Elecciones en Estados Unidos
La polarización en América
En la década de los sesenta, el ex gobernador George Wallace, dijo: «La diferencia entre dos partidos no es mayor que una moneda de diez centavos». Él formó un tercer partido y ganó en cinco estados. Sin embargo, lo que Wallace dijo no era cierto; las agudas diferencias en materia de derechos civiles y Vietnam llevaron a millones de estadounidenses a cambiar de un partido a otro constantemente. Una de las lecciones que sacamos de los debates republicanos y demócratas es la diferencias de tono, materias y súplicas. Entre los demócratas lo que se destacó fue el tono civilizado. Los candidatos señalaron sus diferencias en el pasado. Bernie Sanders, por ejemplo, recordó que se había opuesto a la guerra de Irak cuando Clinton apoyó a George W. Bush. Lo que quedó claro es que ni Sanders ni O’Malley ganarán, pero su carrera presidencial puede que no terminar aquí. ¿Podrá ser O’Malley ser la vicepresidenta del ticket demócrata? ¿Y Sanders un puesto en el gabinete? Ambos fueron cordiales con Hillary, porque ella se hará con la candidatura. Ni siquiera el mini-escándalo sobre un ayudante de Sanders que había espiado a Clinton a trajo una disculpa de él ni el perdón de ella.
Más allá de quien gana o pierde, queda patente en este ciclo electoral la polarización de la sociedad. Esto es altamente significativo en la convergencia de la religión con la política. Un ejemplo: en 1976 unos 23 millones de votantes blancos evangélicos y cristianos dividieron sus votos entre demócratas y republicanos. En 2012, sin embargo, se fueron con los republicanos. Uno de los aspectos más importantes de los debates que hemos vivido es que las cuestiones que tratan los candidatos como la cuestión migratoria sí han creado una diferencia entre republicanos y demócratas mayor que una moneda de diez centavos en los tiempos de George Wallace.
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