Tecnología militar

Lockheed Martin no podrá entregar todos los F-35 previstos en 2023: estos son los motivos

La multinacional tenía previsto entregar para este año hasta 156 aeronaves

Tres cazas F-35 de Lockheed Martin
Tres cazas F-35 de Lockheed MartinUS Air Force

Lockheed Martin, el mayor fabricante de armas del mundo, ha avisado de que no podrá cumplir con los planes de producción y entrega del caza de quinta generación F-35 en 2023 debido a los importantes retrasos en la ejecución de las actualizaciones del avión. El director ejecutivo de Lockheed, Jim Taiclet, y el director financiero, Jay Malave, advirtieron recientemente de que los problemas de software y hardware figuran entre los motivos que explican este retraso.

En concreto, se cita los contratiempos sufridos con los motores F135 de Pratt & Whitney de Raytheon, detectados en el accidente de un F-35 en Fort Worth, Texas, en diciembre de 2022, lo que llevó a los responsables de la compañía a parar la producción durante tres meses.

También retrasó las entregas un problema de "hardware" relativo a la actualización tecnológica Tech Refresh 3 (TR-3), que incluye nuevas computadoras, procesadores y "software" que proporcionan la base de la actualización del Bloque 4 del F-35, que a su vez contará con nuevos sensores, guerra electrónica ampliada y capacidades de recopilación y difusión de información.

El teniente general Michael Schmidt informó a los congresistas estadounidenses que dicha mejora no estará lista hasta diciembre de 2023 como muy pronto y podría demorarse hasta abril de 2024.

Lockheed no informó del número de aviones que se verán afectados, pero se sabe que la multinacional tenía previsto entregar para este año hasta 156 aeronaves, informa Air and Space Forces Magazine. Desde la invasión rusa de Ucrania, Alemania, Canadá, Finlandia, Suiza, República Checa y Rumania han anunciado su intención de adquirir este avión furtivo de quinta generación.

Los retrasos son parte consustancial en la industria tecnológica y de armamento, pero en el caso del F-35 ha sido uno de sus principales escollos del programa. De hecho, el avión solo entró en servicio en 2015, quince años después de su primer vuelo de demostración.

Pese a los años acumulados en el desarrollo de este caza, el F-35 sigue aún sin estar listo para el combate de alta intensidad, con decenas de fallos técnicos de diseño aún sin resolver y más por descubrir, dice Military Watch. Además, las tasas de disponibilidad se han mantenido muy bajas en gran parte debido a fallos en el motor. Recientemente publicamos que solo la mitad de la flota de cazas F-35 del Pentágono está en condiciones para realizar misiones de guerra, lo que se considera un porcentaje muy por debajo del objetivo del 65% establecido por el Departamento de Defensa de EEUU. Además, se encuentran en un estado de preparación que el director del programa F-35 califica de "inaceptable".

El F-35 se ha convertido en el principal avión demandado por las fuerzas aéreas europeas y también de países asiáticos como Japón y Corea del Sur, si bien también está integrado en otros países como Israel y Canadá. La mayoría de los países de la OTAN ya lo tienen o han anunciado su compra en un futuro. El último en hacerlo ha sido Rumanía. El único país que tiene vetada la compra del F-35 es Turquía, que ha preferido comprar tecnología bélica rusa en lugar de estadounidense. Washington no tolera que Ankara haya comprado precisamente a Rusia los misiles S-400 diseñados para derribar aviones como el fabricado por Lockheed Martin.

Actualmente, la flota estadounidense del avión furtivo fabricado por Lockheed Martin es de 540 unidades. A nivel mundial, ya han sido entregados un total de 890 aeronaves si bien el mes pasado BAE Systems anunció que había transferido a Lockheed Martin el fuselaje trasero número 1.000 desde las instalaciones de la empresa en Lancashire, Reino Unido, donde se fabrica el fuselaje trasero de todos los F-35.

No se descarta que el Pentágono haga grandes recortes en los pedidos del F-35 sobre una estimación previa de 3.000 unidades. Muchos congresistas se han quejado del excesos en los costes operativos del avión y también en la aparición de alternativas tecnológicas como las nuevas generaciones de aviones no tripulados.