una resolución a favor de reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela e invitó a los Estados miembro a hacer lo mismo.España, Francia, Alemania y Reino Unido lanzaron un ultimátum a Nicolás Maduro para que convocase elecciones libres o reconocerían al opositor. El plazo expiró ayer domingo. EE UU y bastantes países de América Latina ya han reconocido a Guaidó.

En este explosivo escenario resurge el fantasma de una intervención militar para derrocar al régimen. Las razones para una intervención internacional en un Estado soberano son siempre de carácter humanitario y hacen referencia a la idea de exportar la democracia y fomentar el respeto de los derechos humanos sobre la dictadura y los tiranos del momento.

EE UU se mantiene prudente ante la idea de una intervención o de una contribución esencial a un conflicto armado en el nombre del mundo libre. Las buenas intenciones para derrocar brutales regímenes autoritarios se han traducido en el fracaso de estas campañas que han desencadenado una trágica realidad. Las desafortunadas guerras de Afganistán, Irak, Libia y Siria han exportado e internacionalmente sus inestabilidades, así como inimaginables sufrimientos y muertes de civiles, mientras la promesa de la democratización de los países ha quedado completamente olvidada.

Por otra parte, los partidarios de la intervención pueden argumentar que la situación en Venezuela es diferente que las anteriormente mencionadas en términos de fracturas políticas en la sociedad: la gran mayoría de las población muere de hambre y se une en contra del Gobierno respaldado en mayor medida por el Ejército.

Además, la situación es desesperante en términos de violación de derechos humanos por parte del «legítimo» Gobierno y exige una pronta solución a través de la acción y presión de la comunidad internacional. Solo en las últimas semanas las FAES, las fuerzas especiales de la policía controlada por Maduro, han asesinado a 70 personas y han detenido a otras 700 con 80 menores de edad e incluso algunos niños pequeños. El rol de la sociedad civil y de la élite política emergente de Venezuela es fundamental para construir una cultura política de participación esencial para el establecimiento y consolidación de la democracia.

Como establece el famoso economista Acemoglu en esta situación la participación de las instituciones políticas será vital para dejar a la economía recobrar la dirección correcta con organismos inclusivos que favorezcan la participación de la mayoría de los ciudadanos para lograr el crecimiento.

La primacía de la UE como poder civil respecto al Estado de derecho y a los derechos humanos, con una fuerte consolidación de los sistemas democráticos y las economías de libre mercado efectivas es todavía un modelo y puede construir un consenso en la comunidad internacional necesario para solventar la crisis. A fin de tomar el liderazgo de ese proceso, la UE debe superar las fracturas con sus Estados miembros y tomar inminentes y fuertes posiciones comunes de la política exterior de la UE. Algunos de los Estados fundamentales de la UE, como Francia, necesitan recuperar su credibilidad internacional, después de la intervención en Libia.

En resumen, un punto debe estar claro para los Estados: no importa cómo de grandes sean los errores de la comunidad internacional y especialmente de algunas democracias consolidadas, el apoyo a Guaidó es la única opción para la democracia. La forma y la intensidad del apoyo puede ser adaptadas a fin de abordar los fallos del pasado, por ejemplo, evitando cualquier forma de intervención militar si esto pudiese causar mas sufrimiento a la población, por posibles represalias del régimen de Maduro, o incluso peor, daños y perjuicios colaterales con muertes de civiles.