La inseguridad y la inflación marcan la campaña argentina

BUENOS AIRES- Unas legislativas con sabor a presidenciales donde la gente vota más pensando en las elecciones de 2015 que en los diputados. En Buenos Aires, la madre de todas las batallas, el candidato oficialista, Martín Insaurralde, perdería frente el opositor Sergio Massa. Es lo que muchos analistas catalogan como un voto de castigo a la gestión del Gobierno kirchnerista. Ayer, ambos contendientes cerraron la campaña en sus respectivos feudos. Por un lado, Insaurralde protagonizó una caravana popular en el distrito de Lomas de Zamora, donde ejerce como alcalde y, por el otro, Massa protagonizó un mitin en un estadio del distrito de Tigre. «La gente dio por sentado nuestra consolidación como primera fuerza de la provincia, fue un mensaje de finalización del proyecto y sacó de la agenda la reelección de Cristina Kirchner. Hoy, la inseguridad y la inflación son los temas que más me preocupan», dijo Massa a LA RAZÓN, antes de comenzar el acto que ponía el broche a la campaña.

Este domingo, más de 30 millones de argentinos están convocados a acudir a las urnas para renovar 129 de las 257 diputados y 38 de los 72 senadores. Las elecciones son cruciales, porque reacomodarán a las fuerzas políticas en un Parlamento que será utilizado para las campañas de los líderes opositores que aspiran a suceder a Fernández en las presidenciales de 2015. Si se repiten los resultados de las primarias de agosto, en las que se definieron los candidatos de todos los partidos, el Gobierno mantendría una mayoría simple en la Cámara de Diputados, pero tendría problemas en el Senado. Descartada ya cualquier posibilidad de reelección, ahora todos los esfuerzos se centran en impedir que la oposición controle el Congreso. Los sondeos coinciden en que Massa ganará las elecciones legislativas con un 40%, en tanto que Insaurralde apenas llegaría al 30%, lo que implicaría una importante derrota para el kirchnerismo.

SIN NOTICIAS DE CRISTINA

Ayer, durante el cierre de campaña, Insaurralde, candidato del Frente para la Victoria, reconoció que «extraña» a Cristina Kirchner y aclaró que no tiene diálogo con la presidenta desde su intervención por un hematoma en el cráneo. No es el único, ni siquiera el vicepresidente, Amado Boudou, tiene contacto alguno con ella. Y es que CFK permanece aislada en su quinta de Olivos, protegida por su guardia pretoriana, comandada por Máximo, su hijo.