Incendios

Londres pone cara a la catástrofe

Gloria dejó Italia en busca de una mejor vida y residía con su novio en la planta 23 del edificio Grenfeel. «No quiero morir», fueron sus últimas palabras. Familias enteras también han desaparecido

Londres pone cara a la catástrofe
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«Tengo toda mi vida por delante, no quiero morir». Éstas eran unas de las últimas palabras que Gloria Trevisan, de 26 años, le dijo a su madre por teléfono la noche del incendio de la torre Grenfell. Sus padres no tienen «ninguna esperanza» de encontrarla con vida. Ella forma parte de la lista de des-parecidos del fuego que se ha cobrado ya la vida de 58 personas, aunque la cifra sigue sin ser definitiva y puede aumentar, según confirmó ayer la Policía Metropolitana. «Hemos trabajado sin descanso los últimos cuatro días para establecer cuántas personas había en la torre Grenfell durante la noche, pero somos incapaces de decirlo con seguridad. Lamentablemente sabemos que había 58 personas que estaban allí y siguen desaparecidos y por tanto, tristemente, tenemos que asumir que están muertos», aseguró ayer el comandante de la Policía Metropolitana Stuart Cundy en una conferencia de prensa. Cundy confirmó también que «la cifra de 58 víctimas puede cambiar, realmente espero que no, pero puede aumentar».

Éste es el mayor temor de las familias afectadas. Junto a Gloria, la noche del miércoles, se encontraba Marco Gottardi, su novio, del que su familia tampoco tiene esperanzas de encontrarle con vida. Ambos vivían en la planta 23, la penúltima del edificio, a la que se habían mudado hace poco. Como muchos jóvenes habían emigrado a Londres buscando una oportunidad; ambos eran arquitectos y, tras graduarse y probar suerte en su Italia natal, decidieron mudarse a la capital británica en marzo. «Trevisan no lograba encontrar un trabajo en Italia por el que le pagasen más de 300 euros al mes», explica una fuente al periódico «The Telegraph». Ya en Londres, Gloria encontró un trabajo por el que le pagaban 1.800 libras (2.000 euros) y estaba feliz de iniciar esta nueva oportunidad en su carrera.

Según la abogada de la familia de Gloria, Cristina Sandrin, la joven llamó a su madre en cuanto se inició el fuego. Califica sus palabras de «terribles y agonizantes». La primera llamada se produjo cuando se inició el incendio. En la segunda, a las dos de la mañana, la madre de la joven habló directamente con Marco, que intentó tranquilizarlos asegurando que los bomberos habían llegado ya al edificio. Mientras todo ocurría, sus padres veían con impotencia por la televisión cómo el edificio en el que la pareja vivía era pasto de las llamas, que ascendían a las plantas altas a una velocidad «sin precedentes», según declararon los responsables de los bomberos. La última llamada de Gloria a sus padres, ya a las 4 de la mañana, hacia presagiar lo peor. Gloria le decía a sus padres: «Siento tanto que no voy a volver a abrazarte de nuevo. Tengo toda mi vida por delante, no es justo, no quiero morir. Quería ayudarte, gracias por todo lo que habéis hecho por mí. Me voy al cielo, espero ayudaros desde allí», contaba la familia al diario italiano de «La Repubblica». Los padres de Marco han asegurado a la prensa italiana que «no hay nada que puedan hacer más que esperar un milagro».

La historia de Marco y Gloria se repite entre aquellos que han perdido sus vidas en la torre. La Policía aseguró ayer que «es una prioridad absoluta para la investigación averiguar quién estaba en la torre» y confirmaron que hay al menos «52 familias afectadas, incluidas las que fallecieron en la torre y las que se encuentran en los hospitales».

Familias enteras siguen buscándose, como es el caso de los Choucair, Nadia y Bassem, sus hijos Mierna, de 14 años, Fatima, de 11, y Zeinab, de tres, y la abuela de estos, Sirria, siguen desaparecidos. Varios familiares han identificado a Nadia en fotos del incendio. En éstas se puede ver como ésta, desesperada, agita un tela desde su piso en la parte superior de la torre, para atraer la atención mientras pide ayuda. La hermana de Nadia, Sawsan aseguró a la Prensa que no han logrado contactar con ellos y cada día que pasa la esperanza de encontrarlos con vida disminuye. Ella logró hablar con Nadia, que vivían en el piso 22, a las tres de la mañana, «estaban gritando, sólo gritaban, y yo les decía que intentaran buscar una salida o algo».

En la misma planta que la familia Choucair vivían Nura Jamal, su marido Hashim y sus hijos Yahya, Firdows y Yaqub. Tampoco se sabe nada de ellos desde el incendio. Estas dos familias no son las únicas desaparecidas. Un piso más abajo, en el 21, residían Abdul Aziz el-Wahabi, de 52 años, su mujer Faouzia, de 42, y sus tres hijos, Yasin, 21, Nur Huda, 15, y Mehdi, de 8. Todos siguen desaparecidos.

Algunas familias se encuentran completamente destrozadas, ya que mientras intentaban escapar del incendio perdieron a varios de sus seres queridos. Isaac Shawo, de cinco años, no logró escapar con su madre y su hermano. El entorno de Jessica Urbano, de 12, sigue desesperada, no logra encontrarla. Y Nicholas Burton se despertó hace unos días en el hospital sin saber qué había sido de su mujer, María del Pilar, de 65 años. Algunos vecinos aseguraron que vieron salir a ambos del edificio, pero no logran localizar a María. «Está desesperado, ella tiene Alzheimer», dice uno.

más de 6.000 llamadas

Además de los que residían en la torre, la Policía también ha asegurado que no se sabe con seguridad quién podría a ver ido esa noche a la torre –para visitar a amigos o familiares– y por tanto no se conoce la cifra exacta de personas que podrían haber fallecido. Por ello, los investigadores, que han recibido más de 6.000 llamadas desde que ocurriese el accidente, pidió ayer a la ciudadanía que colaborase con ellos. «Si alguien estuvo en la torre esa noche, y logro escapar y no se lo ha comunicado a sus familiares o a la Policía, pido urgentemente que contacte con nosotros. No me importa porque no lo han hecho antes», aseguraba el comandante de la Policía metropolitana ayer.

Los allegados de las víctimas claman ahora por los restos de sus familiares fallecidos y quieren respuestas. Exigen saber qué ocurrió y por qué no se revisó con anterioridad la seguridad de este edificio de protección oficial. «Quiero que sepan que tienen el compromiso absoluto de que tan pronto como podamos, recuperaremos a aquellos que fallecieron en la torre», aseguraron ayer los portavoces de la investigación. Aunque la espera va a ser muy larga para los afectados, ya que el comandante de la Policía les advertía de que «el tiempo que llevara recuperar e identificar a las personas que murieron allí va a ser significativo» y «puede llevar más que semanas».