África Occidental
Los líderes de Senegal y Mali se reúnen para construir una nueva hoja de ruta panafricana
Ousmane Sonko y Assimi Goita se encontraron en Bamako como "hermanos"
El primer ministro de Senegal, Ousmane Sonko, se reunió este lunes en Bamako con el líder de la junta militar maliense, Assimi Goita, en un encuentro que no debe pasarse por alto a la hora de considerar la nuevo dirección que está tomando África Occidental. Ambos líderes reforzaron los lazos de amistad entre sus respectivas naciones y se separaron expresando palabras de apoyo mutuo.
Ousmane Sonko es ya una figura conocida en el continente. Su postura como principal opositor al gobierno de Macky Sall le valió una temporada en la cárcel, pero también el apoyo masivo de la juventud senegalesa (la media de edad del país es de 19 años), que busca en él un cambio de rumbo que saque al país africano de las crisis económicas, las trabas al desarrollo y el neocolonialismo francés. La condena judicial que pesaba sobre él le impidió postularse como presidente del país, por lo que fue Bassirou Faye, su mano derecha, el encargado de hacerlo y de ganar las elecciones del pasado mes de marzo con una victoria aplastante en nombre de Sonko y de su partido, PASTEF. Faye, que también visitó Mali poco después de su investidura, fue nombrado presidente del cambio en Senegal; Sonko no tardó en ser nombrado primer ministro por el propio Faye.
Assimi Goita llegó al poder con métodos menos ortodoxos. Un golpe de Estado exitoso en 2021 le concedió las llaves del poder, convirtiéndole en el primer líder del Sahel que sigue la nueva línea panafricanista de corte militar y que afecta hoy de igual manera a los gobiernos de Burkina Faso y de Níger. Aunque la ideología de ambos dirigentes coincide en numerosos puntos, no deben olvidarse las diferencias que definen a cada uno por separado a la hora de comprender la política de la región. Mientras ambos abogan por un nuevo camino donde los socios tradicionales de la región (con Francia a la cabeza) queden en un segundo plano en detrimento de naciones como Rusia, China o Turquía, y ambos se definen como panafricanistas sin remarcar sus diferencias, el carácter democrático de Sonko/Faye marca una distinción a tener en cuenta.
Primero, porque su acceso al poder por la vía democrática legitima sus pretensiones ante la comunidad internacional. Goita, por el otro lado, es señalado por su carácter golpista y por sus políticas autoritarias y, en ocasiones, alejadas de los derechos humanos. Igualmente, Sonko/Faye gobiernan un país en paz donde Goita debe hacer frente a la amenaza yihadista y a los rebeldes independentistas radicados en el norte del país. Es evidente que el desarrollo político y social no será el mismo en un país en paz que en un país en guerra, donde este último se ve forzado a adoptar medidas más autoritarias que sirven para combatir al enemigo… pero también para asentar los cimientos de un gobierno autócrata.
En este contexto de ideas en común (ambos dirigentes desean, por ejemplo, que sus países se desvinculen del franco CFA para crear una nueva moneda) pero ejecutadas de diferente manera fue el encuentro entre Sonko y Goita. En términos generales, la reunión podría considerarse como un éxito para sus seguidores. Ambos expresaron la amistad entre ambas naciones, donde Sonko llegó a decir que “los senegaleses y los malienses somos el mismo pueblo”, y el primer ministro de Senegal quiso transmitir su pésame por la masacre ocurrida hace escasas semanas en la localidad de Tinzaouatene. Sonko añadió que “la reunión que tuvimos hoy fue muy fructífera. Nos permitió revisar todos los temas de actualidad y discutir de manera abierta, no de manera formal o solemne, sino como hermanos. Como bien dijo [Goita], cuando vengo aquí estoy en casa y vengo a hablar con mis hermanos”.
El líder senegalés ha sido en los últimos años un firme opositor a las políticas de embargo que han sufrido Mali, Níger y Burkina Faso por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), algo que facilita sus relaciones con Goita. También mostró su desacuerdo, aún estando en prisión, cuando se insinuó que tendría lugar una intervención armada en Níger tras el golpe de julio de 2023 (cosa que finalmente no ocurrió). Cabe a remarcar que, si la visita de Bassirou Faye a Mali estuvo definida por una actitud equidistante entre la CEDEAO y las juntas militares, casi podría decirse que dialogante (pese a que él negó ser un mediador en este asunto), Sonko no ha dudado en expresar su firme apoyo a Assimi Goita y, en extensión, al resto de regímenes que han surgido en la región durante los últimos años.
En las declaraciones que prestó tras el encuentro con Goita, Sonko dijo que “respetamos a Mali en sus decisiones, respetamos a Burkina Faso en sus decisiones y respetamos a todos los países en sus decisiones, lo cual entendemos. Entonces, ¿de qué se me acusa? ¿Trabajar para seguir reuniendo a la familia africana? ¿Desde cuándo se le puede reprochar a un panafricanista que haga todo lo posible para que permanezcamos unidos en marcos sólidos, en lugar de dividirnos?”. Su postura parece clara, aunque Sonko nunca fue de los que se andan con medias tintas a la hora de comunicar sus opiniones.
El aspecto clave en esta reunión es que Senegal se reafirma como el mejor interlocutor disponible en la crisis que enfrenta a la Alianza de Estados del Sahel, compuesta por Mali, Níger y Burkina Faso, y la CEDEAO. Senegal es una potencia respetada en la región y que hace gala de una extensa tradición democrática, igual que sus relaciones con Europa se mantienen con fuerza pese a la victoria de Sonko y Faye en las pasadas elecciones. Mientras las juntas militares han decidido romper con la CEDEAO, los nuevos líderes senegaleses abogan por un cambio de la institución desde dentro. Pero el resultado, a grandes rasgos es el mismo: una revolución panafricana 2.0 que desate definitivamente los lazos entre Francia y África Occidental, con las consecuencias que acarrearía en todos los campos sociales y políticos… en lo bueno y en lo malo.
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