Siria
La violencia toma «Syria Street»
Los enfrentamientos entre antisirios y prosirios en Líbano se cobran cinco vidas en los dos últimos días
«Syria street», la avenida que separa los barrios rivales de Jabal Mohsen y Bab al Tabbaneh en la costera ciudad de Trípoli, se ha convertido de nuevo en el campo de batalla entre prosirios y antisirios. Los enfrentamientos armados que comenzaron el martes se recrudecieron ayer en Trípoli dejando un balance de seis muertos y medio centenar de heridos. Los combates callejeros entre alauíes de Jabal Mohsen y salafistas de Bab al Tabbaneh son un reflejo de la crisis en Siria.
Estos dos barrios han sido testigos de la peor violencia sectaria que ha vivido Líbano desde que terminó la guerra civil en los 90. Las tensiones entre seguidores y retractores del régimen sirio se reavivaron a raíz de laa muerte de una veintena de combatientes salafistas libaneses que cayeron en una emboscada de las fuerzas sirias en la localidad fronteriza de Tal Kalakh. A pesar del despliegue de fuerzas libanesas en Trípoli y de los retenes del Ejército en las entradas y salidas de estos dos vecindarios rivales, hombres armados se enfrentaron con rifles y granadas de mano.
Ante el estallido de violencia en el norte de Líbano, las escuelas públicas suspendieron sus clases y la mayoría de los comercios de la zona cerraron sus puertas. Ayer no había un alma en «Syria street»; sólo se oía el silbido de las balas de los francotiradores. Muchos vecinos han decidido no salir a la calle por temor a que una bala perdida o un obús pueda traer todavía más tragedia.
La vida en Jabal Mohsen y Bab al Tabbaneh se ha vuelto muy peligrosa a pesar del refuerzo de militares en Trípoli. El Ejército libanés a penas puede controlar la situación y los llamamientos de los políticos a mantener la calma no han dado demasiados resultados. Hasta la fecha todas las treguas han sido volátiles y cualquier acontecimiento ha servido de excusa para avivar de nuevo la violencia sectaria. El primer ministro libanés, Najib Miqati, que se encuentra de viaje en Italia, advirtió ayer en una declaración «que no se debe caer en el fuego que arde alrededor de Líbano» y exhortó a los residentes de su ciudad natal (Trípoli) a «no ser arrastrados a batallas que sólo conducirán a la muerte y la devastación». El riesgo a un contagio total es un escenario cada vez más plausible. En plena regionalización del conflicto, ayer Siria aceptó devolver a Líbano los restos de los combatientes libaneses muertos el viernes pasado en territorio sirio, cuyo número exacto aún se desconoce.
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