Elecciones en Italia
La inmigración y el desempleo alimentaron el voto más radical
La mayoría de los «millennials» apostó por el M5E o se abstuvo, mientras que los jubilados volvieron a confiar en Berlusconi como su líder.
La mayoría de los «millennials» apostó por el M5E o se abstuvo, mientras que los jubilados volvieron a confiar en Berlusconi como su líder.
Y ahora, ¿qué? Es la pregunta que se hacen los italianos después de comprobar que viven en un país totalmente fragmentado y descontento, como ha quedado demostrado con los buenos resultados del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga. El mapa político muestra una clara división entre el sur, donde se ha proclamado vencedor el M5E, y el centro y norte del país, dominados por la coalición de derechas de Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia. El «grillismo» –como se conoce al partido fundado por Beppe Grillo–, se ha impuesto principalmente en el sur y en las islas. Llama la atención que en Sicilia y Cerdeña ha hecho desaparecer prácticamente al resto de partidos. Asimismo destaca su victoria en Campania, donde en Nápoles, uno de sus líderes, Roberto Fico, ha conseguido el 58% de los votos, mientras que el PD, el partido de Renzi, que gobierna en la región, se quedó por debajo del 20%.
El centro derecha, sin embargo, convence con su coalición en Lombardía y el PD, el de Renzi, conquista tan sólo dos regiones: la Toscana y el Trentino Alto. En la región de las Marcas, donde en febrero tuvo lugar el ataque racista de Luca Traini, que llegó a ser candidato por la Liga, la coalición liderada por Berlusconi y Salvini se alzó con la victoria. El PD perdió en regiones con tradición de izquierdas como Basilicata o, sobre todo, en Emilia-Romaña, donde en muchas circunscripciones se impuso la coalición de derechas, al igual que en Umbria, conquistada enteramente por la unión de Forza Italia y la Liga.
Pero una de las claves para entender los resultados son sin duda los jóvenes y el desempleo, puesto que sólo el 17% de ellos tiene trabajo. Además, el número de jóvenes –entre 25 y 34 años– con trabajo ha disminuido más que en ningún otro país europeo y apenas llega a cuatro millones. Y son ellos los que han castigado a los partidos tradicionales y se han decantado por el absentismo o por el M5E. Según datos de la Fundación Migrantes, en 2016, 124.000 italianos dejaron el país. A todo esto, hay que sumar los problemas de inseguridad, la crisis económica y la inmigración, uno de los temas en los que se centraron Berlusconi, líder de Forza Italia, y Salvini, de la Liga, prometiendo la expulsión de 600.000 migrantes con el objetivo de intentar aglutinar el voto ultra.
Según los sondeos, de los «millenians» llamados al voto –unos 500.000 en toda Italia– únicamente habrían acudido a las urnas el 40%, por lo que el 60% mostró así su desencanto en la política. Los que sí acudieron a las urnas lo hicieron para dar su apoyo al M5E, lo que también explicaría el éxito del partido populista.
La coalición de centroderecha cuenta con el 48% de los votos por debajo de los 50 años. La Liga y los Hermanos de Italia atraen a más del 30% de electores con menos de 35 años y los mayores de 64 años siguen teniendo a Berlusconi como su principal líder político, que recibe el 40% de sus votos.
En Lombardía continuará liderando la derecha según los resultados de las elecciones regionales, celebradas ayer. Attilio Fontana se ha declarado indiscutible ganador con el 55% de los votos a su favor, lo que le convierte en el sucesor de Roberto Maroni, de su mismo partido, y gracias al apoyo de Forza Italia, Hermanos Italia y Nosotros con Italia. Precisamente, el partido vencedor con el 34,25% fue el de la Liga.
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