Sociedad

«La prohibición del velo aumentará la radicalización en Europa»

Entrevista con Leila Nachawati Rego, profesora hispanosiria de Comunicación en la Universidad Carlos III y especialista en Oriente Medio

La Razón
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Entrevista con Leila Nachawati Rego, profesora hispanosiria de Comunicación en la Universidad Carlos III y especialista en Oriente Medio

La abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE), Julianne Kokott, ha asegurado que puede ser admisible prohibir llevar velo en una empresa cuando la compañía enmarque esa prohibición dentro de una política de neutralidad en materia religiosa o de convicciones. La jurista comunitaria, cuya opinión suele tener en cuenta y seguir el tribunal antes de pronunciar sentencia, considera que la prohibición podría estar justificada cuando se trata de una norma general de la empresa que impida llevar de modo visible símbolos políticos, filosóficos y religiosos en el puesto de trabajo.

La polémica en torno al uso del velo no es nueva en Europa, pero estos días se retomó el debate después de que una trabajadora belga, de confesión musulmana, fuese despedida de su empresa tras manifestar su intención de utilizar esta prenda en su puesto de trabajo como recepcionista en la sociedad G4S Secure Solutions.

Leila Nachawati Rego, profesora hispanosiria de Comunicación en la Universidad Carlos III y especialista en Oriente Medio, se muestra muy crítica con las consecuencias que podría tener esta medida en el desarrollo laboral de las mujeres musulmanas en Europa. Y advirtió de que esta prohibición supondría un enorme obstáculo para la integración de toda la comunidad musulmana en territorio comunitario.

–¿Estamos ante un caso de discriminación o ante una «política de neutralidad religiosa» de las empresas, como sostiene la abogada general del TJUE?

–La política de neutralidad suena muy bien, pero se traduce al final en la discriminación de una religión muy concreta. Al final, el velo no deja de ser una vestimenta, una prenda, que cada mujer carga de un simbolismo distinto y que es fruto de la propia lectura que hace del mismo. Quienes discriminan a las que lo llevan lo hacen en base a sus propios prejuicios, sin pararse a pensar en lo que significa para esas mujeres.

–¿La prohibición del velo obstaculiza la integración de la mujer en el mundo laboral europeo?

–Claro que la obstaculiza. Lo que se consigue con esto no es que las mujeres no lleven velo, sino que no trabajen. Entonces, ¿qué se consigue relegándolas al ámbito doméstico? Se está señalando con el dedo a gente por llevar una indumentaria concreta. A mí me gustaría que la gente que toma este tipo de decisiones hable menos de las mujeres musulmanas y se centre en hablar más con ellas. Que las escuchen antes de juzgarlas. Personalmente, estoy en contra del burka porque considero que inmoviliza a la mujer y le impide hacer una vida normal. Sin embargo, el hijab (o velo islámico) no interfiere en el desempeño de su trabajo, por ejemplo, en una oficina.

–Este tema tan polémico, ¿genera un distanciamiento cultural?

–En realidad, lo que provoca esto es más tensión en la convivencia social, más discriminación, que la gente mire como «bichos raros» a estas mujeres. Y si lo que queremos es integrarlas, mejor sería aceptar lo que hay debajo del velo a dejar que éste nos impida tratarlas como personas normales.

–¿Pueden las declaraciones de esta representante europea estar allanando el camino ante una nueva sentencia?

–Me preocupa mucho este tema. Al prohibir esto, lo que vemos es cómo algo que forma parte de una normalidad cultural e identitaria inofensiva y que no interfiere en las vidas ajenas se convierte en un símbolo de rechazo, que ha empujado a la gente a sentirse discriminada y a radicalizarse, en un último extremo. Además, para mi gusto, no deja de ser un acto machista el decirle a una mujer cómo se tiene que vestir. Tanto por un lado como por otro. Es decir, el pensar que el feminismo se basa en ir destapada es igual de terrible que entender que el feminismo es todo lo contrario. Las mujeres tienen que ser libres de decidir si se lo ponen o se lo quitan sin imposiciones.