Braga

La huelga de maestros muestra el descontento de los funcionarios en Portugal

El paro de profesores portugueses, con una elevada incidencia según los sindicatos, mostró hoy el descontento de los empleados públicos con las medidas de austeridad del Gobierno conservador, que afronta una huelga general la próxima semana.

El paro de profesores portugueses, con una elevada incidencia según los sindicatos, mostró hoy el descontento de los empleados públicos con las medidas de austeridad del Gobierno conservador, que afronta una huelga general la próxima semana.

El Ejecutivo minimizó los efectos de la protesta, que fue masiva según los convocantes, y aseguró que un 70 % de los estudiantes pudo hacer el examen nacional de acceso a la universidad.

Los dos principales sindicatos del sector -la Federación Nacional de Profesores de Portugal (Fenprof), afiliada a la central comunista CGTP, y la Federación Nacional de Educación (FNE), encuadrada en la socialista UGT- calcularon la adhesión a la huelga entre el 80 y el 90 por ciento.

El paro sirvió de ensayo de la huelga general contra el Ejecutivo conservador convocada para el próximo día 27 por la CGTP y la UGT, que agrupan alrededor de 1,2 millones de trabajadores en un país de 10,5 millones de habitantes, y se mostraron muy satisfechas con la respuesta de los profesores.

Las dos centrales sindicales piden, con el apoyo de la oposición de izquierda, el fin de las políticas de austeridad en Portugal y medidas para reducir el desempleo, que sobrepasa el 18 % en medio del tercer año consecutivo de recesión en el país.

La protesta de hoy y la del día 27 pretenden frenar el plan del primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, para recortar otros 4.700 millones de gasto público antes de 2015, como prevén los acuerdos del rescate financiero luso con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los funcionarios públicos, que ya han visto mermados sus salarios y derechos laborales, absorberán casi dos terceras partes de esos recortes presupuestarios en forma de despidos, reducción de pagas y aumento de la jornada laboral de 35 a 40 horas semanales.

Los profesores constituyen el gremio más numeroso de los empleados públicos lusos, unos 200.000 de un total cercano al medio millón, y también mostraron su descontento con las medidas aprobadas por el Ejecutivo con una gran manifestación celebrada el pasado sábado en Lisboa.

En relación al paro de hoy, el ministro de Educación, Nuno Crato, aseguró, sin dar cifras de participación, que la huelga no impidió que hiciera el examen nacional de portugués, uno de los principales para el acceso a la universidad, el 70 % de los 75.000 alumnos inscritos en esa prueba.

Pero, según las declaraciones de portavoces sindicales y los informes de medios lusos desde escuelas repartidas por todo el país, la jornada fue caótica para muchos alumnos, que intentaron sin éxito realizar la prueba para la que se habían preparado.

El Gobierno y las federaciones de la enseñanza se acusaron mutuamente de la falta de un acuerdo para desconvocar el paro o cambiar la fecha del examen, que ante el cierre de centros se realizó en algunos caso en cantinas, de acuerdo con los sindicatos.

Estudiantes de colegios de las ciudades de Braga y Viseu se manifestaron e irrumpieron en las aulas descontentos porque la falta de profesores no permitió que todos hicieran el examen, y el alboroto obligó en algún caso a intervenir a la Policía.

En el liceo Camoes de Lisboa, uno de los mayores de la capital, la dirección informó de que solo un centenar de los quinientos estudiantes convocados al examen pudieron hacer la prueba.

El Ministerio de Educación anunció, en medio de las quejas de las asociaciones de padres, que el examen tendrá otra fecha en el ya apretado calendario de las próximas semanas y se repetirá el 2 de julio.

El marxista Bloque de Izquierda, que al igual que el Partido Comunista luso alentó la protesta, pidió la dimisión de Crato, tras responsabilizarle del perjuicio causado a los alumnos y del intento de enfrentarlos a los profesores.