FARC

Las FARC celebra un congreso para convertirse en partido político

La organización, que seguirá siendo marxista, tiene garantizados diez escaños en el Congreso

Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", a su llegada para participar en el Congreso Nacional de las FARC
Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", a su llegada para participar en el Congreso Nacional de las FARClarazon

La organización, que seguirá siendo marxista, tiene garantizados diez escaños en el Congreso.

Tras más de cinco décadas en la selva de Colombia, las FARC, el grupo guerrillero más grande del país, comenzó ayer la conformación de su partido político con la celebración de un congreso Bogotá y con la promesa de crear una coalición alternativa de izquierda. Todavía está por anunciar el nombre que tendrá el partido surgido de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como resultado del histórico acuerdo de paz firmado el año pasado con el Gobierno de Juan Manuel Santos.

Dichos acuerdos garantizan a los ex combatientes un total de diez escaños en el Congreso y la misma financiación que el Estado proporcionar a los otros 13 partidos políticos, además del equivalente a medio millón de dólares en fondos para un centro de pensamiento político para las FARC.

El líder de la organización, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, dijo ayer que si la nueva fuerza política quiere concitar el apoyo de los sectores de izquierdas «debemos dirigirnos a la nación sin dogmas ni sectarismos, ajenos a toda ostentación ideológica, con propuestas claras y sencillas».

Sin embargo, la organización ha dicho que se seguirá apegada a sus raíces marxistas y se enfocará en ganar los votos de los campesinos, la clase trabajadora y la clase media urbana con un programa basado en la justicia social. Sin embargo, enfrenta la oposición de muchos colombianos que relacionan a la guerrilla con secuestros y terrorismo. Un sondeo reciente revela que menos del 10% de los colombianos tendrían confianza total en los rebeldes como partido político, mientras que una amplia mayoría dijo que nunca votaría por un ex guerrillero al Congreso.

Adam Isacson, del think tank Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, aseguró que aunque las FARC tienen muy mala imagen en Colombia «no todo está perdido, ya que el mensaje de redistribuir la riqueza y acabar con la injusticia social probablemente dé resultado en muchas zonas pobres del país».

La llegada de esta organización a la política se ha encontrado con la feroz resistencia de líderes como el ex presidente Álvaro Uribe. Después de que a principios de año se aprobara una ley que ratifica la transformación del grupo terrorista en partido político, la Corte Suprema colombiana está ahora debatiendo la constitucionalidad de dicha norma. Los críticos dicen que los ex guerrilleros no debería entrar en política si antes no han pasado por un tribunal de paz especial. «No tiene sentido que un criminal de guerra pueda ser presidente de Colombia», afirma Camilo Pérez, ex comisionado para la Paz. Pero partidarios como Iván Cepeda, del izquierdista Polo Democrático Alternativo, sostienen que la incorporación política de las FARC es el mejor medio para asegurar una paz duradera.

En los últimos días, surgieron las críticas hacia esta organización tras hacer público la lista con sus bienes y patrimonios, valorada en 326 millones de dólares. El problema vino porque el inventario incluía enseres domésticos sin valor comercial alguno, y según el acuerdo de paz firmado en noviembre pasado, los activos deberían servir para reparar a víctimas del conflicto. Las autoridades han conminado al grupo a que aclare cuánto dinero y propiedades tiene para seguir adelante con su transformación en partido político. Ap