Le Pen pasa el testigo a su nieta

El presidente honorario del Frente Nacional renuncia a ser cabeza de lista en las elecciones regionales y propone que lo sea la joven Marion Maréchal

La hija le gana la primera batalla al padre. El combate paternofilial en el seno del partido ultraderechista francés Frente Nacional (FN) se lo ha llevado Marine Le Pen, que ha conseguido que su progenitor, Jean-Marie, retire su candidatura a la presidencia de su feudo, la región Provenza Alpes Costa Azul a las elecciones regionales de diciembre. «No me presentaré, aunque creo que yo sería el mejor candidato del Frente Nacional», aseguró ayer el fundador y presidente honorario de la formación al diario «Le Figaro». Tira la toalla, justifica, porque «no seré yo quien cause daño» al partido. En su lugar, el ex paracaidista de 86 años propone a su nieta Marion Maréchal-Le Pen, de 25 años, sobrina de Marine e hija del fundador de las juventudes del FN, por «ser seguramente la mejor» opción. Figura en alza de la ultraderecha y más cercana ideológicamente a su abuelo, Marion ha preferido mantenerse al margen de la guerra familiar para «no dar la impresión de aprovechar la situación». Sin embargo, muchos ven a la benjamín del clan como la figura de consenso para terminar con la disputa. Su tía la describe como «joven, diputada, valiente, competente, y tiene una cualidad extra: se llama Le Pen».

La actual presidenta del partido ha impuesto su liderazgo para llevarse la victoria en una batalla que empezó la semana pasada tras una nueva serie de exabruptos de su padre. Marine, que hasta ahora se limitaba a dejar pasar la tempestad y mantenía las broncas en la esfera privada, parece decidida esta vez a soltar lastre. En represalia, afirmó que no apoyaría la candidatura de Jean-Marie a las regionales en el feudo donde cosechó una tercera parte de sus votos en las últimas europeas. Varios analistas políticos coinciden en que esta rivalidad no ha sido más que un golpe mediático para mostrar el liderazgo de Marine.

Candidato a las presidenciales en cinco ocasiones, la máxima hazaña de Le Pen fue pasar a la segunda vuelta en 2002 frente a Jacques Chirac. Pero trece años después, su sucesora aspira a mucho más y los sondeos le son favorables. De celebrarse hoy elecciones en Francia, Marine Le Pen barrería en una primera vuelta. Pero para la lideresa, llegar al Elíseo pasa por intensificar su estrategia de «respetabilizar» el partido, y lo menos que se puede decir es que su padre no le facilita la tarea. El jueves pasado, Le Pen repitió una frase que ya levantó ampollas en el Parlamento Europeo en 2009: «Las cámaras de gas son un detalle de la historia de la II Guerra Mundial». El año pasado, cuando un grupo de cantantes negros y de origen judío amenazaron con irse de Francia si la formación ultra ganaba, Jean-Marie respondió con un provocador: «Les ofreceremos una hornada, la próxima vez».

Falta por ver cómo reaccionarán los militantes, si Marine decide desposeer a su padre de la presidencia de honor de la formación. En círculos privados, Le Pen sigue jactándose de ser quien mantiene unido al FN y no parece estar dispuesto a dar la guerra por perdida. De cara a la reunión que la dirección del partido celebrará el viernes para estudiar posibles sanciones contra su fundador, el eurodiputado advirtió ayer de que «iré a defenderme, obviamente, pero también a atacar» porque «Marine está destruyendo el Frente Nacional».

Marion Maréchal-Le Pen / Diputada francesa

La joven promesa de la extrema derecha

Su imagen de joven rubia, delgada y sonriente engaña a primera vista. A sus 25 años, Marion Maréchal-Le Pen está más cerca de las ideas derechistas de su abuelo que del lavado de imagen emprendido por su tía. Participó activamente en las manifestaciones contra el matrimonio gay y mantiene una posición muy dura en inmigración. Su popularidad no deja de crecer desde que ganó su escaño en 2012. Durante el último congreso del Frente Nacional en noviembre, fue la dirigente más votado por los militantes.