Política

Estados Unidos

Las mujeres dan un paso al frente en la política de EEUU

Son el 52% de la población del país, pero apenas ocupan el 20% de los cargos públicos. La llegada de Trump a la Casa Blanca ha disparado su interés por optar a ellos

Kristi Noem, Stacey Abrams, Kyrsten Sinema, Christine Hallquist, Rashida Tlaibb y Deb Haaland
Kristi Noem, Stacey Abrams, Kyrsten Sinema, Christine Hallquist, Rashida Tlaibb y Deb Haalandlarazon

Son el 52% de la población del país, pero apenas ocupan el 20% de los cargos públicos. La llegada de Trump a la Casa Blanca ha disparado su interés por optar a ellos.

Las mujeres van ganando terreno hacia las posiciones más altas de la carrera política en Estados Unidos, pero todavía les falta mucho camino por andar. Si bien es cierto que están batiendo récords históricos y que hay más féminas que nunca presentándose a unas elecciones de mitad de mandato, las cifras en esos puestos de poder todavía las sitúan muy por debajo de los hombres. Y una mayor participación en las urnas no garantiza, por ahora, una mayor representación en la toma de decisiones.

La disparidad entre unos y otros forma parte del día a día en el país de las oportunidades. Las mujeres representan más de la mitad de la población en Estados Unidos, un 52% del total, pero su presencia en primera línea política apenas llega a un 20%. En la actualidad, menos incluso de ese 20% de la Cámara de Representantes son mujeres, 84 en total, frente al 20% exacto de las del Senado. Además, todavía once de los cincuenta estados del país siguen sin contar con una sola mujer en la Cámara, sin olvidar tampoco que tan solo cuatro de ellas son gobernadoras de estado. Es decir, un bajísimo 8% del total.

Aun así, algo parece haber cambiado esta vez. Y es que en las elecciones «midterms» de 2016 se presentaron la mitad de las que lo han hecho ahora. Para el próximo 6 de noviembre, 235 mujeres optan a la Cámara de Representantes, lo que bate ampliamente el récord de 2016 (167 se presentaron entonces), y 22 se presentan al Senado (el máximo anterior era 18 en 2012), según datos de septiembre ofrecidos por el «Center for American Women» de Rutgers. Además, serán once las candidatas al cargo de gobernadora y 182 las que optarán a un sillón en la Cámara de Representantes. Una cifra nunca vista en unas elecciones en EE UU.

Desde que Trump está en el poder, el interés de las mujeres por alcanzar cargos políticos ha aumentado exponencialmente, según datos de Emily's List, organización que promueve la participación femenina en política. En 2016, no llegaron a mil las que manifestaron su interés por presentarse a algún cargo electo. Ahora en 2018, esa cifra ha crecido hasta las 42.000 interesadas. «Estamos viendo un número sin precedentes de mujeres que se postulan debido a las políticas que la Administración Trump está impulsando», resalta Vanessa Cárdenas, directora nacional de la organización, en entrevista a LA RAZÓN. «La motivación de las candidatas supone un cambio radical en la política estadounidense y disminuirá la brecha en la representación por sexos».

Tan sólo dos años han pasado de las últimas elecciones y la cifra de mujeres candidatas en estos comicios se ha duplicado. La gran mayoría de ellas, un 75%, se presentan por el Partido Demócrata, por lo que alcanzar la igualdad de género en política requerirá de una mayor movilización y representación también entre las militantes del Partido Republicano, más reacias a dar el paso. De hecho, la gran participación de mujeres en las urnas no se va a traducir necesariamente en la misma representación en puestos de poder, ya que muchas de esas candidatas compiten por un mismo cargo pero por distintos partidos.

Otra de las novedades que dejarán los comicios del próximo martes es que no solo aumenta la convocatoria del género femenino, sino que, dentro de éste, también lo hace la diversidad. El listado de las actuales candidatas incluye también mayor variedad que nunca: jóvenes, solteras, latinas, negras y musulmanas, rompiendo estereotipos de postulantes tradicionales en las anteriores citas electorales. Por primera vez una mujer podría ser gobernadora de estado y, a la vez, la primera nativa americana del país en ese cargo. Es el caso de Paulette Jordan con su candidatura por Idaho.

La gran ola feminista que cruza el país de costa a costa parece haber cambiado las reglas del juego, arrasado con muchas mentalidades e incitando a la acción. Surgida a raíz del movimiento #MeToo, coincidiendo con la mayor marcha de mujeres organizada en la capital del país y muy poco después de la toma de posesión de Trump. También comentarios misóginos del presidente y algunas de sus decisiones más polémicas han generado mucha crispación social. Un reciente ejemplo es la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh al Supremo, acusado por intento de violación y abusos sexuales, y el verosímil testimonio de su supuesta víctima ante el comité del Senado, acompañada de un amplio despliegue mediático.

«Ver perder a Hillary Clinton sacudió a muchas estadounidenses, les hizo pensar que tal vez no habíamos llegado tan lejos como habíamos creído hasta este momento», añade Vanessa Cárdenas.

Las mujeres tendrán también la última palabra en algunas decisiones clave de estas elecciones, como por ejemplo en el estado de Pensilvania. La victoria estará en sus manos, después de arrasar en las pasadas primarias: siete mujeres demócratas y una republicana. Y los demócratas necesitan precisamente ganar en ese estado, representado sólo por hombres en la Cámara, para conseguir su gran objetivo, volver a tener mayoría en la Cámara Baja.