México
El legado de AMLO: una democracia debilitada
Su estrategia fallida de «abrazos y no balazos» contra el narco convierte su mandato en el sexenio más violento de la historia de México
México votó por un viento fresco de reformas democráticas y se encontró con un huracán de mandato personalista. En 2018, más de 30 millones de mexicanos dieron su voto de confianza a Andrés Manuel López Obrador, que durante años había prometido acabar con los privilegios de unos pocos, combatir la corrupción enquistada y resolver la inseguridad del país. Seis años después, el país americano hace un balance polarizado de la controvertida figura de López Obrador.
En México, los aspirantes presidenciales no pueden ser reelegidos así que los seguidores de AMLO apoyarán, en las elecciones del próximo domingo, la continuidad de la llamada Cuarta Transformación personificada en Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena, discípula de López Obrador y clara favorita para ganar los comicios. La alternativa es Xóchitl Gálvez, que consiguió reunir la confianza de los tres grandes partidos de oposición (PRI, PAN y PRD) para hacer un gran frente anti-AMLO.
AMLO ha gobernado estos seis años creando su legado introducir algunas medidas económicas en favor de los pobres y mucha narrativa. Las palabras y el lenguaje son claves para entender la envergadura de su impronta personal en el día a día de México. Nada más llegar a Palacio Nacional autodenominó su mandato como la Cuarta Transformación poniéndose a la altura de los héroes de los otros momentos clave de la historia de México: La Independencia en 1821, la Reforma de Benito Juárez y la Revolución de 1910.
«Esta forma de hacer política fue inaugurada en Rusia en la última década, emulada por Trump e imitada por López Obrador desde que llegó al poder. Se suma al universo de políticos que utilizan los gestos, los símbolos , los mensajes mediáticos, la resignificación de las palabras y la reapropiación de la historia. La política como camuflaje para esconder lo que está ocurriendo debajo del vestuario y atrás del telón», escribe la politóloga Denise Dresser en «¿Qué Sigue?».
Entre sus medidas estrella la subida del salario mínimo, cheques de ayudas sociales que recibe el 80% de los hogares mexicanos y el fortalecimiento del peso mexicano. AMLO ha mantenido durante su mandato una media de aprobación en torno al 60%.
El escenario escogido para la escenificación de su transformación es La Mañanera –o la tempranera–, la cita diaria con la prensa donde a partir de las 7 de la mañana y durante cerca de dos horas el presidente marca la agenda del país, anuncia las grandes iniciativas transformadoras, fija el discurso preponderante y donde expone y ridiculiza a los periodistas que se atreven a cuestionarlo.
Sin embargo, la transformación dista mucho de lo prometido. La principal preocupación de los mexicanos era y sigue siendo la violencia y inseguridad. Con un país cansando y hastiado de la «Guerra contra el Narco», iniciada por el presidente Felipe Calderón y continuada por Enrique Peña Nieto, López Obrador introdujo su estrategia de «abrazos y no balazos» para hacer frente al crimen organizado. Su apuesta era apuntar a las razones de fondo y a las causas que llevan a los jóvenes a sumarse a las bandas criminales en lugar de atacar directamente a los cárteles. Sin embargo, los datos de muertes violentas en México siguen siendo alarmantes.
A pesar de descensos puntuales, las víctimas de asesinato se han mantenido por encima de los 30.000 muertos cada año, según las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Al número de muertos oficiales hay que sumarle los que no se clasifican como homicidios pero que probablemente sí lo fueron, los cuerpos no recuperados que yacen en fosas comunes o los miles de desaparecidos en toda la geografía. El sexenio más violento de la historia de México.
A solo unos días de elegir una nueva presidenta, la gran pregunta es si AMLO seguirá teniendo influencia en el futuro de México. ¿Pondrá fin ahora a una trayectoria de más 40 años en la vida pública de México? «La democracia mexicana es una democracia estable y consolidada. Durante 70 años en México gobernó el PRI. A partir del año 2000 llevamos tres alternancias de poder (PRI, PAN y Morena). Los mexicanos y nuestras instituciones hemos dado pruebas de tolerancia, de pluralidad y estabilidad», explica a LA RAZÓN el profesor Javier Oliva Posada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El presidente ha asegurado, por activa y por pasiva, que se retirará a su finca de Palenque y desaparecerá completamente de la vida política de México. Solo el tiempo dirá.
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